Puentes de cine
Crítica de "El Premio", Paula Markovitch juega a las escondidas
"El Premio" (2011) es el primer largometraje de la directora argentina Paula Markovitch quien, nacida en Córdoba y residente en México, arrasó con su debut en los festivales de Guadalajara, Lima, Berlín y 2 FICIC, entre otros. La historia trata sobre Cecilia (consagratoria labor de Paula Hertzog), una niña de siete años que refugiada junto a su madre en un poblado costero, guarece el secreto que las mantendrá a salvo en la clandestinidad durante la dictadura militar.
En El Premio, Markovitch expone de manera magistral al totalitarismo de estado. El espacio es la playa en donde vive la niña. Junto a su madre, se oculta en una humilde casa. De una forma sutil pero cruda, se sabrá que son víctimas de la persecución política (el relato transcrurre en los `70) y que deben ocultar su identidad. Un padre ausente completa la cadena de desprotecciones para la pequeña, a la que un premio que entregan los militares le producirá un dilema ético en plena infancia.
Con una admirable precisión narrativa, la escritora y guionista construye un film sobre la intimidad inconfesable de su protagonista que, sin comprender cabalmente la complejidad de la clandestinidad, repite el libreto que le servirá de camuflaje: “mi papá es vendedor de cortinas y mi mamá es ama de casa.”
Dejando en suspenso su identidad, adoptando otro nombre y lejos de su casa en Buenos Aires, donde permanece su padre militante y del que nada se sabe, el relato se sumerge en diálogos intuitivos de la mirada infantil de Cecilia y su amiga Sharon.
