Protagoniza “Alemania”, de María Zanetti

Maite Aguilar redescubre las vicisitudes de la adolescencia en la pantalla grande

“La película me hizo amigarme con mi yo adolescente”, confesó la actriz en una entrevista exclusiva con EscribiendoCine.

Maite Aguilar redescubre las vicisitudes de la adolescencia en la pantalla grande
miércoles 10 de abril de 2024

Desde hace varios años, las redes sociales se han asentado como un significativo canal de comunicación para las distintas instancias que atraviesa una película. En 2022, a través de una publicación en Instagram, la actriz Maite Aguilar, que en ese momento tenía 18 años, se enteraba de la convocatoria para Alemania, la ópera prima de María Zanetti, y tras superar el casting presencial se convertía en su personaje principal. Ahora, en 2024, por medio de posteos en el mismo espacio virtual, el público puede notificarse que el jueves 11 de abril debutará en salas dicho filme, en el que podrá ver la revelación actoral de la protagonista y seguir los primeros pasos de su promisorio camino artístico. “Mi objetivo es formarme a full e intentar estar en constante mejora”, planteó la joven.  

RUMBO A ALEMANIA

La hermandad entre Lola y Julieta, con sus luces y sombras, es uno de los ejes centrales de Alemania, el largometraje escrito y dirigido por María Zanetti. Fuera de la ficción, la admiración de la actriz Maite Aguilar a su hermano mayor, también actor, Imanol Aguilar, fue una de las motivaciones para su elección profesional. Tras verlo hacer castings, y seguir cuentas de audiciones en redes sociales, la joven se animó a enviar de forma online su material para el filme dramático. Como no tenía reel actoral, grabó con su celular la interpretación de escenas correspondientes al filme Las ventajas de ser invisible (The Perks of Being a Wallflower, 2012) y a la serie Euphoria (2019).

“Estaba al tanto de que la película abordaba la salud mental. Recuerdo que en 2020/2021 el tema empezó a ser menos tabú, a difundirse y a hablarse de manera más natural, y yo estaba bastante informada, así que esa parte me atrajo un montón. Por otro lado, durante la pandemia, me enamoré mucho del cine, veía muchas películas, y me apasionó el género coming-of-age (crecimiento del protagonista). Eran historias cálidas que me hacían sentir bien, con cierta estética que me generaba algo agradable. Y justamente eso lo vi desde el principio en Alemania, a partir de las escenas que me tocaron para el casting”, rememoró Maite.

El relato audiovisual sigue a Lola (Aguilar), una muchacha de 16 años que está rindiendo las materias que se llevó del colegio, cuando aparece la posibilidad de ir a estudiar un semestre en el país europeo. Ella quiere viajar, pero su familia, absorbida por el trastorno bipolar que enfrenta su hermana mayor, Julieta (Miranda De La Serna), no quiere que haga el traslado, no es el momento. La inestabilidad y el desgaste en el vínculo con sus seres queridos hacen que la protagonista persista con su idea y salga a buscar nuevas experiencias que le devuelvan otra mirada sobre sí misma y las circunstancias que la rodean.

En las etapas presenciales de selección, la joven debió llevar a cabo dos secuencias que, luego, desarrollaría en el rodaje del largometraje. Una hacía referencia a la charla entre Lola y sus progenitores, cuando ellos le imposibilitan emprender su travesía, y la otra aludía a su notificación de un hecho tan difícil como bisagra en la vida de la familia.

Sobre el momento en el que se enteró que había sido elegida para protagonizar el filme dramático, la actriz narró una anécdota. “Después del casting presencial, a los dos días, María me empezó a seguir en Instagram. Ahí imaginé '¡Uy, como una preselección!'. Sentía que podía salir. Más adelante, me hizo una videollamada y me dio la noticia. ¡Fue una locura!”.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

En la historia, mientras Julieta exterioriza algunas de las situaciones que le suceden, Lola condensa mucha información y la guarda en su interior, ya que la atención de sus padres está puesta principalmente en el estado de salud de su hermana. En torno a la construcción de su rol, Maite describió: “En principio, ella habla poco. Eso ya me obligaba a tener que comunicar mucho con las expresiones de la cara, por ejemplo, con un revoleo de ojos. Ella siente que no hay lugar para lo que le pasa, no tiene dónde meter bocado. Desde ahí fue el abordaje”.

Más allá de participaciones en algunos cortometrajes del ámbito universitario, antes de Alemania Aguilar no había integrado proyectos audiovisuales de larga duración. Su formación había sido especialmente en artes escénicas, incluyendo comedia musical, en paralelo a la escuela primaria y secundaria. En esos momentos de su vida veía a las manifestaciones artísticas únicamente desde un lugar de disfrute, no como un posible futuro profesional. En la actualidad, post primer filme, se encuentra iniciando su primer año en la Licenciatura en Actuación que se dicta en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).  

