Desde el 11 de mayo en el ciclo online de La Nave de los Sueños y la BNMM

Marcos Martínez se adentra en los "Sueños" de las personas que viven en situación de calle

"Detrás de cada persona en situación de la calle, hay una historia de vida, un conflicto personal, que la gran mayoría de los medios de comunicación no reflejan porque abordan la temática desde una mirada global y muchas veces estigmatizante", dice en una charla con EscribiendoCine.

Marcos Martínez se adentra en los "Sueños"  de las personas que viven en situación de calle
lunes 10 de mayo de 2021

Desde el martes 11 de mayo, se puede ver de manera gratuita, a través del ciclo on line que organiza La Nave de los Sueños y la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, Sueños (2020), documental de Marcos Martínez que focaliza sobre el universo onírico de las personas que viven en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires.

A partir de la narración de sus sueños más imágenes cotidianas de dónde viven, se construye un relato coral que describe y reflexiona sobre la vida de las personas en situación de calle. Su pasado y presente, también de algún modo su futuro, aparecen en los relatos de sus sueños. Lentamente se va rasgando el velo de la realidad cotidiana hasta llegar al mundo íntimo de las personas que viven en un estado de invisibilidad para gran parte de la sociedad. Así, partiendo desde lo más particular, se reflejan las consecuencias de un país con una histórica desigualdad y exclusión social. 

¿Cómo aparece la idea de hacer Sueños?
La génesis de la película surgió hace muchos años a partir de una frase que leí en una nota periodística sobre la vida dentro de las cárceles. La frase, que una persona presa la decía a modo de código carcelario, era “Nunca despiertes a un preso si lo ves durmiendo porque es el único momento en que está libre”. Me gustó mucha esa interpretación del sueño como un espacio sagrado y como la posibilidad de fuga, de vivir una realidad distinta, aunque sea por unas horas. La frase dio mucho tiempo vuelta en mi cabeza hasta que al ver cada vez más personas con todos sus derechos vulnerados durmiendo en las calles de la ciudad de Buenos Aires, empecé a preguntarme si a ellos les sucedía algo similar con el dormir. Y también me preguntaba si en verdad tenían la posibilidad de conciliar y encontrar el sueño. Estas preguntas me impulsaron a ponerme en contacto con diferentes personas que viven en situación de calle. Al contarme sobre sus noches, encontré que se repetían ciertos tópicos: lo difícil de lograr un sueño profundo, la dificultad de discernir entre el estado de vigilia y el de dormir, la presencia de fantasmas del pasado en los sueños. También que al contar sus sueños muchas veces se les mezclaban con pensamientos que tenían antes de dormirse y con deseos frustrados. Me gustaba entonces pensarlos y tomarlos como sueños documentales. Así es que sentí que a partir del relato de sus sueños era posible conocer más en profundidad sobre sus personalidades e historias de vida. Y llegar a que se revelen diferentes elementos íntimos que difícilmente surjan en una clásica entrevista periodística.

¿El hilo conductor ya lo tenías de antes o apareció durante el rodaje?
Desde un principio tenía definido que iba a ser una película con una estructura coral con muchas voces protagonistas. Y también que los relatos de los diferentes sueños llevarían adelante el pulso de la película. Del mismo modo, la puesta de una cámara muy cercana cada vez que cuentan un sueño, con primeros planos, detalles de sus marcas en el cuerpo, con la idea de generar un clima de intimidad. Por otra parte, sabía que la ciudad de Buenos Aires no solo sería el escenario de la película sino también de algún modo protagonista de la historia. Y entonces que era relevante presentar diferentes espacios de la ciudad con el objetivo de potenciar la propuesta de un relato coral. Pero, como suele pasar en la mayoría de los documentales, la estructura del guion terminó de aparecer en la isla de edición. Y más en este caso que durante el rodaje fueron surgiendo nuevas escenas como así también por la gran cantidad de material grabado que nos brindaba muchas opciones de relatos.

¿Cómo trabajaste la elección de los personajes? ¿Fue en base a personas o sueños?
La primera idea fue basarme en los sueños, casi como que me había convertido en un cazador de sueños callejeros. Pero con el transcurrir del trabajo de campo empezaron también a cobrar fuerza las personalidades y la manera cotidiana de subsistir en la calle de los posibles protagonistas. El equilibrio ideal era que la historia de vida de cada persona y su sueño tengan un mismo grado de fuerza. Pero por supuesto no siempre lo encontrábamos. Entonces muchas veces el camino era profundizar aún más el vínculo con un protagonista, grabar bastante más con él, con el fin de lograr potenciar su intervención en la película.

¿Qué consignas les tirabas para que lograrán abrirse frente a la cámara?
Fue fundamental todo el trabajo previo antes de grabar. Contar con el acompañamiento de diferentes entidades que abordan la problemática resultó muy relevante para los primeros acercamientos. Del mismo modo tener una trabajadora social en el equipo de rodaje. Después era ir afianzando un vínculo de confianza con los protagonistas, donde lo más importante era generar un espacio de charla horizontal, en el que hablábamos de muchos temas cotidianos y personales. Así fue que con parte del equipo de la película compartimos con los protagonistas muchos días de caminatas improvisadas por la ciudad, partidos de trucos en parques, cenas en comedores. Y era increíble lo que sucedía después de que me contaban algún sueño. Para ellos era como un momento de desahogo emocional, de compartir un secreto guardado, de agradecimiento por la escucha atenta.   

¿La pensaste como una película con una mirada esperanzadora a diferencia de otras que plantean la desesperanza a la hora de retratar problemáticas sociales?
No sé si diría una mirada esperanzadora. Pero sí pensé desarrollar una mirada que genere un estado de reflexión y sensibilidad sobre una histórica problemática social. Detrás de cada persona en situación de la calle, hay una historia de vida, un conflicto personal, que la gran mayoría de los medios de comunicación no reflejan porque abordan la temática desde una mirada global y muchas veces estigmatizante. Se los presenta y reconoce únicamente como gente de la calle, es decir, de algún modo se los despersonaliza. Que cuenten sus sueños en un documental siento que es una manera de representarlos como sujetos, como personas. También busqué correrme del golpe bajo, la condescendencia o el paternalismo de la corrección política.

¿Qué te gustaría que suceda con el espectador al enfrentarse a Sueños?
Que pueda acercarse de otro modo a la difícil realidad de las personas que viven en situación de calle. Y que de algún modo se sienta interpelado como ciudadano ante esta problemática social. Es fuerte como en la vorágine del día a día pareciera que integramos naturalmente al paisaje urbano encontrarnos con personas que duermen a un costado de la vereda, dentro del hall de cajeros automáticos y en plazas. Ojalá que la película genere en los espectadores lo que sostienen muchas organizaciones sociales sobre que es fundamental “visibilizar para humanizar”. 

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