Directora cordobesa de "Atlántida", "Julia y el zorro" y "Las motitos"

Inés Barrionuevo y la libertad de la mujer en “Camila saldrá esta noche”

Después de su exitoso paso por festivales internacionales, se estrena en las salas argentinas "Camila saldrá esta noche" (2021), una película muy valiosa y magnética que realiza un retrato auténtico, bello y conmovedor de una adolescente de nuestra época.

Inés Barrionuevo y la libertad de la mujer en “Camila saldrá esta noche”
martes 24 de mayo de 2022

El film cuenta la historia de una joven de 17 años que, por cuestiones familiares, debe mudarse y cambiar de escuela; de una pública y progre en la ciudad de La Plata a una privada y conservadora en una zona pudiente de la Ciudad de Buenos Aires. En el medio, se ven representadas la relaciones con su madre y su hermana, la relación con la nueva escuela y con los nuevos afectos, en un momento de iniciación y de consolidación de una identidad propia y particular marcada por el feminismo. Todo esto evitando completamente los golpes de efecto y los lugares comunes que, muchas veces, aparecen a la hora de plasmar estos temas en el cine. 

En diálogo con EscribiendoCine su directora, la cordobesa Inés Barrionuevo, la misma de las premiadas Atlántida (2014), Julia y el zorro (2018) y Las motitos (2020, codirigida por Gabriela Vidal), nos cuenta sobre el detrás de escena de esta producción, sus búsquedas, su forma de hacer cine y sobre cómo fue la recepción en otros países de la película que también toca un tema tan actual como universal: la libertad de las mujeres.    

Es muy sugerente el título Camila saldrá esta noche y al mismo tiempo no es del todo literal con lo que pasa dentro del film ¿Por qué lo eligieron?
Nos remite a un cuento, pero además a su acepción en inglés comes out que quizás es más amplio que en el español, es como salir al mundo. También juega con lo que es salir a la noche y lo que significa salir en la noche para una mujer. El hombre puede tener miedo de que le roben o que le den una golpiza, pero creo que una de las cosas a las que más tememos las mujeres es caminar solas por la noche, porque es el miedo al abuso, a la violación. De todas maneras, tiene muchas acepciones el nombre, es también el salir de un lugar, el salir a la fiesta, salir al mundo, salir a la noche. Un poco esas cosas rondaban en mi cabeza. Le dimos muchas vueltas al nombre. Esta es una película que nace por un encargo de la producción y ya venía con otros nombres. Después de mucho pensar quedó este, que aparte tenía el nombre de la protagonista. Para mí eso era super importante, porque al fin de cuentas es ella la película, es su película.     

Es muy interesante el trabajo con los adolescentes, sobre todo siendo una ficción. Hay un halo de autenticidad muy grande, de belleza también, pero sobre todo una cierta fidelidad a la hora de representar a esta generación de adolescentes y sus vínculos ¿Cómo lo trabajaste desde la dirección?
El primer paso a una dirección de actores es el casting, sin dudas. Todo lo que va a ser la actuación en la película comienza con la elección de los actores que participan. Eso es algo que siempre trabajamos mucho con Soledad Sanmartín desde Atlántida, mi primera película. Acá teníamos claro que Camila era el centro en el que iban a girar los otros planetas que eran sus vínculos. Teníamos que encontrar a esa protagonista y después buscar sus vínculos. Siempre trabajamos mucho en buscar vínculos, en hacer castings más relacionales, no solo de una sola persona, sino que vemos como quedan armadas esas familias, esas caras juntas, esos vínculos. Familias en todo sentido, no solo filial también la de los amigues. Al principio no la encontrábamos. Nina (Dziembrowski) apareció más cerca del rodaje, pero fue super contundente. Apenas la vi yo sabía que era Camila. Había otras actrices muy buenas que tenían cosas poderosas, pero había algo que tiene Nina como actriz que es muy increíble y es lo que yo estaba buscando. Ella se cargaba todo al hombro. Después, armamos este grupete de amigos muy particular y gracioso también.  

¿Cómo plantearon el rodaje con actores tan jóvenes?
Nos juntábamos al comienzo, antes de rodar, con todos lo que son los amigues de la protagonista. Me acuerdo de que me preguntaban o incluso cuestionaban muchas cosas. Yo a veces me sentía fuera de época, pero también necesitaba que depositaran algo de confianza en el proyecto. Yo les decía: “chicos, esto no es un documental, es una ficción y es como yo quiero armar esta juventud”. Me bardearon un poco, pero después depositaron la confianza en mí y en el guion y pudieron decir las cosas como se tenían que decir. Yo soy una guardiana del guion, siempre de que se diga todo eso tal cual como lo trabajamos con Andrés (Aloi, coguionista), cada diálogo está ahí por algo. El vínculo entre ellos tenía que ver con la energía y con las miradas, pero el texto que estaba en el guion se lo tenían que poder apropiar y decir. Eso estuvo super bueno, yo pensé que iba a costar, pero después cuando lo entendieron, porque son re vivos, trabajamos con muchísima armonía. Y creo que eso se nota.  

