77 Festival de Cannes - Quincena de Cineastas

Jonás Trueba: "Cada uno tiene que ir aprendiendo a vivir más o menos como puede"

El español Jonás Trueba presenta en Cannes su último trabajo, "Volveréis" (2024), una comedia de pareja incluida en la Quincena de los Cineastas. La película narra la historia de dos personas que, tras casi quince años juntos, deciden separarse, pero en vez de lamentar la pérdida, eligen celebrar su nueva vida con una fiesta. NOTICINE.com conversó en exclusiva con el madrileño,

Jonás Trueba: "Cada uno tiene que ir aprendiendo a vivir más o menos como puede"
Jonás Trueba
Jonás Trueba
miércoles 22 de mayo de 2024

El cine francés ha sido una referencia en tu trabajo. Imagino que disfrutás de una manera especial al debutar aquí en Cannes. ¿Es un sueño hecho realidad?
Sí. Pero fíjate que me quiero resistir un poco al decir esto de que es un sueño, porque en general siempre estoy contra esta teoría con respecto al cine. Intento no soñar mucho. Sé que hay grandes directores que trabajan mucho con los sueños. Yo siempre he preferido no hacerlo, porque pienso que luego es muy difícil alcanzar el ideal, con lo cual he intentado siempre mantenerme como más pegado a la realidad. Cannes, digamos, era un sueño o un objetivo, y lo digo sin pretensiones. Es mi octava película y estoy muy contento de que se hayan fijado en lo que hacemos, pues importante también decir que hay muchos cineastas que no están aquí, a lo mejor no van a estar nunca. Y a veces hacen películas mucho mejores que las que están aquí. Es decir, que yo y la gente con la que trabajo nos habíamos demostrado que podíamos hacer cine sin pasar por Cannes. Y la Quincena particularmente me parece que se ajusta, que está como más cerca de mi manera de entender el cine desde una certeza del cine independiente.

¿Como estás viviendo esta experiencia frenética que es Cannes? ¿Te queda tiempo para ver otras cosas?
He disfrutado estos días que he estado aquí. Tuve que venir desde el principio del festival por unas jornadas con los exhibidores franceses, con lo cual he podido ver películas, disfrutando como espectador y también ver cómo funciona. No había venido nunca. Una de las partes buenas objetivamente es que esto es un gran mercado y le permite a la película llegar a sitios, alcanzar acuerdos, llegar más fácilmente a distribuidores. Al final de lo que se trata cuando haces una película es de conseguir que se ponga en cines. Pero parece que la película ha sido bien recibida y que están encontrando interés en ella.

¿No tenés miedo que los festivales de cine se vuelvan una especie de gueto?
Sí. Tengo miedo con eso. Creo que todos los cineastas deberíamos hacer una reflexión sobre hasta qué punto los festivales de cine se están convirtiendo como en una especie de obligación, Y que efectivamente se convierten en un gueto donde de pronto es una vara de medir, y cuando no pasas por ella, pues es muy difícil de pronto seguir haciendo cine. Igual que los premios. Creo que es peligroso nos podemos volver locos de darnos tantos premios a nosotros mismos y tal, sí me parece que hay que hacer una reflexión sobre esto.

Hablando de Volveréis, es un cuestionamiento a la pareja del cine y lo hacen en equipo, ¿hasta qué punto ustedes mismos se ponen en riesgo cuando están rodando?
Me gusta que lo digas así, porque efectivamente la película muestra ese cuestionamiento, incluso esa incomodidad que a veces tenemos cuando estamos trabajando. Al final es un proceso de creación que es muy frágil. Venimos trabajando con el mismo equipo de técnicos y actores prácticamente desde mi primera película. Y es muy bonito eso, porque habla de un grupo que se ha ido creando y ha ido generando una confianza, una fidelidad y esto no es fácil de sostener a lo largo del tiempo. Y esto es algo que también le pasa en la película a la pareja. En el fondo llevan muchos años juntos, igual que yo llevo muchos años con mi grupo de Los Ilusos, pero no es un pacto de sangre, digamos. Es algo que tienes que ir renovando. No sabes si va a durar para siempre. Esa fidelidad que nos guardamos hay que trabajarla, hay que cultivarla. La película también habla de esto, de como a través de una pareja, ves que es necesario quizás ponerse en crisis, renovar el pacto. Esto es una reflexión que vale para el amor, pero que también vale para el trabajo, Sobre todo si te tomas el trabajo como una forma de amor.

 El tratamiento de la pareja es algo que también hicieron en Tenéis que venir a verla, que de hecho en cierta medida se siente como una especie de secuela espiritual quizás. Entonces, quisiera saber si cuando estaban filmando Tenéis que venir a verla, ya estabas pensando en este proyecto...
No, fíjate que Tenéis que venir a verla, es una película muy feliz para mí, aunque nace en el contexto de la pandemia. Fue muy complicado, pero es una película que la hicimos en ocho días de manera muy instintiva, muy intuitiva, muy rápida. Ojalá pudiera hacer películas así siempre, con esa rapidez. Y, en cambio, Volveréis, también es una película rápida, más compleja de producción, pero digamos que ha surgido realmente el año pasado. Prácticamente empezamos a escribirla en enero del 23 y en enero del 24 la estábamos terminando de montar. Y fue como algo que de pronto decidí hacer un poco de un día para otro. De hecho cambié mucho mis planes. La idea era haber hecho otra película en la cabeza. Venía trabajando desde hace un tiempo y de pronto por una serie de circunstancias decidí que no, que tenía que abandonar aquello. Y esta película, Volveréis, surge un poco como un revulsivo. Como algo muy rápido que necesité hacer para quitarme de encima como los problemas que arrastraba.

