La adaptación cinematográfica de la novela llega a Netflix

La escritora Samanta Schweblin revisita el universo de "Distancia de rescate" junto a Claudia Llosa

“Me tienta mucho la idea de escribir algo para cine, pero para que se dé semejante incursión debería haber algo en la idea original que merezca realmente ser contado en el cine, y no literariamente”, cuenta a EscribiendoCine.

La escritora Samanta Schweblin revisita el universo de "Distancia de rescate" junto a Claudia Llosa
Samanta Schweblin
Samanta Schweblin
lunes 11 de octubre de 2021

La talentosa escritora argentina, autora de la novela homónima, también escribió junto a Claudia Llosa el guion de esta producción protagonizada por Dolores Fonzi y María Valverde.

Esta historia de alucinaciones, contada desde una perspectiva enfáticamente femenina, explora la naturaleza interconectada del amor y el miedo propios de la maternidad. Amanda se va de vacaciones a un tranquilo pueblo argentino con su pequeña, Nina. Siempre preocupada por el bienestar de su hija, la mujer calcula constantemente la «distancia de rescate» necesaria para protegerla. Pronto descubre que las cosas a su alrededor no son lo que parecen. Un niño lugareño llamado David interroga a Amanda, mientras ella lucha por encontrarle sentido a lo que la rodea. La belleza bucólica del campo crea un contraste impresionante con una historia estremecedora de fuerzas oscuras, emociones desbordantes y peligros omnipresentes.

No es la primera vez que una historia tuya llega al cine, pero sí la primera en la que sos parte de la adaptación ¿Cómo fue el trabajo con Claudia Llosa?
Intenso y fructífero. Cuando terminé de escribir la novela sentía que ya no tenía más que decir al respecto, pero luego, durante el trabajo con Claudia, aparecieron cosas nuevas, a veces tan potentes que hasta llegaba a pensar, "¡cómo me perdí esto!" Pensé que la experiencia de adaptar algo propio podía ser complicada para mí, que podía no tener la suficiente distancia con el texto, pero fue todo lo contrario a lo que esperaba, fue el placer de volver a pasar por esta historia pero de una manera completamente diferente.

¿Qué diferencias, además del trabajo en compañía, encontraste en el proceso de escritura del guión?
Muchísimas. Es un lenguaje completamente diferente. La prosa, las palabras, pueden ejercer un hechizo muy poderoso en el lector que hace que casi todo sea posible y verosímil. Puede darle lógica a lo ilógico si el hechizo es lo suficientemente fuerte, y todo sucede en un plano abstracto y muy personal. En el cine las cosas suceden de una manera absolutamente concreta. Creo de hecho que uno de los grandes desafíos de la película tuvo que ver con esto, porque varias veces nos preguntábamos, "¿cómo contamos esto, esto que es casi innombrable, sólo con imágenes?".

¿Te gusta el cine? ¿Qué tipo de género, si es que hay uno, preferís?
Me encanta, de hecho vengo de ese mundo. Estudié cine en la UBA, así que es parte fundamental de mi formación. Supongo que busco géneros, temas o estéticas pares a las que suelo buscar en la literatura. Me atrae todo lo que genera algún tipo de extrañamiento sobre la realidad. Lo oscuro, lo insólito, lo real trastocado.

Cuando se acercan con una propuesta para adaptar uno de tus libros, cuentos, novelas, ¿Qué es lo primero en lo que pensás?
Una adaptación no tiene por qué ser fiel al libro. De hecho a veces, cuanto más distancia hay de parte de la dirección, más interesante puede ser el resultado final. Así que lo que más me interesa es entender esa mirada particular, intentar predecir algo de esa lectura. Pero esto es algo casi imposible de hacer de antemano. Al final lo que importa es cómo conectás con el trabajo del otro, si te interesan las mismas estéticas, las mismas historias, a veces pueden ser decisiones muy intuitivas o personales.

