Crítica de "Imprenteros": Lorena Vega y Gonzalo Javier Zapico en un tributo al poder del arte y la familia

En este documental familiar, Lorena, Federico y Sergio, tres hermanos unidos por lazos familiares y una pasión compartida por el arte, nos guían en un viaje revelador a través de la creación de una obra teatral que rinde homenaje a la memoria de su difunto padre y al taller de imprenta que fungió como un epicentro de creatividad y aprendizaje durante su infancia.

La sombra de la pérdida y la incapacidad de regresar a un espacio cargado de recuerdos pesa sobre los hermanos, intensificando la carga emocional de su proyecto. Sin embargo, la pandemia global interrumpe sus planes teatrales, llevándolos a reinventarse y a descubrir nuevas formas de expresión y conexión con su audiencia mediante la producción de un libro y esta película.

Imprenteros no se limita a ofrecer un mero retrato de una familia y su legado; se erige como un tributo a los oficios, a la creatividad como una herramienta de resistencia y a la capacidad transformadora del arte. Además, su enfoque amplio nos sumerge en la vida cotidiana del taller de imprenta, lo que nos permite comprender su significado más allá de la mera nostalgia familiar, como un símbolo de perseverancia y pasión por el arte.

A través de imágenes íntimas y testimonios personales, Imprenteros nos incita a la reflexión, a menudo con un toque de humor, sobre la crucial importancia de preservar nuestras tradiciones y recuerdos, incluso en momentos de incertidumbre y transformación. La película se erige como un testimonio vibrante del poder del arte y la familia para sobreponerse a la adversidad, recordándonos la esencial tarea de mantener vivos nuestros legados y de encontrar formas innovadoras de expresión en medio de un entorno en constante cambio.