Protagoniza “La noche que luché contra Dios”

Carolina Kopelioff y un movilizante viaje al pasado para reflexionar en el presente

“Cuando leí el guion de la película, me interpeló y me emocionó”, planteó la actriz en una entrevista exclusiva con EscribiendoCine.

Carolina Kopelioff y un movilizante viaje al pasado para reflexionar en el presente
Carolina Kopelioff
Carolina Kopelioff
martes 02 de abril de 2024

Hay por lo menos dos maneras en las que una persona puede “convertirse” en médica, por un día o por un breve período, sin tener que trabajar realmente de esa profesión, ni formarse en dicha carrera. Una posibilidad es en la infancia a través del juego, y la otra puede extenderse a la adolescencia y la adultez por medio de la actuación. Esta última experiencia vivió Carolina Kopelioff, por primera vez en su camino artístico, al protagonizar la película La noche que luché contra Dios (2024). Allí, debió interpretar a una representante del personal de la salud en un contexto trágico. “Me parece totalmente admirable la labor de los médicos”, destacó.

UNA HISTORIA PARA RECORDAR

La noche que luché contra Dios, escrita y dirigida por Rodrigo Fernández Engler, parte del 18 de julio de 1994, cuando los jóvenes médicos del Hospital de Clínicas Débora -encarnada por Carolina Kopelioff- y Benjamín -a cargo de Tomás “Toto” Kirzner- deben auxiliar a las víctimas del atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). Tras el trágico hecho, el hombre padece una crisis existencial, marcha a Israel y un viejo amigo de su abuelo le narra la biografía de Jacob, con quien encuentra puntos en común. Mientras que la mujer se queda en Argentina y continúa con su labor médica.

“La historia me gustó y me conmovió un montón desde diferentes lados. Cuando leí el guion, me interpeló y me emocionó. Mi familia es judía y siempre me hablaron del tema. De hecho, mi papá, al día siguiente del atentado, fue al lugar y ayudó a recoger escombros. Él es arquitecto y estuvo en la construcción del nuevo edificio de la AMIA. En ese momento, yo aún no había nacido”, señaló Carolina.

A continuación, destacó: “Me parece muy lindo poder traer este tipo de historias reales al cine, y que también le cuenten a gente que no sabe lo que pasó, o que tenga ganas de investigar un poco más después de ver la película. En este filme, los personajes están escritos de una forma muy hermosa, sensible y real. También me interesó contar la historia de los médicos”.

La etapa del rodaje en la que participó Kopelioff se llevó a cabo en el Hospital de Clínicas de Córdoba, donde los actores contaron con las instrucciones de médicos del lugar, que les enseñaron cómo agarrar el cuerpo de una persona en estado de emergencia y ejecutar determinadas maniobras, así como también supervisaron minuciosamente cada uno de sus movimientos, para alcanzar el verosímil requerido por el relato cinematográfico. “Me parece totalmente admirable la labor de los médicos”, resaltó la intérprete.

Y acerca de las singularidades de encarnar un personaje que vivencia un acontecimiento tan devastador desde cerca, describió: “Contar una tragedia obviamente es muy duro. Cuando te vas empapando del material y haciendo trabajo de escritorio y estudio, te angustiás. A su vez, hay un proceso de mucha apertura y entrenamiento actoral. Después, a la hora de estar en set, por lo menos en mi caso, confío en todo lo que ya preparé. Entonces, vivo un momento de relajación y disfrute, por más de que sean escenas muy duras, y es importante desconectar, eso te salva mucho la cabeza. Doy lo mejor de mí y estoy presente ahí”.

ENTRE VOS Y YO

Tomando ciertas premisas de La noche que luché contra Dios, pero pensándolas en su propia vida, Carolina reflexionó alrededor de distintos tópicos. Un aspecto del filme de Fernández Engler tiene que ver con los indicios que el destino le presenta a uno respecto al camino que debe, o no, emprender, y que pueden ser aceptados o rechazados.

Centrándose en su profesión, la actriz manifestó: “Fui a un colegio con educación orientada en el arte, por lo tanto, estaba súper estimulada en ese sentido. En el jardín ya teníamos expresión corporal y hacíamos actos, y más adelante, en la primaria, arranqué teatro y comedia musical. Desde muy chiquita me pasaba todo el tiempo soñando y queriendo la actuación. Así que estudié mucho, y me lo tomé con responsabilidad, lo quería hacer bien, no era una actividad más, o un hobbie. ¡Haciendo eso me sentía plena!”.

Así como en su personaje Débora siempre está encendida la 'llama' vocacional más allá de las adversidades que debe atravesar, en su vida fuera de la ficción la motivación artística nunca se ha detenido. No dudé ni tuve plan B. A lo largo del tiempo, me apasionan más cosas de la actuación, veo más grande y honda la profesión, la posibilidad de dirigir, escribir y crear mis propios proyectos, o de pararme en lugares que siempre soñé. Obviamente, hay ocasiones en las que algo te frustra o estás un poco más parado laboralmente, y ahí te agarra inseguridad o cierto enojo. Pero uno se arma de cosas buenas. De hecho, a mí, hacer teatro de manera constante me ha salvado mucho la cabeza, me ha mantenido activa”.