En Distancia de rescate (2021) hay una predominancia de lo siniestro, lo ominoso o lo no conocido avanzando sobre los personajes, ¿cómo fue desarrollar este mecanismo a lo largo del relato?
Fue una construcción casi pesadillesca. Porque el libro carga con muchísima tensión, pero es una tensión que se va creando poco a poco, con detalles y sensaciones, es un trabajo casi de hormiga, de atención y paciencia. Y sobre todo, para mí fue un desafío aprender a leer al espectador, poder intuirlo paso a paso. Fue todo un aprendizaje y Claudia tiene mucha experiencia con esto. Me acuerdo que una semana nos encerramos en mi departamento de Berlín para poner todo el guión en crisis y volver a ordenar las escenas desde cero. Corrimos todos los muebles contra las paredes y desarmamos el guión página a página, cubriendo todo el piso. Pensé que eso era solo una idea romántica de cómo trabajaban los guionistas, algo que solo pasaba en las películas. Y me encantó esa sensación casi de locura, de tanta concentración y agotamiento, y de muchísima entrega también.

Cuando ves finalizada una adaptación, independientemente de cuánto estés involucrada en ella, y ves a tus personajes cobrar una dimensión diferente a la escrita, ¿Te gusta lo que ves? ¿Te parece que es una continuidad de tu trabajo? ¿Sentís que es otra cosa?
A veces me gusta, y a veces no. Y cuando no me gusta es una sensación muy incómoda. El problema con el cine, si no te gusta el resultado, es que su alcance es mucho más amplio que el de la literatura. Una adaptación condiciona para siempre la lectura del libro, al menos para la gran mayoría de los lectores. Pero si la adaptación sale bien, la sensación es completamente distinta, es casi una ampliación de la novela. Pero con Distancia de rescate es resultado es algo especial, porque por primera vez estuve involucrada en la adaptación de punta a punta. Claudia me animó a participar en el casting, en la elección de las locaciones, estuve en parte del rodaje, en el montaje, y realmente me sentí muy escuchada todo el tiempo. La película no es de ninguna manera el libro, es algo muy diferente, pero en parte la siento propia también.

¿Aceptarías que todos tus trabajos fueran adaptados por el cine y la televisión?
No sé, todo depende de quién lo adapte y con qué ideas llegue. Y depende también de qué historia quieran adaptar. Con Distancia de rescate por ejemplo, antes de conocer a Claudia tuve muchas propuestas, varios directores se acercaron, con algunos de ellos llegamos a tener incluso algunas reuniones. Pero yo sentía que este libro en particular era algo muy delicado, no me animaba a terminar de soltarlo. Y con Claudia la sensación fue completamente diferente. Nos sentamos a tomar un café, ella empezó a hablar sobre su lectura y yo a los diez minutos ya internamente había decidido que tenía que ser ella, sin ninguna duda.  

¿En algún momento pensaste en escribir específicamente un guion para una película?
Sí, lo pensé. Pero en cuanto tengo una idea mi instinto va siempre hacia la literatura. Me tienta mucho la idea de escribir algo para cine, pero para que se dé semejante incursión debería haber algo en la idea original que merezca realmente ser contado en el cine, y no literariamente. Creo que hay que escuchar las ideas con atención, porque ya vienen con su ritmo, su tono, su género y su formato, y no me gustaría hacer nada que forzara esta intuición. 

¿Con qué te gustaría que se conecte el lector de la novela con la película?
Me gustaría que, más allá de los cambios y las novedades que trae siempre una adaptación, el espectador pueda atravesar la película en un estado emocional similar. Cuando escribía la historia de Distancia… pensaba, esto le puede pasar a cualquiera, esto tan dañino, tan peligroso, y quería que algo en la energía del texto despertara al lector, lo despabilara y lo alarmara lo suficiente como para entender hasta qué punto esta historia nos está tocando a todos. Ojalá la película logre traducir algo de esa urgencia.

¿Expectativas por el estreno?
Muchas. Pero también mucha emoción por todo lo que ya pasó. El estreno es un festejo por todo lo que ya pasó alrededor de la producción de esta película. Y ojalá siga pasando.

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