Protagoniza el multipremiado musical

Máximo Meyer escribe un capítulo memorable en su vida a través de “Querido Evan”

“Esta obra y este personaje marcan un antes y un después en mi vida. En cada función sano, mucho, de manera inconsciente”, reflexionó el actor en una entrevista exclusiva con EscribiendoCine.

Máximo Meyer escribe un capítulo memorable en su vida a través de “Querido Evan”
jueves 12 de octubre de 2023

“En algún momento lo tengo que hacer… ¡y lo voy a hacer!”. Se aseguró a sí mismo Máximo Meyer años atrás, tras descubrir el fenómeno Dear Evan Hansen. Si bien no fue espectador de la obra musical estadounidense, alcanzó con que viera un video de la actuación del protagonista Ben Platt en los Premios Tony de 2017 para que quedara asombrado y deseara, en algún momento, encarnar dicho rol. Su motivación se potenció al practicar el repertorio del espectáculo en su habitación y en alguna clase de interpretación vocal, así como también al conocer la adaptación cinematográfica de 2021 y ser atravesado por su emotiva historia. Sin embargo, para ese entonces no imaginaba que, en 2023, luego de superar distintas instancias de audiciones, se transformaría en el primer Evan Hansen argentino y sería elogiado y ovacionado de pie durante cada función desarrollada en el Teatro Metropolitan.   

ESPERADO ENCUENTRO

“Te encontrarán”. Así se titula en español una de las emblemáticas canciones de Querido Evan, la adaptación teatral argentina del musical estadounidense con letra y música de Ben Pasek y Justin Paul, libreto de Steven Levenson y actuación protagónica de Ben Platt (quien también encarnó el rol principal en la trasposición cinematográfica dirigida por Stephen Chbosky). Y tal como anticipa el título del tema, el personaje adolescente ficticio halló un sublime representante argentino: Máximo Meyer. El actor de 26 años, proveniente de San Fernando, arribó en mayo de este año a la emblemática Avenida Corrientes para iluminarla con la narración de una historia tan disruptiva como inspiradora.

El relato se centra en Evan Hansen, un joven solitario con trastornos de ansiedad que se enfrenta a una situación inesperada, que lo lleva de un momento para otro a transformarse en un fenómeno viral. Así, transita un camino lleno de malentendidos que lo ayudan a descubrirse a sí mismo, abrirse al mundo y encontrar una salida para él y para el entorno que lo rodea.

El productor de la versión local de Querido Evan es Pablo del Campo, quien lleva una extensa trayectoria en el género teatral. De hecho, estuvo a cargo de propuestas como Casi normales (2012-2022) y Una vez en la vida (2019), en cuyos elencos formó parte Máximo, por lo que, entre ellos, había un vínculo de admiración y entendimiento. 

“Interpretar a Evan era uno de mis sueños más deseados, implicaba cantar y meterme actoralmente en lugares profundos. Sin embargo, no sabía si lo podía hacer, pero tenía ganas del desafío. Además, había algo en su historia, con la que siempre había empatizado mucho. Al ver que Pablo había subido en las redes sociales el flyer de la obra, en septiembre del 2022, se me congeló el cuerpo. Cuando uno lo ve más cercano, más nervioso se pone, ya que pone más expectativas. Así, arranqué todo el proceso de audiciones”, recordó Meyer.

Primero, tuvo que enviar virtualmente videos interpretando canciones de otros musicales con un estilo similar al de Dear Evan Hansen. Luego, al pasar un primer filtro, asistió a un casting presencial, en el que debió cantar tres temas y hacer monólogos del espectáculo musical. Avanzó y pasó a interactuar con colegas que probaban otros roles, por ejemplo, el de Zoe (finalmente encarnada por Rochi Hernández). Una peculiaridad es que, en dicha instancia, también experimentó el papel de Connor (a cargo de Guido Balzaretti, y más tarde de Alan Madanes).

“Cuando hice la última audición, ya sabía que estaba dentro del proyecto, pero desconocía con qué personaje. Me habían comentado que les habían gustado mucho las presentaciones, y yo sentía que me había ido muy bien, pero uno nunca sabe. Hasta que me enteré por un llamado telefónico, ¡fue felicidad pura! Yo quería desafiar a mi cantante y a mi actor de esta forma. Evan pasa por todos lados, debido a que tiene momentos graciosos y dramáticos, una composición física y una línea de pensamiento muy importante en cuanto a su ansiedad, así como también el escondite de un montón de angustias y dolores, y la posterior apertura de su corazón. Posee muchas capas, y cada día, en la repetición de las funciones, encuentro más”, explicó.

