Protagoniza la ópera prima de Camila Fabbri

Camila Peralta y la mágica experiencia colectiva de “Clara se pierde en el bosque”

Después de brillar en "Cambio Cambio" (2022), la joven actriz protagoniza la ópera prima de Camila Fabbri, mientras reestrena "Suavecita" en el Teatro Caras y Caretas (Sarmiento 2037, CABA). “Es buenísimo que el cine no sea solo un lugar de escape para evadir la realidad, sino que también sea un espacio para analizarla de otra manera”, reflexiona en una charla en exclusiva con EscribiendoCine.

Camila Peralta y la mágica experiencia colectiva de “Clara se pierde en el bosque”
Camila Peralta
Camila Peralta
lunes 01 de abril de 2024

¿Cómo fue trabajar con Camila Fabbri y cómo llegaste a protagonizar “Clara se pierde en el bosque”?
A Cami (Fabbri) la conozco hace bastantes años, nos conocimos por un amigo en común. Hicimos juntas un ciclo donde actores leían textos de algunos escritores y yo ahí la conocí en vivo, pero ya sabía de su existencia. Siempre me gustó mucho todo lo que vi o leí de ella. Cuando me llamó para esta película fue buenísimo porque yo ya tenía ganas de trabajar con ella. Es alguien sensible y con la que coincido en un montón de pensamientos. Luego, trabajar juntas fue muy placentero, nos entendimos desde el minuto cero. Clara era un personaje complejo y ella me ayudó a entender algunas cosas que no comprendía.

¿Qué conocimiento tenías de la tragedia de Cromañón y de la escena del rock argentino de aquellos tiempos?
Con respecto a la tragedia, tenía conocimiento porque soy de esa generación y también me atravesó a mí. Sin embargo, no del mismo modo que a Cami (Fabbri). Ella tenía amigos que habían ido a Cromañón. Si bien yo era una joven rolinga, era una rolinga de pueblo y eso es diferente. En esta ciudad (Buenos Aires) había otras oportunidades: podían ver infinidad de bandas en vivos. En cambio, yo con 13 años iba a ver a mis amigos que eran rolingas en el pueblo. Conocía esa etapa de cómo se vivía la escena del rock en Buenos Aires, pero fue Cami (Fabbri) quien me transmitió mucho del conocimiento que necesitaba. De todas maneras, lo que pasó en Cromañón, también fue un antes y un después en mi vida, incluso en el pueblo. Nosotros íbamos a antros chiquititos a ver bandas y eso se clausuró en todos lados, no solo acá. A partir de ese momento, se tomó conocimiento que muchísimos adolescentes íbamos a lugares muy peligrosos.

Profundicemos en esto que mencionás y de tu pasado rolinga. ¿Cómo era tu vínculo con el rock argentino de los 2000? ¿Lo veías como una diversión o como un canal de expresión?
Lo veía como una diversión, pero creo que tiene que ver con el contexto en donde yo estaba. Por ejemplo, el 2001 lo viví de una manera totalmente diferente a cómo se vivió en la Ciudad de Buenos Aires. Entonces, el rock, era parte de mi grupo de amigos, mi adolescencia y pertenecer. No fue un escape ni un rescate, pero sí fue la manera de como formarme, crecer y vincularme con la amistad.

¿Y a qué edad llegaste a Buenos Aires?
A los 18 vine a estudiar cine y después me di cuenta que quería ser actriz. Me ponía a hacer ejercicios de filmación y yo tenía ganas de que me llamen para actuar. Quería estar delante de cámara.

Volviendo a la película, ¿Cómo fue personificar a Clara?
Al principio tenía muchas inquietudes sobre cómo iba a ser este personaje y tenía miedo de no cumplir con las expectativas de la directora, sobretodo porque ella conocía muy bien la historia y todo el contexto en el que se desarrolla. Sin embargo, eso no lo sentí en ningún momento. Fue muy cómodo. Pude mostrar mi propuesta y tomar lo que Cami quería del personaje. Fue increíble.

