Eduardo Pinto homenajea al cine de terror de los 80 con "El desarmadero"

En esta entrevista, Pinto nos cuenta sobre el detrás de escena, cuáles fueron sus móviles y la interesante relación entre lo técnico y lo artístico en la construcción de lo narrativo.

Eduardo Pinto homenajea al cine de terror de los 80 con "El desarmadero"
viernes 07 de octubre de 2022

Protagonizado por Luciano Cáceres, el film fusiona el drama familiar con el mundo de los autos, además de cristalizar algunas marcas de autor del director. 

Siempre me gustó mucho cómo trabajas los espacios en tus películas, tanto los espacios/ambientes ficticios generados como la elección concretamente de locaciones. ¿Qué surge primero la historia o el lugar? ¿Qué nos podés contar al respecto?
Primero aparece una historia y después la locación, como un retrato pictórico de un espacio, que puede ser el desarmadero, un barrio o el campo. Es un contexto que envuelve a los personajes, un medio que desarrolla la historia en su totalidad. Es muy importante. Yo creo que esto me sale un poco desde que, cuando yo tenía 13 años, empecé a salir con la cámara de fotos a fotografiar la calle. Creo que ahí puede estar el nacimiento de esta idea del espacio y la locación. También yo he filmado mucho video clip y, sobre todo en la época que yo los hacía, consistía mucho encontrar la locación que rinda, que sea fructífera, que genere el “cuadro” porque es siempre lo que estamos buscando: el encuadre. 

Te encantan los drones, las tomas aéreas, los planos cenitales ¿no? ¿Qué posibilidades -técnicas, dramáticas y narrativas, etc. te dan? ¿Cómo funcionan en esta película?
En realidad, no es que me encanten los drones, sino que encontré en el drone la posibilidad de hacer tomas cenitales todas grandes, con planos generales. En Corralón (Argentina/2017) yo podía elevar la cámara con el drone y tener un plano general fijo, como el plano de los pájaros. En este caso, en El desarmadero, tiene que ver con una mirada aérea, del “más allá”, de los ángeles. Yo trato de que el drone se transforme en una especia de grúa, en un travelling y no en una cámara voladora sin sentido. No me interesa hacer alarde del vuelo del drone, sino generar una composición de cuadro. En esta película, por ejemplo, hay un drone inicial que es un paneo de derecha a izquierda donde en el inicio del paneo se ven autos “vivos” en movimiento y, en 3 segundos, se descubre el desarmadero, con los autos “muertos”. También yo quería una cámara con un grado de flotabilidad y de movimiento suave. Realmente la tecnología ha ayudado mucho en esto.   

No es la primera vez que trabajás con Luciano Cáceres y con Pablo Pinto. ¿Cómo fue el trabajo con los actores para esta producción? ¿Cómo fue la selección y cuáles fueron los desafíos más importantes para estos papeles? 
Yo una vez que tengo el guion se los paso a Pablo y Luciano, ahí ellos me hacen devoluciones y los empezamos a trabajar. Acá no hubo “ensayos” pero sí mucho diálogo y comprensión de la historia, del texto. También teníamos el desafío de que el personaje de Luciano tenía que ser agradable. Entonces me acordé de la película de Herzog,  El enigma de Gaspar Hauser (Alemania, 1974), que el personaje tiene una demencia, pero también algo aniñado, algo de juego. Desde ahí, pudimos construir con Luciano este personaje especial.  Respecto al personaje de Pablo Pinto, la idea era sacarlo del estereotipo del grandote fuerte y llevarlo a un comerciante más frío sin escrúpulos. También fue súper interesantes los aportes de Cremonesi a su personaje, lo mismo el trabajo de Amelia Cáceres y Clara Kovacic interpretando a los fantasmas, que fue un reto muy fuerte para que esos dos personajes sean creíbles y es un logro que se destaca. 

¿Cómo llegas a esta historia del desarmadero, en relación con un drama familiar,  locura y fantasmas?
La verdad es que tengo una alcancía de ideas que todavía no he podido filmar aún y esta era una de ellas, la tenía guardada hace algunos años. Durante la pandemia escribí el guion, todavía no se llamaba el desarmadero, pero estaba la idea de los fantasmas y de que cada auto es portador de una historia; que estaban los autos “vivos”, que representan la vida, el poder, el capitalismo, y los autos “muertos”, que representan la chatarra y la muerte, y como con las personas pasa algo similar en relación al contexto social. Acá cada auto es un sarcófago, es la muerte. Y mientras que filmábamos sentíamos esa energía al ver los autos, algunos con golpes o con balas. Eso queda registrado en la cámara y creo que hace también que la película funcione. 

¿Cuáles fueron los directores o las películas que te inspiraron o enriquecieron para esta producción y cómo trabajaste estos elementos?
El desarmadero es un homenaje al cine de terror de los años 80, por la estética y la fotografía, a John Carpenter y a Christine (EEUU, 1983). Referencié también con Crash (Canadá/Reino Unido, 1996) de David Cronenberg y con Dark Water (Japón, 2002) de Hideo Nakata. También esto juega en otros elementos como la música, en el casette, en el radio grabador. Yo un poco crecí mirando ese cine, lo mismo el cine de Roman Polanski, hay una línea oscura que siempre me impactó. Después de haber hecho otro tipo de cine, esta era una deuda pendiente y era el momento de hacerlo: un cine con elementos de terror, con una construcción simétrica y matemática. Hay una métrica en el montaje, de acción y reacción de cada escena.

¿Hay algo que más que quieras agregar sobre la película o el estreno?   
Estoy muy feliz de estrenar, creo que es una película madura y que de alguna forma fusiona los géneros de terror, el drama y el fantástico. Creo que es muy interesante como se logró esta división del universo de los vivos y los muertos, el tránsito y recorrido de uno al otro. También es una película llena de valores artísticos ya sea por el aporte de los actores, la fotografía, y también la música, con el aporte de Ciro. Es una película que, aún en su oscuridad, tiene una enorme belleza.

Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS