Nueva película de la directora de "Hacer la vida"

Alejandra Marino se involucra en la trata de niños con “Ojos de Arena”

“Me interesaba mucho centrar la búsqueda en las consecuencias, y en cómo las personas cambian sus vidas. Tenemos un ejemplo muy patente en la historia argentina que son las Madres y las Abuelas, no estaba la idea de venganza, pero sí la idea de pareja que se vuelve a unir por la búsqueda y también algo de justicia poética para los personajes”, cuenta en una charla con EscribiendoCine.

Alejandra Marino se involucra en la trata de niños con “Ojos de Arena”
Alejandra Marino
Alejandra Marino
lunes 12 de abril de 2021

La directora presenta Ojos de Arena (2020), su nueva película escrita junto a Marcela Marcolini y protagonizada por Paula Carruega, Ana Celentano, Victoria Carreras, Joaquín Ferrucci y Manuel Callau, entre otros, que narra la desesperada búsqueda de un hijo.

¿Qué sentís al estrenar finalmente en sala?
De inestabilidad en este momento, porque si bien estoy muy feliz por el estreno no dejo de pensar que estamos en medio de una pandemia, que está en juego la salud de todos. A partir de la apertura de salas comerciales se deroga el decreto que tomaba como válido el estreno en plataformas, así que hay que estrenar, esperemos que todo salga bien, creo que es una película linda para los espectadores.

¿Es la primera vez que trabajás con otra persona en el guion?
En Francis trabajé con un guion de Fernando Saad, y en el caso de Ojos de Arena con Marcela Marcolini ya venimos trabajando, tenemos una sociedad que se llama Guion Service, que es puro guion, y mi primer oficio es el de guionista, por eso para mí es tan importante y nunca pienso que si trabajo con el guion de otro deja de ser una película de autor. Con Marcela trabajamos muy bien, nos entendemos mucho, y en este caso surge el tema a partir de imágenes, historias que me contaron en un viaje, y a partir de ahí tomamos la idea y desarrollamos la historia, investigamos bastante también.

La película posee rubros técnicos impecables y una idea vívida sobre la justicia, en donde la protagonista debe ir a buscar ella a su hijo ¿cómo apareció esta idea en el relato?
Me interesaba mucho centrar la búsqueda en las consecuencias, y en cómo las personas cambian sus vidas. Tenemos un ejemplo muy patente en la historia argentina que son las Madres y las Abuelas, no estaba la idea de venganza, pero sí la idea de pareja que se vuelve a unir por la búsqueda y también algo de justicia poética para los personajes. El título alude también al tiempo que corre en la búsqueda de los niños, que es clave. En el cine pienso en términos un poco mejor que en la vida real.

Más esperanzador…
Sí, y en un lugar hablamos con la gente de Missing Children y desalentar toda búsqueda es un disparate, hay una mirada hacia el futuro que eso también lo pienso en términos de personaje. Hay algo en Carla, la protagonista, que tiene que ver con lo que siente, con sus historias, que le viene de su trabajo como psicóloga. Lo pienso como algo que tiene ella adentro, del saber, pero también cómo opera la culpa.

A Carla la acompañamos en su búsqueda con un temple que no se doblega, Paula Carruega la compone de una manera única, ¿cómo fue el trabajo con ella?
Tuve una suerte inmensa. Generalmente los castings los hago personalmente, excepto en niños, y para el personaje de Carla vi muchas actrices, porque tenemos un acervo increíble de actores y actrices extraordinarios, y en Paula vi su formación, sus trabajos, y esa formación le da la capacidad, y creo que algo hubo en el tema, en los materiales que estuvimos viendo, ella utilizó un recurso que acordamos, y también los espacios que utilizamos para filmar ayudaron. Esto no me parece menor, salir de Capital Federal, estar en Ranelagh, encontrar esa casa, intervenida por el equipo de arte, estar allí todos los días, y eso se metía en la piel a los intérpretes. Paula tiene un arco expresivo muy amplio, además no se filma en forma correlativa, entrando en estados diferentes todo el tiempo. Siempre había una claridad sobre lo que el personaje requería y esto era importante para ella como actriz.

Volvés a trabajar con actores con los que ya estuviste anteriormente, ¿cómo se ensambla esto en el equipo?
Hay algo que acordamos con ellos en la construcción de los personajes para que estén siempre presentes. Con Ana Celentano había querido trabajar anteriormente con ella y ahora fue la oportunidad y hay siempre mucha confianza. Si no hay confianza estás en el horno, porque hay momentos en el rodaje en los que hay que ajustarse a un plan, hacer cosas rápido, hay mucha gente tras las cámaras, y si no hay confianza y esta especie de fe que tenemos para hacer cine, no se podría hacer. Victoria Carreras hizo, por ejemplo, un trabajo increíble para la película, transformándose completamente, trayendo cosas de su acervo familiar, tenerla a Sandra Sandrini, que hace mucho queríamos trabajar juntas, por ejemplo.

La película transita otros lugares de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, sé que para rodar en exteriores es complicado, ¿por qué tomaste igualmente la decisión de rodar estos espacios?
Era claro que los protagonistas debían trasladarse y buscamos mucho tiempo la casa, por muchos lugares y supimos que Cultura de Berazategui estaba apoyando los rodajes, con cuestiones, no materiales, pero sí asociadas a cortes de calle, colaborar en cuestiones de arte, y allí encontramos la casa, que permitió instalar a todo el equipo allí, moviéndonos por diferentes lugares de la provincia, además. Y eso me encanta, porque salís de tu lugar, de tu casa, ya estás en la película, además de encontrar mucha cordialidad. Sobre lo filmado en Constitución teníamos algunos permisos y en otros casos trabajamos “robando” imágenes, dándole ese aire de traslado sin recurrir a la ruta, permitiendo mezclar a los personajes con la gente, apoyando la idea que a “todos nos puede pasar”. 

¿Te gusta el cine de género? ¿Cómo fue hacerlo? ¿Volverías?
El thriller nos daba vía libre para que los siguiéramos a ellos y estuviéramos expectantes de lo que iban descubriendo, de las pistas que iban encontrando, y siempre estuvo esto de arrancar con el drama e ir mezclándolo con otros géneros. Me encanta. Yo siempre trabajo con misterio, no siempre desde el thriller, pero sí con las acciones de los personajes y el encadenado de las situaciones, de lo que no sabes que está pasando, del suspenso, y hay algo en esta época que hace que todos los géneros se crucen y está bueno.

¿Estás con algún nuevo proyecto?
Cuesta mucho hacer una película, con Marcela tenemos otro guion a punto de presentar para clasificar en el INCAA, desarrollando un documental, pero la verdad es que la pandemia no ha sido gratuita para nadie. No me puedo quejar, porque pude estrenar Hacer la vida, y esta, pero ahora hay muy poca gente filmando, algunos van a Uruguay, pero está muy complicada la cosa, ha sido un parate muy grande, resolviendo las cosas como cada uno pudo. Nunca ha sido fácil, ahora está mucho más complicado, veníamos de cuatro años de un Instituto complicado y en el traspaso tuvimos muchas expectativas. Esperemos que haya ideas, desarrollos, concursos, yo milito mucho con compañeras, con Acción, Género DAC, con Cartelera Feminista, equiparando las oportunidades, pero está todo muy complicado, aun entendiendo la situación extraordinaria, uno tiene que seguir, porque a grandes problemas hay que tener muchas ganas de resolverlo, no es la respuesta “no hago nada”. Estrenar una película te lleva un gran trabajo y una expectativa, pero la nueva tiene que ver con un género más vincular.

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