Se proyecta en el festival CineMigrante

Adirley Quierós y la provocación de "Mato Seco em Chamas", la película que dirige junto a Joana Pimenta

Trazando paralelismos entre la historia política reciente de Brasil y la actualidad de Argentina, y explorando la ciencia ficción a lo “Mad Max”, Queirós conversa sobre su obra y sus propósitos a la hora de hacer cine. “Si colocás una cámara en la periferia durante 15 minutos podés captar el futuro”, reflexiona el director en una charla con EscribiendoCine.

Adirley Quierós y la provocación de "Mato Seco em Chamas", la película que dirige junto a Joana Pimenta
jueves 28 de septiembre de 2023

Luego de su paso por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, la película se presenta en Argentina en el marco del CineMigrante. ¿Cuáles son las sensaciones al compartir una obra que explora cuestiones sociales y políticas en este momento que está viviendo Argentina?
Es muy bueno que la película se esté pasando justo en este momento acá. Cuando nosotros la hicimos, pensamos que sería una obra que iba a tener una adherencia en América Latina ya que es similar lo que se vive, por lo cual se podrían identificar en la descripción de la periferia. Principalmente, es muy importante para mí que la película se pase en Brasil, el lugar en donde vivo, y en el resto de América Latina más que en los festivales europeos. La película nos comunica con un aspecto de Latinoamérica, por lo cual estoy muy feliz de estar acá y que puedan sentir las sensaciones que tratamos de transmitir.

¿Podés trazar similitudes con este momento político que vive Argentina y aquel que vivía Brasil al haber realizado la película?
Si, totalmente. La película la hicimos en el 2018 y era un momento en el cual se estaban viviendo las elecciones en Brasil y todo perfilaba a la victoria de la ultra derecha. Hay una escena en la película en donde los simpatizantes de Bolsonaro están en la calle. Eso fue filmado en el último día en el cual la gente podía salir. En aquel momento nuestra idea era generar una provocación. Para nosotros no había ninguna duda de que Bolsonaro ganaría las elecciones y el movimiento que generó la cinta fue muy intenso porque grabamos en una comunidad de la periferia en que la gran mayoría eran simpatizantes de Bolsonaro. Esa es una contradicción muy grande porque es una comunidad en la que muchos fueron encarcelados o tienen o tuvieron familias en las cárceles. En ese momento, nosotros estábamos perdidos, sabíamos que íbamos a tener esos 4 años, por lo que ahora, que la película se proyecte acá, justo con lo que están viviendo en Argentina, resulta una situación similar a la que comentaba. Es la misma perspectiva y todos sabemos cómo funciona la extrema derecha. La única forma que tenemos los progresistas que esto no suceda es ir a tocar las puertas y convencer a las personas. Nosotros en Brasil nos acobardamos y eso tiene un precio. Se paga nuestra posición de pasividad. Entonces, hicimos la película como una intervención: estábamos filmando en medio de toda la gente que vivía allí y de pronto veían una representación de cuatro mujeres negras de la periferia hablando entre sí y planificando. Me encantaría que la película se pase en las escuelas en América Latina y hablar de lo que sucede en las periferias.

En la película se plantea una historia en un contexto real y se confunde mágicamente lo documental y la ficción. ¿Cómo fue que se tomó esa decisión?
Nuestras películas nunca son planeadas. No teníamos un guion, pero teníamos un argumento muy fuerte. Nosotros dejábamos que hablen las personas, los personajes, que nos cuenten su vida, y ahí íbamos proponiéndoles acciones. Iban sucediendo cosas durante la filmación y todo eso hacía que el rumbo de la historia vaya mutando según lo que acontecía.