ALGUIEN QUE ME MIRE

Con detenimiento y precisión. Así fue el trabajo de construcción de personaje que encaró Máximo para dar vida al joven Hansen. Para ello, contó con las indicaciones del director general de la puesta escénica, Sebastián Irigo, con quien compartió intensas jornadas de ensayos y reuniones, de lunes a sábados, durante alrededor de dos meses. La pauta principal era ir de a capas, armando al protagonista de la ficción de adentro hacia afuera.

“Al momento de interpretar a Evan es muy fácil caer directamente en el síntoma, en sus manos, en su postura vinculada a la ansiedad, pero si no hay un contenido emocional está vacío. Entonces, primero transitamos su arco emocional sin tantos síntomas. Él arranca la obra con una angustia muy fuerte y mucho conflicto consigo mismo, luego va construyendo toda la mentira, y hay un momento de liberación. Una vez transitado eso, empezamos a meternos un poco más en la ansiedad, en cómo se vincula con sus amigos -que no son tan amigos-, con su mamá, y con Zoe y sus padres. Con cada uno tiene una forma de ser diferente, cada persona le genera algo completamente distinto”, describió.

Y, a continuación, agregó: “Hay algo de la construcción del personaje que lo encontré el día que apareció el público en la primera función. Los espectadores son piezas fundamentales, son los únicos que siguen paso a paso cada mentira de Evan, por lo tanto, tenerlos como testigos me cambió la vida y me hizo entender un montón de cosas. De hecho, este tipo de papeles nunca se terminan de armar, siempre van mutando y, en el mejor de los casos, se van generando más capas, con más profundidad”.

Una cuestión no menor tuvo que ver con el physique du role, es decir, el actor tenía que aparentar ser un adolescente de 18 y que se generara el verosímil. Si bien solo tiene ocho años de diferencia con respecto al joven del relato escénico, cuenta con la oportunidad de que, al afeitarse, transmite una edad menor a la suya fuera de la ficción.

“Haber hecho esta obra y este personaje marca un antes y un después en mi vida. En cada proyecto artístico en el que estoy involucrado lo doy todo, y busco transformarme a través del mismo. En Querido Evan entregué mi cuerpo y mi experiencia vivida para atravesar el rol. Y no hace falta haber tenido una adolescencia tan compleja como la suya para sentirse identificado. Yo me siento muy identificado con muchas cosas suyas, no necesariamente porque tuve una adolescencia sufrida, para nada, tengo recuerdos lindos del colegio. Sin embargo, se trata de una etapa muy complicada, de mucha duda e inseguridad, no entendés nada, te cuesta comunicar las cosas y vincularte, tenés conflictos con la familia…”, señaló el protagonista de la multipremiada obra.

Por otro lado, en cuanto a las fibras emocionales que tocó la historia de Hansen en su propia vida, confesó: “Hay algo del personaje, que se siente solo y no escuchado, que me interpela en algún lado. Me siento muy identificado con esta situación de, a veces, sentirse tan vulnerable. Tengo amigos y estoy rodeado de gente hermosa, pero me pasa. Uno no está bien todo el tiempo, nos suceden cosas, atravesar dolores y duelos. Evan resume todo eso en una persona, y yo en cada función sano, mucho, de manera inconsciente. Fue muy loco visitar esa etapa adolescente, construirla de nuevo, aceptarla y sanarla. Cuando salgo en el final veo en la platea a la gente completamente emocionada, y lo agradecen. ¡Es muy renovador saber que lo que uno hace genera ese impacto!”.

FIRMADO, YO

El título del espectáculo parte de un ejercicio de cartas en el que Evan se escribe a sí mismo, a raíz de un pedido de su psiquiatra. Este auto intercambio epistolar da origen a distintas vicisitudes que se abordan en escena en el transcurso del relato. En el marco de esta dinámica, el actor pensó qué le redactaría hoy a su yo adolescente. “Le diría que trate de entender que los procesos son claves, que todo lleva su tiempo y las cosas van decantando solas. Le pediría que no se angustie ni preocupe tanto por no ver resultados, ya que todavía es chico y los frutos se dan más adelante. Si uno tiene un ritmo constante, en algún momento los resultados aparecen”.

Acto seguido, reflexionó en torno a qué le expresaría su yo del pasado a su yo del presente. “Me daría una palmada en el hombro y me diría '¡qué bien que lograste lo que queríamos hacer!'. A veces pienso que, si Maxi del pasado viese lo que tengo la suerte de estar haciendo ahora, estaría muy contento, porque estoy cumpliendo sueños”.

