Netflix
Crítica de "Kung Fu Panda 2" y otra de osos
Continuación de uno de los éxitos de Dreamworks, "Kung Fu Panda 2" (2011) revisita varios de los tópicos de las películas de animación “juveniles” más recientes. No innova en nada, pero resulta un aceptable entretenimiento. Para quienes la vean en 3D, el film tiene un punto a favor.
Relato de aprendizaje que hilvana pasado y presente de su protagonista (el oso panda Po), el film de Jennifer Yuh funciona como un pasatiempo en donde el humor verbal es más que efectivo, produciendo risas a niños y adultos por igual. Una lección que la compañía productora aprendió de la saga Shrek, cuyos réditos impulsaron la creación de una película para uno de los personajes secundarios (Gato con Botas). Satisfechas todas las franjas etarias, sobreviene la sensación de que los responsables de este film pusieron “piloto automático”. Un personaje bonachón, buen gourmet y verborrágico, la drástica y misteriosa separación de su familia, una nueva vida en donde un maestro imparte aprendizajes y unos cuantos compañeros de aventuras (Tigresa, Grulla, Mantis, Víbora y Mono). ¿Les suena? Tales son los núcleos dramáticos de Kung Fu Panda 2, a los que hay que agregar la trama de venganza a cargo del villano de turno: un pavo real resentido, expulsado de su comunidad luego de ejercer magia negra.
El escenario es la China antigua, espacio que –claro- la película trata con todo el pintoresquismo posible. Y aquí no es un defecto (¿debiéramos reclamar “realismo”?), por el contrario, los pasajes más atractivos exploran la estética oriental mediante un trazo entre turístico y maniqueo pero con un fuerte atractivo visual. Tal es el caso de la acción antecedente que remite a la historia del pavo expulsado, contada con viñetas y escasos movimientos en la imagen pero con singular encanto.
La versión doblada al castellano (neutro) pierde el encanto de encontrarse con voces estelares (Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Seth Rogen). La del oso Po a cargo del actor cómico Jack Black pone en evidencia el humor histriónico y levemente irreverente de la historia. No es difícil imaginar a Black como reflejo en carne y hueso de su par animado.
Resulta bastante más importante no dejar la posibilidad de ver el film en 3D, pues en los momentos más delirantes, menos deudores de la trama, está el verdadero festín audiovisual. Una muy buena utilización de la herramienta en función de una historia que ya nos contaron varias veces.