Estuvo presente en el Festival de Cine Francés

Thomas Cailley y su fantástico viaje emocional a “El reino animal”

Tras su paso por el Festival de Cannes, el aclamado director francés presenta en Latinoamérica "El reino animal" (The Animal Kingdom, 2023), su nueva película. “Es la historia de un mundo que se despierta”, expresa en una charla en exclusiva con EscribiendoCine.

Thomas Cailley y su fantástico viaje emocional a “El reino animal”
miércoles 27 de marzo de 2024

¿Cómo nació esta historia fantástica y distópica, pero a la vez tan profunda y realista?
El deseo inicial de la película era tener un elemento fantástico e introducirlo en un universo bastante realista, y trabajar de tal forma que este elemento de género no tome todo el espacio. Quería tener tiempo para tratar esta relación entre el padre y el hijo, y tiempo también para tratar la trayectoria de los personajes y sus emociones porque es lo que me parece más emocionante y más importante en una película.

En relación al mundo post COVID, y con el avance actual del fascismo en diferentes partes del mundo, ¿Cómo es que afectó la coyuntura para la realización de la película? ¿Se intentó realizar una especie de denuncia política a lo que está sucediendo?
Lo divertido es que empezamos a trabajar antes del COVID. La estructura de la película existía antes de la pandemia, pero lo que pasó nos inspiró muchísimo para escribir, para nutrir el contenido. Nos pareció interesante estar en un momento en el que la sociedad cambia muy rápido y en el que cada personaje tiene que decidir en dónde está. Nos importaba mucho tratar temas como el de la obediencia o desobediencia, el coraje o la cobardía, el miedo o la valentía. Son temáticas que animan muchísimo a la sociedad contemporánea.

Algo que se destaca es que la película no trata de explicar los motivos por los cuales se despierta esa infección, esas mutaciones, sino que directamente se sitúa en la historia de un padre con su hijo. ¿Cómo fue esa decisión de no explicar el trasfondo y, en cambio, situarse en los vínculos?
Me parecía que si pasábamos demasiado tiempo en explicar las razones de lo que estaba pasando, la película iba a estar persiguiendo su propio concepto todo el tiempo: la búsqueda del paciente cero o la búsqueda de un remedio para resolver el problema. Además, iban a aparecer personajes con pánico. Esos elementos ya los vimos un millón de veces. Si nos posicionamos dos años después de la crisis, dos años después de las primeras mutaciones, obtenemos una sociedad que empezó a digerir este cambio profundo. Eso se vuelve interesante para ver. No estamos en el tiempo del pánico, sino que tenemos tiempo de mirar lo que está pasando en cuanto a las relaciones entre los personajes.

François, el padre de Émile, no es el que tiene la mutación corporal. Sin embargo, es el personaje que tiene la mayor transformación desde el punto de vista emocional. ¿Cómo fue esa construcción?
Toda la evolución de la película está construida en la mirada que el padre tiene sobre su hijo. Es la historia de un hombre que pierde sus certidumbres, sus creencias, que aprende a mirar el mundo de otra forma. Por supuesto, vive una crisis, pero de esa crisis sale mucho más fuerte que antes y es al final de la película en la que él se vuelve verdaderamente padre.

Voy a tomar algo que nombraste: el tema de la obediencia-desobediencia. Eso se expone en la primera escena y termina siendo muy importante para el desarrollo de la historia. Por ejemplo, el padre le comenta a su hijo sobre “rebelarse contra el sistema”, pero luego acciona aceptando todo lo que pasa. Esas contradicciones me hacen vincularla con la etapa de la pubertad, del crecimiento adolescente.
Sí. François pasa su tiempo diciendo que hay que desobedecer, pero al mismo tiempo es la primera persona en obedecer. Si le piden mudarse, se mudan. Encierran a su esposa y él está conforme con eso. Está muy dividido por sus propias contradicciones. Gracias a su hijo, hace del aprendizaje su propio coraje. Hay dos escenas importantes y ambas son con automóviles: la primera y la última. En la primera escena, Émile huye y su padre lo va a buscar. En la última, al contrario, abre la puerta y le dice, puedes irte, confío en ti. Entre las dos escenas, lo que cambió es que él aprendió a mirar a su hijo.

En esa primera escena también está el hijo comiendo papas fritas y él le dice que no coma esos alimentos procesados. Después, la película toca temas de una mutación. Si bien no se comentan los orígenes, se opta por deslizar cuestiones sobre los agrotóxicos, los alimentos procesados, la contaminación sonora, la contaminación visual.
Sí, la contaminación sonora, visual y también sobre lo que están comiendo. Cuanto más avanzamos en la película, el mundo se despierta. El bosque que ellos van a descubrir se vuelve cada vez más vivo, cada vez más habitado. Esa es la historia de la película. Ese es el resumen de la película. Es la historia de un mundo que se despierta.

¿Cómo permitió la ciencia ficción contar esta historia? ¿Qué elementos creativos te permitió este género?
La cosa más importante para mí fue que el film registre una idea muy simple. El arte de ser padres es que nuestros hijos aprendan a vivir sin nosotros. La dimensión fantástica del género te permite contarlo de forma muy rápida y muy poderosa creando imágenes nuevas que no estamos acostumbrados a ver. Es un poco perturbante porque estamos caminando en una frontera un poco estrecha entre la humanidad y un mundo más amplio.

La transformación corporal del personaje permite trazar una referencia al cine de David Cronenberg y, más puntualmente, a "La Mosca" (The Fly, 1986). En La Mosca, su personaje principal muta en soledad. En cambio, en tu película, Émile tiene un mundo de contención. 
La Mosca era una referencia importante porque es una de las muy pocas películas que tratan la mutación no como un fenómeno mágico, sino como una evolución biológica increíble. Aquí construí una historia pequeña entre dos personajes, un padre y su hijo, y poco a poco, progresivamente, busqué ampliarla a preguntas sobre la especie humana y el reino animal. Tenía muchas ganas de que la película vaya en esa dirección. La escena en la que Émile está caminando en el bosque y se encuentra con otras criaturas, con otros mutantes, es muy contemplativa. Émile mira a las criaturas, las criaturas lo miran a él, pero también nos están contemplando a nosotros como espectadores. Mi ambición era que la mirada del espectador cambie entre el principio y el fin de la película. Al principio, se ven criaturas. Al final, se ven seres humanos u otra forma de existir.

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