La película anterior y esta me recuerdan mucho como las primeras películas de Woody Allen. ¿Te sentís inspirado por él, por su cine, de alguna forma?
Seguro que sí. Obviamente es un cineasta que ha sido, yo creo, fundamental. No sé, yo diría desde los años 70 hasta prácticamente... Sobre todo creo que es un cineasta fundamental para mi generación, que hemos crecido con sus películas durante mi adolescencia. Este rito de ir a ver la película de Woody Allen cada año era fundamental, creo que para mí y para un montón de cineastas. De pronto parece que ahora es un cineasta casi mal visto y sin embargo ha sido, yo creo, muy clave. Pienso que el humor es absolutamente fundamental y sano, no el cinismo, sino el humor sano, la risa.

Tu padre, Fernando, estuvo en el origen de este proyecto con su idea de celebrar la separación, además aparece en la película. ¿En este o en otros proyectos te ha corregido, sugerido o criticado algo sobre su manera de dirigir?
Sí, pues obviamente es el cineasta con el que he crecido. Es un gran cinéfilo, con lo cual he tenido la suerte de poder disfrutar también de las películas que él amaba y que me ofrecía ver cuando yo era pequeño. He crecido con estas películas de la comedia americana. Es bonito dialogar ahora un poco con ellas a través de Volvereis. Y dialogar también con mi padre, que finalmente toma un espacio dentro de la película. Estoy feliz de haberme atrevido a encontrar este hueco ahí para él y asi intentar devolverle algo de lo mucho que me ha dado también. Mi padre aquí hace un ejercicio casi de autoironía, que creo que es sano. Se le ve disfrutar, es un papel además muy agradecido.

Sobre este diálogo con tu padre, ¿Hasta qué punto has querido distanciarte de él en un determinado momento? ¿Y hasta qué punto te sirve ahora mismo su influencia? ¿Cuál es el equilibrio?
Es complejo hablar de esto. Fíjate que al hacer esta película, vaya lío en que me he metido, que ahora tengo que responderte a estas preguntas, que en realidad me da mucha vergüenza y es todo muy íntimo y me lo tengo merecido, claro, ya sabía que esto iba a ser así. Bueno, al final eres hijo de quien eres, todos lo somos. Y es como medio imposible, pretender evitarlo. De todas formas, con mi padre no es que haya querido marcar distancias. He intentado básicamente marcar mi propio camino sin tampoco pretender hacer un gesto como de oposición, sino más bien quizás un gesto de diferenciación, por pequeño que fuera.

Citás siempre al filosofo Stanley, quien afirmó que el cine nos hace mejores ¿Pensás lo mismo?
Sí, creo mucho en esa idea de Stanley Cavell. Es muy bonito como él lo argumenta. Básicamente, en su caso, lo que ves es que es un grandísimo espectador, que le pone mucha fe al cine. El es capaz de ver estas películas que ama, y las ama tanto que hace mejores también esas películas, que las sabe pensar y las sabe transmitir de una manera virtuosa, maravillosa. Esa creo que es su gran lección. Creo que el cine nos hace mejores precisamente por eso, desde el momento en que todavía vamos a ver una película o nos ponemos a ver una película y tenemos la mejor actitud posible como espectadores, que es lo que él tiene: una actitud de espectador generosa, atenta, curiosa, no cínica, no cerrada, sino siempre abierta. Ver películas te da esperanza en la vida, ya que es una predisposición, un interés especifico, de la misma forma que los cineastas que nos ponemos a mostrar algo, a retratar algo, es también una fe en la vida, es una confianza en la vida.

¿Por qué creés que nadie se preocupa por la falta de educación sentimental que todos padecemos? Nos ensenan desde pequeños muchas cosas, pero no a relacionarnos en pareja.
Ya, eso es verdad, pero ¿cómo se enseña eso? Igual que ¿cómo se enseña el cine? En realidad las cosas las vas aprendiendo según te vas atreviendo a hacerlas. Justo el otro día vi la película de Elena López Riera, una compañera que proyectaba su corto en la Semana de la Critica. Ha hecho una película que habla de mujeres confesando, hablando de sus primeras relaciones sexuales, de sus casamientos, de sus bodas. Y de cómo nadie les habló, de cómo nadie les explicó cosas que son básicas y elementales. Muy bonita esa reflexión. Bueno, quizás a veces tienes suerte como yo, por ejemplo, y te toca nacer en una familia donde de pronto una serie de cosas se te muestran o se te dan de una manera generosa. Creo que luego cada uno tiene que ir aprendiendo a vivir más o menos como puede.

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