Las protagonistas son personajes muy fuertes: cargan armas, se empoderan y lideran una banda guerrillera. ¿Cómo es que llegaron a las actrices?
La pesquisa de los personajes fue de mucho tiempo, aproximadamente de 8 meses. Joana y yo teníamos un equipo muy pequeño de tan solo 5 personas, pero que estábamos muy juntos.  Entonces caminábamos por los lugares, hablábamos con muchas personas, tratando de encontrar las actrices para nuestros personajes. Lea estaba encarcelada en el proceso de la película, pero todos nos hablaban sobre ella, todas las conversaciones giraban a ella. Entonces pensamos que nosotros teníamos que hacer algo en relación a lo que estábamos contando con la película. Ella estuvo 8 años presa y, al salir, tuvo solo una semana y se encontró con el equipo de trabajo de la película. Fue una locura porque, mientras ella estaba en la cárcel, todos allí adentro comentaban que salía a trabajar de seguridad de su hermana. Fue algo muy confuso, pero también muy bonito. Las encarceladas hablaban sobre esto, pero en realidad el trabajo por el cual salía era para hacer una película. El personaje debía ser de una mujer muy impactante. Yo la conocía de mucho tiempo atrás porque vivo cerca de esa área y siempre se hablaba de sus historias de viuda negra: había matado a sus dos maridos al defenderse por violencia doméstica. Entonces ya era una figura muy imponente y querida por muchas personas. Cuando la vi le comenté que teníamos un dinero para un personaje y ella me respondió: “¿Me vas a pagar? ¿Por qué?”. Le dije que su actuación era que me cuente sus historias, que sea ella, que hable sobre sus cosas, que porte armas.

La película tiene una estética muy particular y detecto un estilo similar en las locaciones y en los vehículos de transporte a “Mad Max”. Teniendo en cuenta que en tu película sucede una historia de mujeres guerreras, se la podría vincular con “Mad Max: Furia sobre ruedas” teniendo al personaje de Furiosa como emblema. ¿Hubo alguna inspiración sobre esto? ¿Cómo fue construir este mundo a través de un presupuesto chico pero que no tiene nada que envidiarle a una súper producción de Hollywood?
Me gusta la pregunta y me encanta reflexionar sobre esto porque mi sueño es hacer “Mad Max”. Es como una obsesión que tengo porque “Mad Max” habla de las periferias y yo pienso que el futuro es ese: las periferias del futuro. Si colocás una cámara en la periferia durante 15 minutos podés captar el futuro. Porque todo lo que vive la gente de mayores ingresos pasa primero en la periferia: marginalidad, desempleo, desolación. En un primer momento la película podría relacionarse con un western clásico, pero también empezamos a utilizar locaciones muy curiosas. Teníamos la idea de usar motos, el auto de la policía y todo esto con un estilo muy peculiar. Además, Joana compuso una fotografía muy vigorosa con importancia por el encuadre y la iluminación. Nosotros queríamos que, sea lo que sea que les pase a los personajes, el plano debía captarlo, por lo cual debíamos tener mucha noción del espacio. El territorio es muy importante, queríamos mostrar que las personas estaban pasando, que las cosas estaban sucediendo. Por ejemplo, los motoqueros, la gente en los bailes. Los cuerpos de la periferia están muy marcados, son personas que vivieron historias muy fuertes y que conocen los secretos de las calles, y esto lo relaciono con los cuerpos de América Latina. Los europeos seguramente no entenderán nada de la película y eso es muy bueno, no hay ningún problema.

¿Y cuál es tu propósito a la hora de hacer películas?
Me interesa mucho la confusión del espectador, prefiero eso antes que el desinterés. Yo, por ejemplo, cuando voy a ver una película en otro idioma lo hago sin los subtítulos. No hablo inglés. Lo que me interesa son los cuerpos y el movimiento, entonces trato de imaginar lo que pasa y pasará. Quizás no tenga conocimiento de la película, pero puedo decir si me gusta o no por los cuerpos, la posición de la cámara. Nuestra película tiene mucha violencia estética. Las grandes películas de Hollywood se expropiaron de lo que sucede en las periferias, de esas experiencias, de cómo es la sensibilidad de las calles. Hago películas porque pienso que el cine es un buen medio para entablar discusiones sobre problemáticas sociales y económicas que vive la gente, para provocar. Esto es muy interesante. En Brasil hemos pasado la película en una escuela y un niño de 13 años entendió perfectamente la problemática del petróleo que estamos viviendo. Es importante despertar en las personas un pensamiento sobre la política y como eso los atraviesa. Una cosa es la información y otra muy diferente es la percepción.

Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS