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Crítica de “En tierra de santos y pecadores”: Liam Neeson pone orden en Irlanda
Robert Lorenz, antiguo colaborador de Clint Eastwood, vuelve a dirigir a Liam Neeson tras “El protector” en esta película ambientada en la Irlanda de los años 70.
El director de Curvas de la vida (Trouble with the Curve, 2012) filma con un pulso narrativo clasicista En tierra de santos y pecadores (In the Land of Saints and Sinners, 2023), un relato de redención protagonizado por Liam Neeson.
El actor de Búsqueda implacable (Taken, 2008) interpreta a Finbar, un asesino a sueldo decidido a retirarse en un inhóspito pueblo irlandés. Un día, un grupo de revolucionarios, presentados como terroristas malévolos, llega al lugar y altera el orden. Cuando uno de ellos molesta a Moya (Michelle Gleeson), una niña del pueblo, el sicario vuelve a la acción, esta vez no por dinero, sino por honor.
Robert Lorenz ambienta la historia en la Irlanda de los setenta y aborda el conflicto histórico con un trazo grueso. Sin embargo, el centro del relato no es la cuestión política, sino la redención de los pecadores, con Neeson a la cabeza. La intención es purificar el alma del guerrero de acción, no solo del sicario que interpreta, sino del propio Neeson en los últimos veinte años, similar a lo que ocurrió en su momento con Clint Eastwood.
En este sentido, no faltan los planos de luz atravesando las nubes y la impronta religiosa de la Iglesia Católica para los irlandeses. Lo interesante del aprendizaje de Lorenz con Eastwood, con quien produjo Río Místico (Mystic River, 2003) y Cartas desde Iwo Jima (Letters from Iwo Jima, 2006) entre otras, es la sólida narración clásica. Lorenz se toma su tiempo para describir personajes, con sus anhelos y frustraciones, y construir los vínculos entre ellos. Tal vez el relato carezca de ritmo en algunos momentos, pero todo parece pertenecer al lugar correcto en la narración.
Quizás Liam Neeson no alcance la redención espiritual de Clint Eastwood en sus últimos films (hay algo del héroe invencible que se impone), pero En tierra de santos y pecadores es una película digna que respeta la pasión por contar una historia por encima de las secuencias de acción. Y hoy en día, eso es todo un valor.