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Crítica de "Falsos millonarios", Miranda July entre burbujas de amor y estafas de poca monta

"Falsos millonarios" (Kajillionaire, 2020), dirigida por Miranda July, nos transporta a un universo deslumbrante impregnado de elementos surrealistas, que oculta una profunda melancolía en su premisa aparentemente sencilla.

miércoles 12 de julio de 2023

Miranda July acumulaba una notable cantidad de cortometrajes antes de aventurarse en la dirección de largometrajes con su aclamada obra Tú, yo y todos los demás (Me and You and Everyone We Know, 2005), la cual conquistó a la crítica y cosechó numerosos premios en prestigiosos festivales. Sin embargo, no obtuvo el mismo reconocimiento con su segunda película, El futuro (The Future, 2011), que fue calificada de autocomplaciente y puso en duda el talento de la directora. A pesar de ello, tras casi una década sin estrenar una nueva película, resurge entre las cenizas con un extraordinario milagro llamado Falsos millonarios.

En el corazón de esta historia se encuentra Old Dolio (Evan Rachel Wood), una joven de alma reservada cuyo peculiar atuendo y su postura encorvada la distinguen. A lo largo de su vida, ha sido víctima de la explotación por parte de sus miserables, avaros y egoístas padres, Robert (Richard Jenkins) y Theresa (Debra Winger), hábiles estafadores que ejercen un control asfixiante sobre cada aspecto de su existencia, sin concederle ni el más mínimo gesto de afecto. Su hogar es una oficina abandonada en las cercanías de una fábrica, donde se enfrentan diariamente a la tarea de limpiar la persistente espuma rosa que se adhiere a las paredes.

Sin embargo, el curso de sus vidas se ve alterado de manera radical cuando se ven inmersos en un extraño y arriesgado fraude relacionado con valijas perdidas. Durante esta empresa, se encuentran con Melanie (Gina Rodríguez), una chica enérgica y alegre. La irresistible habilidad de Melanie para ganarse la confianza de ancianos vulnerables y obtener acceso a sus recursos financieros lleva a Robert y Theresa a sumarla en su grupo de criminales. Esta nueva incorporación provoca un conflicto interno en Old Dolio, ya que la personalidad y el estilo de vida de Melanie contrastan de forma radical con los suyos propios. Mientras Melanie representa independencia, alegría y una apariencia impecable, Old Dolio se ve sumida en la incertidumbre, debatiéndose entre su lealtad hacia su familia y el deseo de descubrir su propia identidad.

July utiliza elementos de drama social, comedia, heist, fantasía y coming-of-age para contar esta historia única. El tono surrealista se establece desde el principio con la presencia de la fábrica de burbujas y la espuma rosa, creando una atmósfera mágica. A medida que la trama se desarrolla,  nunca pierde de vista el tema afectivo que le da vida a la historia, explorando las relaciones familiares disfuncionales y la búsqueda de amor y aceptación.

La estética de Falsos millonarios se nutre de una paleta de colores burbujeante en la que resalta el rosa y la tonalidad pastel, creando una experiencia visualmente atractiva. Además, la atmósfera auditiva, compuesta por el compositor Emile Mosseri, agrega una capa adicional de encanto. Sin embargo, la verdadera fortaleza de la película reside en las interpretaciones de sus personajes. De hecho, uno de los momentos más impactantes ocurre en la oscuridad, apenas percibiendo pequeños puntos de luz, como si estuviéramos contemplando el universo mientras un importante diálogo entre Wood y la talentosa Gina Rodríguez revela todo lo que necesitamos ver.

Con una sutileza cautivadora y sin caer en lo sensacionalista, Falsos millonarios fusiona géneros y estilos diversos para brindar una experiencia única y emotiva. July, una vez más, demuestra su destreza en la narración de historias originales y conmovedoras, desafiando las convenciones comerciales.

8.0
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