Premiado en Transilvania por su rol en “La Barbarie”

Ignacio Quesada y sus transformaciones en la pantalla grande: de incipiente estanciero a arbolito del microcentro

El joven actor se llevó el reconocimiento al Mejor Actor en el Festival de Transilvania por su destacada actuación en "La Barbarie" (2023), dirigida por Andrew Sala. “A la hora de componer un personaje se tocan cosas sensibles que tienen mucho que ver con uno mismo”, reflexionó el actor en una entrevista exclusiva con EscribiendoCine.

Ignacio Quesada y sus transformaciones en la pantalla grande: de incipiente estanciero a arbolito del microcentro
Ignacio Quesada
Ignacio Quesada
miércoles 21 de junio de 2023

“Yo soy yo y mi circunstancia”. Esta famosa frase del filósofo español Ortega y Gasset la experimentan los actores durante el proceso de composición de sus personajes para una película o serie, ya que, para comprender sus acciones, emociones y pensamientos deben indagar en múltiples aspectos de los sujetos ficticios. Con tan solo 21 años, Ignacio Quesada ya ha transitado la vida de distintos jóvenes con sus respectivos contextos. De hecho, en el último tiempo, ha protagonizado dos films: por un lado, La Barbarie de Andrew Sala, donde se convirtió en el incipiente estanciero Nacho y, por otro lado, Cambio Cambio (2022) de Lautaro García Candela, donde se transformó en un arbolito del microcentro.

NUEVOS PROYECTOS, NUEVOS RETOS

Cada vez que un actor da vida a un personaje, ya sea en el escenario o en la pantalla, no logra dimensionar fácilmente la cantidad de personas a las que puede llegar con su interpretación, ya sea a colegas, directores, productores, o a espectadores en general. Al primer casting de La Barbarie con Andrew Sala y Verónica Souto, Ignacio Quesada llegó por medio de su representante Gabriel Villegas. Tras superar distintas audiciones, fue elegido para encarnar al adolescente Nacho, y se enteró de dicha selección mientras rodaba la serie Puerta 7 (Netflix, 2020). “No había terminado el primer trabajo y ya tenía otro, ¡era increíble!”, expresó con alegría.

Respecto a Cambio Cambio, todo comenzó cuando la hermana de una compañera de la escuela secundaria lo invitó a una película donde ella era productora, ya que sabía que él hacía teatro. Así tuvo, inicialmente, una pequeña participación en el film El perro que no calla (2021) de Ana Katz, y se cruzó con Gonzalo Bazillo, quien después fue su director en el cortometraje Club nocturno (2021). Asimismo, en dicha obra audiovisual, conoció a un productor que lo recomendó para el largometraje de Lautaro García Candela. “¡Fue una seguidilla, una cadena de gente conocida! Me invitaron a hacer el casting y quedé”, recordó.

Acerca de su actitud ante las pruebas de selección, planteó: “No sé si es por una cuestión de personalidad, pero, por lo general, no suelo ser muy previsor de las cosas, no voy con expectativas, eso me salva de la ansiedad. Me preparo todo lo que puedo, me imagino un poco qué es lo que está buscando la gente del casting a partir de la descripción del personaje y de las escenas que me mandan. Compongo los papeles con el hermano de mi representante, Ernesto Villegas, y con mi mamá Nelida Prieto, que da clases de teatro y me ha ayudado un montón. Después suelto, voy a las pruebas y hago, con lo que preparé y con lo que surja ahí, estando abierto y disponible a las indicaciones de ese momento. De hecho, mis primeros años de teatro -en El Excéntrico de la 18º- eran de improvisaciones, ¡eso me sirvió mucho!”.

En La Barbarie, Quesada interpreta a Nacho, un joven que huye de la violencia de su casa en Buenos Aires y busca un hogar al amparo de su padre, un estanciero con quien apenas tiene relación. En la estancia Santa Inés, un lugar donde predominan las diferencias sociales y la violencia contenida, Nacho tiene que luchar para entender su rol como patrón. Mientras que, en Cambio Cambio, se pone en cuerpo y alma de un muchacho motivado por la ambición de reunir el dinero que le permita mejorar su vida en el menor tiempo posible y, para lograrlo, no duda en asumir ciertos riesgos. Dicho film está ambientado en el universo de los 'arbolitos', personajes que, plantados a lo largo de la peatonal Florida, ofrecen a los turistas de Buenos Aires comprar sus dólares al mejor precio.

