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Crítica de “La decisión de partir”, el fascinante neo-noir de Park Chan-wook
El director de “Oldboy” realiza una de sus mejores obras con este galardonado film que destila cine en cada plano.
Park Chan-wook es un esteta, un artesano de la imagen cinematográfica que conoce todos los géneros y técnicas del cine a la perfección. Por eso ingresar en sus films es sumergirse en una experiencia audiovisual fascinante, emotiva y sensorial.
Con estas cualidades el cineasta coreano toma las estructuras y formas narrativas del policial negro y del melodrama y las cruza en una extraña y atractiva historia de amor imposible. Hae-joon (Park Hae-il), un detective insomne, investiga la misteriosa muerte de un montañista. La principal sospechosa es la esposa Seo-rae (Tang Wei), una mujer china con limitaciones lingüísticas. El detective se debate entre acusarla o dejarse llevar por la atracción que siente hacia ella.
La estética neo-noir pinta las imágenes de La decisión de partir (Decision to Leave, 2022), con tonos azulados, sombras figurativas y un exquisito montaje que une tiempos y espacios en forma de coreografía a partir de objetos significativos. A esto se le suman puntos de vista extrañados (la ocularización en el muerto) y planos aberrantes que hacen de la focalización (quien mira y desde donde ve, la figura del voyeur) la razón para resolver el crimen.
Una voz narrativa (propia del cine negro) articula el relato y entrelaza el crimen a resolver con la obsesión amorosa por la mujer en cuestión. Estamos ante figuras icónicas del policial, el detective y la mujer fatal aquí unidos en un melodrama al estilo Douglas Sirk, con las pasiones y los deseos imposibles como motor de las acciones de los personajes.
Park Chan-wook hace su mejor película en mucho tiempo, compleja por demás y al mismo tiempo un deleite visual, con la mirada puesta en las pasiones reprimidas. Cine en estado puro con las emociones subterráneas siempre a punto de emerger a la superficie del relato.
