Crítica de “Gol gana”, Taika Waititi y la importancia de fracasar con alegría

Eliminatorias para el mundial de fútbol. La selección de Samoa Americana, una isla de la Polinesia, Juega contra Australia y pierde 31 a 0, el peor resultado jamás obtenido por un equipo de fútbol. El entrenador de la MLS Thomas Ronger (Michael Fassbender) es enviado como castigo a sacar adelante a un grupo de jugadores que no entienden el juego, no sabe competir y mucho menos ganar.

En esta historia de fracasos y fracasados Waititi encuentra una comedia disparatada fiel a su estilo con personajes extravagantes pero también entrañables. Con esa dinámica variopinta arma un clásico relato de estructura deportiva, más emotivo que humorístico, sobre la necesidad de alejarse del éxito para resaltar otros valores de mayor importancia.

El relato está centrado en Renzo, el occidental entrenador de mal carácter que llega a la isla con sus ideas de sacrificio para entrar en la máxima competición. Pero su mensaje no llega a sus dirigidos, quienes anteponen al éxito la felicidad y la religión. La mirada anclada en el hombre occidental obliga al entrenador a un aprendizaje de costumbres y nuevos valores con destino también en el espectador.

Gol gana (Next goal wins, 2023) es una divertida película sobre las diferencias significativas y enriquecedoras de las personas, que cambia la lógica de éxito o fracaso del deporte. Con mucho humor el film parece reírse de los lugareños pero termina poniendo en valor sus cualidades distintivas. El verdadero fracasado es  el entrenador que no aprendió nada de la cultura y el grupo humano que lo rodea. 

El mismo Waititi interpreta al cura de la iglesia de la cual todos son devotos, y también narrador de un relato que sabe cuándo recurrir al humor y cuando a la ternura para hacer construir vínculos y emocionar con los logros alcanzados. Gol gana termina siendo un film más emotivo que humorístico donde no importa tanto competir o ganar como ser feliz en el intento.