'¿Qué le da sentido a la profesión?'. Hay diversas respuestas posibles, ya que varía en cada persona. Ante este interrogante, Kopelioff contestó: “La actuación me da la vida, placer y satisfacción, amigos, gente que admiro mucho. Estoy muy enamorada de la profesión que elegí, con sus idas y venidas, me da regalos tremendos”. Asimismo, compartió aquellas circunstancias en las que el arte ha sido su refugio: “Recuerdo estar en momentos tristes de mi vida, dejar el teléfono, ir al set de grabación y olvidarme de ese problema todo el día, ¡que actuar fuera un recreo! Me tocaron grupos de compañeros muy hermosos, que me han salvado un montón”.

TENSIÓN EN ESCENA

El 10 de abril, regresa a la Sala Dumont 4040 (Santos Dumont 4.040, Capital Federal) la elogiada obra Un tiro cada uno, de Mariana De La Mata, Consuelo Iturraspe y Laura Sbdar, con las actuaciones de Kopelioff, Fiamma Carranza Macchi y Camila Peralta. En la puesta escénica, las actrices encarnan a los jóvenes Ale, Nacho y P, quienes juegan al básquet en un club de la ciudad de Bahía Blanca, hasta que la noche anterior al último partido del campeonato cometen un femicidio.

Un tiro cada uno, como actriz, me marcó un desafío inmenso. Cuando leí esa obra por primera vez, me pregunté: '¿Cómo mierda voy a hacer esto? ¡No tengo idea, tengo miedo!'. Cami y Fiamma iban a ser mis compañeras, que para mí son de las mejores actrices que existen en Argentina, y además contaba con unas directoras increíbles. Desde el primer ensayo fue un disfrute absoluto, la pasamos muy bien entre nosotras, y aprendo de las chicas constantemente. Se trata de una obra terrible, con un mensaje muy fuerte y necesario”, planteó Carolina.

UNA COLORIDA PALETA ARTÍSTICA

La actriz obtuvo reconocimiento popular, a nivel nacional e internacional, a partir de su participación en la ficción juvenil de Disney Channel Latinoamérica Soy Luna. Allí interpretó a Nina Simonetti, una adolescente curiosa, inteligente, tímida y, a su vez, una gran amiga de la protagonista de la historia. Más allá de las tres exitosas temporadas de la serie en la pantalla chica, Kopelioff vivió en primera persona el fenómeno que se trasladó a las redes sociales y a los escenarios con shows multitudinarios.

“Con Disney voy a estar agradecida para toda la vida. Fue mi primera vez trabajando en un set de grabación, parándome frente las cámaras, ¡una locura absoluta! Si bien siempre fui muy disciplinada, entendí cómo se trabaja bien, cómo las cosas funcionan, y aprendí eso, a laburar en equipo, a cómo valorarte. Hacíamos un montón de escenas por día, así que salí con una base súper sólida. ¡Y me paré en estadios con 20 mil personas en el público! Me siento muy afortunada por haberlo vivido”, indicó.

Aunque ella se preparó muchos años para la labor artística, no lo hizo para semejante exposición, ya que eso no puede estudiarse, sino vivirse cuando ocurre. En torno a su experiencia, consideró: “Depende mucho de cada persona, y el momento en el que estés. Mi clave fue seguir rodeándome de amigos y familia, hacer terapia, también apoyarme y compartir tiempo con los compañeros del elenco, intentando hacer una vida medianamente normal”.

A modo de recorrido laboral, más adelante integró proyectos televisivos como Post Mortem, Train Jam, Cromañón (aun sin estrenar) y Cris Miro (aun sin estrenar), películas como La calor, Giro de Ases, Alma, Virgen Rosa (aun sin estrenar) y El cinturón de Olivia (aun sin estrenar), y obras teatrales como Aladin el musical, Las viajantes, Juegos, Te quiero hasta la luna y Mirarnos así hasta morirnos.

En cuanto al pasaje de un proyecto mainstream y juvenil hacia otros destinados a eclécticos públicos, reflexionó: “¡Fluyó bastante! Tenía muy claro para dónde quería ir. Siempre me gustó el teatro independiente, y un proyecto audiovisual muy importante para mí fue Supernova, dirigido por Ana Katz, que permitió que se me vea en otro rol, además ella es una directora que admiro muchísimo. Pero, después, también hice Selenkay (serie de fantasía y suspenso adolescente que saldrá por Disney+). Busco ir mechando cosas, no se trata de una o la otra. Es lo que uno quiera, y pueda, hacer en ese momento”.

SÍ A LA CULTURA

En tiempos en los que se ha puesto en debate el rol de la cultura en la sociedad, la actriz opinó: La cultura es la identidad de un país. Obviamente hay que cuidarla. Hay que cuidar nuestro cine, que es increíble, y que ya todo el mundo lo sabe. Gracias a eso podemos hacer millones de cosas, y hay millones de personas que trabajan de eso. Es algo fundamental e importantísimo”.

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