Tu personaje se aleja de la ciudad junto a su pareja y pasan unos días en un lugar campestre. Está en el tiempo presente, pero se ve atravesada por un montón de recuerdos. ¿Cómo fue el reto de vivir una especie de “capsula de tiempo”?
Junto con Cami pensamos en el presente de este personaje. Queríamos detenernos en lo que Clara vivía, en lo que pensaba. El pasado iba a llegar porque sabíamos que era una película que iba a tener material de archivo. Por lo tanto, no queríamos cargar la actuación con ese pasado ya que iba a aparecer. Clara comienza a hacer un proyecto de eso que vivió y eso es lo que la trae todo el tiempo al pasado, tanto con videos como con voces de otras personas. Esta cápsula de tiempo que se vive es mérito del montaje y de una sabia decisión de dirección de no querer sobrecontar ese pasado.

¿Tuviste contacto con el material de archivo y los audios de WhatsApp? ¿Figuraban en el guion?
En el guion figuraban escritos los audios de WhatsApp, por lo que tenía una idea de lo que vivía mi personaje de adolescente. Allí hablaban de una época, hablaban de ellos y hablaban de mí (Clara). Entonces, yo fui una piba re tímida, que no se animaba a tal cosa, pero que mis amigas estaban locas y que igual me encantaba salir. Todo eso estaba en el guion. No teníamos los videos, pero creo que yo busqué un par de recitales para nutrirme del contexto de aquella época. Luego, figuraba que iba a haber material de archivo e imaginaba que eso iba a contar otra historia. Nunca me había pasado de ver una película y sorprenderme completamente. Porque uno más o menos sabe lo que hizo, lo que tiene y cómo estaba escrita. Cuando la vi finalizada fue hermoso.

Hay elementos muy importantes en la película como el fuego, la muerte, el tiempo y, por supuesto, el contraste entre urbanismo y campo. ¿Qué representó esto para el desarrollo de tu personaje?
Con respecto al fuego, quizás sea redundante con el tema del montaje, pero son imágenes que también aparecieron y eso resignifica y le da poesía a la película. Se nota el talento de Cami como escritora. Aún siento que tengo que verla más veces porque, cuando uno actúa, las primeras veces te estás viendo vos e ignorás el todo. Primero, te ves a vos haciendo una película. Después, ves una película. La vi tres veces y en la última entendí cosas que no me había dado cuenta. Fue muy loco.

¿Y cómo fue ese momento? ¿Qué descubriste?
Se hizo una función privada antes de que se proyecte la película en San Sebastián. Vamos todos los del equipo. Veo la peli, me emocioné, me encantó. Me gustó lo que yo había hecho. Después de eso, se proyectaba la película en La Habana y viajo con mi hermana a presentarla. Me siento en el cine y vi escenas que no me había dado cuenta que estaban. Era el mismo corte. La diferencia fue que ahora yo no estaba enfocada en mí, sino que miraba la película. Ahí me maravilló el montaje. Lo agradecí mucho y entendí las decisiones que había tomado Cami para mi personaje.

Y eso que señalás, el montaje, forma parte del lenguaje audiovisual. Vos que venís del teatro, ¿Cómo cambia para vos a la hora de desarrollar un personaje? ¿Cuáles son las diferencias al hacerlo en series y películas con respecto al teatro?
Para mí cambia muchísimo y es uno de los asuntos que más me interesa pensar y procesar, incluso me genera charlas con compañeros actores al respecto. Uno tiene que ser consciente de qué registro general se está manejando. Yo puedo hacer con mucha verdad un personaje muy alejado de mí, pero si en la película están haciendo otra cosa, voy a quedar desentonada. En teatro hago personajes mucho más alejados, pero también porque el contexto pide eso. “Clara se pierde en el bosque” tuve que filmarla después de haber rodado una serie donde era protagonista y estuve dos meses con la cámara todo el tiempo. Antes de eso había hecho Maternidark y Planners, por lo que venía de filmar mucho. Por lo tanto, llegué a la película con tranquilidad. Justo tocó en un momento donde ya me había amigado un poco con ese código audiovisual y entonces la disfruté. Además, fue un proceso en donde convivíamos todos los del equipo en un campo durante dos semanas, un hermoso trabajo colectivo en donde sentí que estaba haciendo una película con amigos y eso te tranquiliza.