En ambos largometrajes, el artista de 21 años ocupa roles protagónicos. Sobre las experiencias, confesó: “Me agarró un poco de presión y, a su vez, ganas de hacer semejantes laburos. Lo pensé mucho, nunca había preparado personajes de los cuales se fuera a contar tanto, entonces, me hacía las mil y una preguntas, ¡hasta cómo estornudaban! Luego, al ir ensayando y leyendo los guiones, se fue me fueron respondiendo, igual que mientras íbamos grabando. De repente me encontré con que tenía planos de una caminata, o del personaje levantándose y yéndose a acostar, cosas más cotidianas y no tan específicas de una situación en la historia, ¡eso me impactó mucho! Ahí tomé un poco de dimensión de lo que era estar haciendo roles protagónicos, que aparecen tanto en la pantalla”.  

TAN CERCA Y TAN LEJOS

Los contextos en los que se sumergen los personajes de La Barbarie y Cambio Cambio son completamente distintos, aunque en ambas ocasiones se trata de jóvenes que abandonan sus lugares de residencia para emprender nuevas trayectorias. En el primer caso, desde la Capital Federal hacia el campo -precisamente Junín- y, en el segundo, desde algún lugar fuera de la Ciudad de Buenos Aires rumbo al microcentro porteño. En las dos circunstancias los entornos funcionaron como estímulos para la composición de los papeles.

En cuanto a referencias para las construcciones, más allá del guion, para el film de Andrew Sala, Quesada recordó la telenovela La Leona (Telefe, 2016), protagonizada por Nancy Dupláa y Pablo Echarri, en la que se hacía presente un hogar de clase alta “bastante hostil” y, además, absorbió todo lo que el marco rural de la locación del largometraje le brindaba. Y para el filme de Lautaro García Candela viajó bastante para el microcentro, donde almorzaba en un restaurante y observaba con atención los gestos de la persona que repartía volantes -ya que su personaje del relato audiovisual arranca en esa situación- y tomaba notas en un cuaderno, así como también miraba detenidamente todo lo que la zona urbana le ofrecía.

¿Cuánto involucrarse con los personajes? Ante este interrogante, el actor respondió: “Me parece algo súper complejo, que voy descubriendo a medida que voy haciendo; voy resignificando y reaprendiendo todo el tiempo. Considero que tiene que ver con cómo me encuentro en ese momento y con el grado de conciencia o inconsciencia que pueda tener con el papel. Está muy presente lo que me pudo haber tocado el personaje, alguna fibra interna, eso queda rondando mucho en la cabeza, y también son aprendizajes muy lindos. Incluso a veces los personajes te enseñan a disfrutar algo que quizás vos no disfrutabas en tu vida, o tienen miedos que coinciden con los tuyos y cuando los resuelven te sirve como lección de vida. A la hora de componer se tocan cosas sensibles que tienen mucho que ver con uno mismo. Y siempre queda algo, porque estás en contacto con cosas muy profundas, ¡agradezco muchísimo tener la oportunidad de hacer estos trabajos!”.

USINA ARTÍSTICA

Además de las películas/series anteriormente mencionados, hasta el momento Ignacio participó en ficciones como El marginal (Netflix, 2022), Días de gallos (HBO Max, 2021), El fin del amor (Prime Video, 2022) y Las noches son de los monstruos (Sebastián Perillo, 2021). Tras haber recorrido varias historias por medio de heterogéneos personajes, considera que aun conserva la inocencia de sus primeros trabajos, la inconsciencia en torno a no pensar en cuestiones que puedan estorbarlo, y la concentración y la fuerza para encarar nuevas experiencias artísticas. Asimismo, ya siente a la actuación como su profesión, y evoluciona proyecto a proyecto.

“Empecé a hacer teatro cinco años antes de Puerta 7, porque mi mamá me lo propuso y me gustó. La gran diferencia es que ahora veo más a largo plazo, mientras que, en ese momento, iba decidiendo año a año si volvía, o no, a teatro. Esos años de estudio me dieron herramientas con las cuales me puedo sostener y que no se me vaya a la cabeza, para no pensar '¡no puedo con esto!'. Me entrené y todo lo que tenga para dar lo voy a dar, y para lo que sienta que me falte voy a seguir entrenando y sumando herramientas”, señaló.

Por último, enumeró cuáles son los recursos que forman parte de su mochila actoral: “Un poco lo que me fue quedando de todas las experiencias -tanto de entrenamientos como de trabajos- y, después, todo el material disponible en los castings – como la información de los personajes-. Trato de estar lo más relajado posible, tomar lo que me sirva y deshacerme de lo que no, para estar satisfecho y disfrutar de lo que me toca hacer. Por suerte, me ha pasado de ir a un casting y decir 'di lo mejor que pude, estoy tranquilo con eso, no estuve nervioso ni paralizado'. También hay algo de desarmar las escenas y encararlas por otros lados, del entrenamiento corporal y vocal. Y es hermoso que todos los lugares tienen herramientas distintas”.

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