Crítica de "Ópera villera", abrir las puertas a las orquestas comunitarias

Los proyectos de orquestas comunitarias florecen hace varios años en Latinoamérica, y Argentina no es la excepción. La ausencia de instituciones que alberguen y que brinden oportunidades a niños y jóvenes encontró una contracara en la voluntad de construcción colectiva sustentada por estos proyectos, emplazados a lo largo y a lo ancho del país.

Mailén Ubiedo Myskow es una joven compositora, instrumentista y docente apasionada por la posibilidad de compartir a través de la música. Desde los talleres que organiza en barrios populares siembra trabajo colectivo y cosecha vocaciones. El documental de Ana Farini y Néstor Sánchez Sotelo sigue a Mailén y a los jóvenes músicos a través de la preparación del Primer Festival de Ópera Villera, que se realizó en noviembre de 2021 en Buenos Aires.

Aunque los realizadores de la película no se presentan en primera persona, los ensayos, el crecimiento y los sueños de quienes protagonizaron el Festival son retratados con indiscutible fe en la potencia de la música cuando es un puente y no un bien de consumo. Es evidente que para llegar a esta película se partió de mucho material: clases, ensayos, presentaciones, historias y testimonios de todo tipo; sin embargo, el recorte es sintético. Los testimonios dan cuenta de algunas aristas de la realidad en la que se desenvuelven las vidas de los jóvenes músicos, generando intimidad pero sin abundar en detalles que busquen golpes bajos: a través de una posición de leve distancia, Farini y Sánchez Sotelo arribaron a un buen equilibrio.

Se puede crecer en la música académica o fuera de ella, pero no hay una música para unos y otra para otros. En Ópera Villera (2022), niños y jóvenes instrumentistas y compositores, docentes de música y músicos profesionales dan cuenta de la fuerza que tiene la música cuando se comparte, cuando es una herramienta para comunicarse y para crecer.