“Antes de empezar a filmar, con María nos juntábamos en la semana y me grababa mucho con el celular, ahí me acostumbré a tener una cámara enfrente y a comunicar con micro expresiones. Después, el rodaje fue un masterclass, en todo sentido. Aprovechaba el momento para absorber todo lo que pudiera de los demás. La mayoría tenía mucha más experiencia que yo, necesité de su contención ante ciertas escenas y me sostuvieron. Miru (De La Serna) ya me aportaba simplemente con su actuación. Me acuerdo la escena de la cena familiar, cuando Julieta está medicada y le cuesta comer. En esa ocasión, pensaba, '¡Acá no tengo que 'actuar nada'! ¡Veo esto y ya me pasan cosas!'”, relató.

RECONSTRUCCIÓN PERSONAL

Otra característica de Lola es la dualidad ante su vida cotidiana. Así como transita situaciones difíciles y crudas en su propio hogar por los distintos problemas que allí acontecen, también encuentra instantes de entretenimiento y distensión como cuando va al parque de diversiones junto a su amiga y se sube a la montaña rusa. “Siento que eso define la adolescencia de muchos. En mi caso, no es que me pasaron cosas terribles, ni cerca de la experiencia de mi personaje. Sin embargo, sí hubo momentos de 'doble cara', en cuanto a sentirse mal y, a su vez, tener una revolución de libertad. Es una etapa en la que sentís todo un montón, tanto las cosas lindas como las feas”, planteó la actriz.

Cuando ella ingresó al proyecto cinematográfico, recién egresada de la escuela secundaria, estaba en un tiempo de cierta confrontación con la adolescente que había sido. Lo que no imaginaba era que Alemania la invitaría a reflexionar sobre este aspecto personal. “La película también habla de crecer. Pensar en todas las cuestiones que uno atraviesa, incluso las cagadas que uno se manda y tienen que estar para madurar, me hizo amigarme con mi yo adolescente, que desconocía”, confesó.

A modo de balance, ante el interrogante de qué considera lo más gratificante y lo más complejo de ese período, respondió: “Lo más lindo es que, en cierto grado, tenés una vista previa de la independencia, sin la total responsabilidad de la adultez, eso es algo que uno extraña por momentos, y que desearía haber disfrutado más. También la experimentación, el cortar el cordón. Después, la adolescencia es el último lugar al que querría volver porque recuerdo la guerra constante hacia uno mismo, el sentirte solo, o sentirse rodeado de gente con la que no conectás, transitar un poco el encierro del colegio”.

En el transcurso de la historia, Lola experimenta recurrentemente la introspección. A la hora de mirarse a sí misma y examinar cuáles son las premisas que atraviesan su camino artístico, la intérprete señaló: “Intento ser muy agradecida con cada momento. El laburo del artista, en general, es muy frágil e inestable, de golpe sale todo, o no hay nada. Trato de estar tranquila, es la vida que elegí. Y mi objetivo es formarme a full, aprender todo lo que pueda de la gente con la que laburo y docentes, e intentar estar en constante mejora, no tener un techo”.

MISTERIO EN EL SUR

En estos días, Maite se encuentra en Bariloche, debido a que allí está rodando la nueva serie de Netflix Atrapados, basada en la novela Caught de Harlan Coben, dirigida por Miguel Cohan y Hernán Goldfrid, y protagonizada por Soledad Villamil, Juan Minujín y Alberto Ammann, con la participación especial de Matías Recalt.

La historia se enmarca en la Patagonia argentina, donde la periodista Ema Garay gana proyección en el periodismo digital atrapando criminales que suelen evadir la justicia. Su vida da un vuelco impensado cuando conoce a Leo Mercer, un referente social que termina siendo el principal sospechoso de su investigación sobre la desaparición de una joven de 16 años. Mientras intenta llegar a la verdad, Ema se verá obligada a confrontar con ella misma.

Respecto a su actual experiencia, Aguilar contó: “Fue conocer una transición del cine independiente, con un equipo más chico y menor presupuesto, a algo más mainstrem. En Atrapados se tratan temas muy humanos y situaciones cotidianas de ciertas personas que están muy mal. Como sociedad está bueno que lo planteemos en una plataforma con tanta llegada, que se hable de esos tópicos. ¡Estoy flasheando un montón con esta experiencia! También tratando de absorber todo lo que me da esta gente que ya tiene tanto laburo encima”.

SÍ A LA CULTURA

En tiempos en los que se ha puesto en debate el rol de la cultura en la sociedad, la actriz opinó: “Este atentado contra nuestro patrimonio, o sea nuestro arte, va completamente en nuestra contra. Siento que nos quieren sumisos, consumiendo productos de afuera para seguir alimentando un monstruo, que no avancemos. Y que esos discursos se perpetúen, no solo entre los poderosos a los que les conviene que nuestra cultura no prospere, sino que pasen al pueblo, y se repita que la cultura no aporta, que es todo robar, ñoquis y todo eso, hay que darnos cuenta que no nos beneficia”.

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