¿Cómo llega el guion a tus manos?
En realidad, cuando me propusieron la película, había un esqueleto de esta situación: era una chica que entraba al colegio, pero la historia estaba más focalizada en el bullying y en el amor heterosexual y no tenía estos condimentos feministas o de luchas sociales. Terminamos haciendo, con el guionista Andrés Aloi, una versión conjunta, que fue la que llegó al rodaje. Yo creo que fue muy buena y nos entendimos muy bien. Fue un proceso de escritura y rescritura muy largo, porque nos agarró la pandemia, pero fue muy bueno.  

¿Qué te interesó de esa propuesta inicial?
Esta propuesta me daba una tierra fértil para hablar de cosas que tenía ganas de hablar hace tiempo como esta juventud actual y estos chicos que se manejan con vínculos diferentes y compromisos emocionales diferentes con sus pares. Y que, por otro lado, también la “derecha” está siempre muy cerca, puede estar en tu compañero de al lado, como siempre. También después de haber visto todo lo que pasó con el tema del aborto, las chicas tan jóvenes de los colegios yendo a esas marchas. Yo las veía a todas pintadas, algunas con las pancartas de las escuelas, otras con las madres porque no tenían más de 12 años. Me parecía increíble, muy poderoso lo que estaba pasando. La lucha feminista es muy poderosa en Argentina y quería hablar de eso, también de la nueva juventud que se crio y que vivió toda su adolescencia en este movimiento. 

Debe ser complicado -o al menos riesgoso- elegir desde qué lugar ver esa realidad de los adolescentes de hoy y cómo representarlo sin mirarlo desde afuera, ¿no?
Siempre hay un riesgo y hay también algo de intuición en ese “desde donde pararse”. Esto está en el punto de vista de ella como adolescente y es una película de cuestiones iniciáticas, de cambios, de apertura al mundo. No me gusta catalogar con este término coming of age, pero es un género que siempre me gustó y yo hago películas que me gusta ver. Yo sabía que, si yo me paraba un poco en ella, lo demás era como algo que rondaba dentro del contexto. Pero que lo importante estaba en la protagonista y su conflicto, que tiene que ver con el amor y con la relación con su madre. Para mí la clave era eso: serle fiel al personaje y que lo demás no tome tanto peso, porque si no iba a quedar de forma opuesta o panfletaria.  

¿Es distinto filmar en Córdoba que en Buenos Aires?
Camila saldrá esta noche estaba si o si para filmarse en Buenos Aires, tenía esa cosa muy citadina, de cierto estatus de barrio cheto de la ciudad que acá -en Córdoba- no existe o no así. Por otro lado, Córdoba es donde viví toda la vida y mis primeras películas fueron una experiencia de mucha entrega y desgaste emocional, pero creo que fue porque eran las primeras no por el lugar. También me llevé mucho equipo de acá y pude elegir también un equipo con mujeres que me interesaba. Respecto a los temas de financiación es más o menos lo mismo. Después, en Córdoba es más fácil el tema de los permisos para filmar, pero quizás tenés que traerte una cámara de Buenos Aires que acá no hay o, por ejemplo, no tenes disponibles buenos directores de arte cuando los necesitas. Quizásla diferencia es una cuestión de cantidad.

Más allá de lo técnico… ¿Creés que hay una mirada distinta en el cine que se hace fuera de Buenos Aires?
Es difícil ver las cosas mientras están sucediendo. Tampoco se puede unificar o ponerle nombre, por ejemplo, porque se hicieron cinco películas en Córdoba en el mismo año, hablar del “nuevo cine cordobés” cuando, en realidad, no tienen nada que ver y es super variopinto. No creo que estemos haciendo cine dentro de una misma estética. Obviamente que no es lo mismo y no es la misma mirada que si naces o creces en un departamento en coronel Díaz y Santa fe. Encontrar historias en una ciudad tan grande también debe ser complicado. De muy joven yo soñaba con ir a estudiar a Buenos Aires y después me di cuenta de que estuvo bien no haber ido porque lo más interesante es lo particular justamente. Las metrópolis se parecen mucho. Vimos mucho a Buenos Aires en el cine como también vimos a Nueva York, pero también quizás puede ser más especial ver Córdoba.

Esta semana se estrena en Argentina, pero Camila… viene de recorrer muchos festivales de cine internacionales ¿Cómo fue esa experiencia y cómo sentiste la recepción al ser un tema tan universal como la adolescencia y tan particular como la local?
Increíble. Estuvo muy bueno la pantalla de la competencia oficial de San Sebastián en 2021 y como nos abrió los caminos a otros festivales. También que la película se pudiera vender y mostrar en otros países. Me gustan los festivales no solo por la cinefilia, sino porque también porque va gente que no es “del festival” sino de la ciudad en la que se hace. Esa gente se te acerca y te cuenta lo que les pasó. Que venga una mujer que vive en Francia con su hija y te diga que tal cosa le gustó o le tocó de forma particular es muy fuerte. Ese acercamiento con los espectadores que te da el festival es único. Ahora estuvo en la India, ganó el premio a la mejor dirección, yo no pude ir, pero la vieron 5000 personas y la cantidad de gente que me está escribiendo desde allá y sobre la libertad de la mujer es increíble. Eso es lo que le da sentido a lo que hago.

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