LOS EVAN-GELIZADORES  

“Te abre la cabeza”, “Te toca el corazón”, “Te sentís identificado”, “Me vi reflejado”, “Para quien se sintió solo alguna vez”, “Podés empatizar”, “Te vas con el corazón lleno”. Estas son algunas de las frases que utilizan los espectadores de diferentes edades y lugares de origen cada vez que salen de disfrutar una función de Querido Evan en el Teatro Metropolitan.

Sobre la trascendencia de la puesta escénica, Máximo planteó: “Somos una sociedad muy psicoanalizada, entonces me parece re lógico que la gente empatice así, que le guste, y que genere tanto revuelo la obra. Pasó algo muy parecido con Casi normales, debido a que son espectáculos con temáticas universales, tales como los vínculos amorosos y familiares, la salud mental, la no comunicación. Si no te sentís identificado es porque tenés una barrera que no te está permitiendo ver algo que te está pasando. A su vez, la obra es hitera, tiene temones que la gente disfruta y que quedan pegados en la cabeza, que hacen que este dramón no deje de ser un show”.

Y una de las mayores sorpresas para el protagonista acerca de la repercusión en la audiencia, sobre todo teen, tiene que ver con la recepción de stickers y muchos dibujos de los distintos personajes de la historia con estilo de cómic. Dichas obras artesanales son muy valoradas por el elenco, de hecho, los artistas las pegan en sus camarines. “¡Es muy hermoso, tenemos un público joven muy presente!”, valoró.

PARA SIEMPRE

12 años tenía Meyer cuando dio sus primeros pasos en el teatro musical en una escuela ubicada en la zona norte de la Provincia de Buenos Aires, donde residía en ese período. Allí no solo adquirió conocimientos y herramientas prácticas para afrontar distintas propuestas actorales, sino que, también, descubrió su vocación y experimentó por primera vez procesos como son los ensayos y el montaje de espectáculos integrales. Si bien hubo determinados momentos en los que estuvo más enganchado con la disciplina, y otros donde no fue tan así, siempre perduró su interés y pasión. Por ende, cuando terminó la escuela secundaria ingresó a estudiar actuación en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). 

Así como en ese entonces él eligió la profesión, escogió dos circunstancias en las que consideró que recibió las primeras devoluciones positivas por parte del oficio.  “La primera obra que hice en Calle Corrientes se llamaba Quién retiene a quién, yo tenía 19 años y la hacía una vez por semana. Era un lindo proyecto en el que actuaba con artistas como Laura Oliva, Fabián Vena y Flor Otero, en la sala de arriba del Metropolitan. No lo podía creer, estaba cumpliendo un sueño, pensé '¡ya está, llegué!'. Y no, la vida sigue, no funciona tan así. De todos modos, recuerdo que fue un momento de mucha gratitud y de decir '¡qué lindo poder hacer esto!'. Y, después, el otro momento es Querido Evan, en el que el arte me vuelve a elegir de una manera tan poderosa para un rol muy importante. Ser el Evan argentino es un delirio, ¡no lo voy a terminar de entender nunca!”.

Más allá de la actuación, Máximo se desempeña como músico y actualmente trabaja en su próximo proyecto solista. En Spotify se encuentra disponible un disco de 2022 que comparte con Inbal Comedi, titulado Un nuevo tiempo y surgido durante la pandemia. “¡Estoy muy orgulloso de ese disco!”, expresó.

“¿Alguien tiene un mapa?” Preguntan en el inicio de la puesta escénica las madres de Querido Evan, Heidi y Cynthia, ante las circunstancias que deben transitar junto a sus respectivos hijos. A partir de este interrogante, el actor protagónico meditó sobre su ruta artística. “Si hay algo que la vida me enseñó con mis 26 años es que los planes no sirven porque, después, la vida un poco te trompea, así que no tengo un plan. Sí tengo ideas y ganas, me gustan muchas disciplinas y estar cambiando todo el tiempo, buscando nuevos desafíos. Ahora, estoy transitando este personaje y ojalá podamos hacer otra temporada de la obra. Cuando paremos seguramente le meta a mi proyecto musical. Y me gustaría empezar a trabajar en el ámbito audiovisual, castear para series y películas. ¡Hay que ver a dónde nos lleva la vida!”.  

AGENDAR

Querido Evan se presenta de jueves a domingo, hasta el 29 de octubre, en el Teatro Metropolitan, ubicado en Avenida Corrientes 1.343, Capital Federal. Las entradas pueden adquirirse por Plateanet.

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