¿Qué representa para vos el teatro?
Yo me emociono pensando en el teatro. Siento que sucede algo tan puro, tan humano. Estás ahí, la gente te está viendo en vivo. Todo lo que suceda no vas a poder remediarlo. No podés ocultar nada. Tiene que ver con algo del ritual. Uno entra en un trance y es lo que más disfruto en el mundo. En cine todavía no me pasó y es algo que me pregunto mucho. ¿Podré entrar en este mismo trance? ¿O estoy persiguiendo una zanahoria que nunca va a llegar, que es inexistente? Todavía no lo sé. Siento que sí se puede, tal vez cambiando un poco las maneras de producir, que es lo que me gustaría investigar. Por ejemplo, hacer cosas un poco más experimentales en cine para poder ver si eso es posible. Lo que me pasa con el teatro es algo único, incluso yendo a ver una obra en donde me emociono con una actuación y veo al actor creando en vivo y al público dando su devolución. Es mágico.

 Hablando de personajes, tanto en “Cambio cambio” como en “Clara se pierde en el bosque”, interpretás a jóvenes mujeres que están atravesadas por la realidad, por cosas que sucedieron o suceden en el país. ¿Te gusta interpretar este tipo de personajes?
Sí, me encanta porque también siento que me ayuda a mí a pensar un poco mi propia existencia, mi propia historia. Siento que es buenísimo que estás películas permitan la charla, la reflexión, algo que me genera a mí al hacerlas y que después le suceda a la gente viéndolas. Me gusta que pase eso con las películas. Es buenísimo que el cine no sea solo un lugar de escape para evadir la realidad, sino que también sea un espacio para analizarla de otra manera.

En relación a la crisis económica, cultural y social del país, y haciendo una comparación a las películas que se realizaron en los 90 y 2000 en situaciones similares como “Pizza, Birra y Faso” y “Nueve reinas”, ¿Sentís que comienza un momento en donde el cine puede ser un medio fundamental para hablar sobre lo que se está viviendo?
Totalmente. Yo tengo una pequeña participación en Puán y lo que hicieron fue futurología ya que cuatro años antes escribieron ese guion. El arte, aunque esté tan vapuleado, emerge y saca a la luz las cosas más terribles sin siquiera ser conscientes de eso. Cuando se te escapa de los poros creativos es una locura. Por eso me parece tan importante que siga sucediendo ya que nos ha salvado. La otra vez escuché una frase que decía “de las peores generaciones salen los mejores artistas”. Hablo este tema con mis amigos y tenemos miedo de no poder seguir haciendo arte. Pero, fuese como fuese, tenemos que seguir generando cosas. En las épocas más oscuras de nuestro país había actores que seguían haciendo teatro en sótanos y que se revelaban ante lo que estaba sucediendo. Para mí es un momento en el que hay que seguir haciendo arte de la manera en la que sea.

¿Y cómo ves el ataque que se le produce al cine argentino?
No entiendo cómo pasó esto, pero tenemos que encontrar la manera de luchar con sus códigos, con sus reglas. El arte es un idioma común y no creo que estemos perdidos. Hay una lucha que tenemos que hacer poniéndole la voz y el cuerpo a lo que hacemos. Es muy importante en este contexto que estemos estrenando en el Gaumont. Es una atrocidad que se piense en cerrarlo. Por eso, hoy más que nunca, hay que ir al cine a ver cine argentino.

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