La historia del médico colombiano Héctor Abad a través de su hijo

Fernando Trueba llega a Netflix con "El olvido que seremos"

"Yo no soy un profesional en el sentido de alguien que se contrata para hacer un trabajo, solo hago las cosas en las que creo, porque son las únicas que se hacer", sostiene el reconocido cineasta español.

Fernando Trueba llega a Netflix con "El olvido que seremos"
Noticine- EscribiendoCine
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jueves 23 de septiembre de 2021

El veterano cineasta español Fernando Trueba, ganador de un Oscar por Belle Epoque (1992) estrena en Netflix la producción colombiana El olvido que seremos (2020), seleccionada por el Festival de Cannes 2020. Una historia real que confronta la bondad y la solidaridad con el odio y la muerte.

La película, protagonizada por Javier Cámara, es una adaptación de la novela homónima de Héctor Abad Faciolince sobre la historia de su padre, un médico y activista por los derechos humanos en el Medellín polarizado y violento de los años 70.

¿Cuáles son las condiciones cuando alguien se enfrenta a un encargo de estas características?
Bueno, la primera condición es que puedas hacer tuyo el proyecto, que la película pueda nacer dentro de ti. Porque yo no soy un profesional en el sentido de alguien que se contrata para hacer un trabajo, solo hago las cosas en las que creo, porque son las únicas que se hacer. Entonces tiene que ser una película a la que yo pueda ponerle el alma y el corazón, ¿no?; y lo que pueda tener de oficio, pero eso se da por supuesto. El oficio sirve un poco, pero tampoco sirve tanto, al final las películas son un sueño, te tienen que llevar ellas a ti. Las películas no las diriges, te dirigen.

Dago García, es un exitoso productor, sobre todo de comedia comercial, ¿cómo ha sido la relación con él?
Pues muy buena, Dago y Gonzalo, los dos productores, son tremendamente respetuosos, tremendamente elegantes, o sea que me han dejado libertad para hacer la película, han confiado a mi al 100% y les estoy muy agradecido por ello. Con Dago compartimos una cosa, es muy amante de la música, a veces produce discos, edita libros... Es un personaje muy especial ¿no?, muy sorprendente, de repente hace un disco de música de jazz de allí con colombianos buenísimos, o edita el libro de un director de teatro. Es alguien que cuando cree en algo, apuesta por ello.

¿Cree que podría encontrar la misma libertad en algún encargo para una plataforma digital, usted que ha defendido tanto el cine en salas? ¿Rodar exclusivamente para internet, eso cabría en la cabeza, el hacer algo así?
Bueno, si tengo un proyecto que me guste y que le guste a la plataforma… De hecho, hay un proyecto que me encantaría hacer, aunque no sé si saldrá. Tiene que ser algo que me interese mucho.

Colombia se ha convertido en uno de los países de Latinoamérica con más producción de películas y de series de televisión. ¿Cómo ha visto desde dentro esa industria y a los profesionales, recomendaría usted rodar allí?
Absolutamente, creo que hay unos actores y unos técnicos espectaculares en Colombia. Y luego por supuesto el país, la geografía, las localizaciones son increíbles. Para mi ha sido un placer rodar allí, un regalo, lo he disfrutado mucho. Tienen unas leyes que han hecho que nazca de verdad una industria del cine que antes no tenía, que era muy pequeña, se hacían películas contadas con los dedos de una mano. Ahora solo no es un país al que van a rodar equipos de cualquier parte del mundo, sino que ellos generan muy buenos proyectos, tienen directores muy buenos también.

La elección de Javier Cámara como protagonista para El olvido que seremos, ¿cómo surgió?
Bueno, surge porque era el favorito del autor y mío. Entonces al principio tuvimos un tiempo de duda por el hecho de que Javier no era colombiano. Me puse yo a buscar igual que buscaba actores para los demás personajes, pero ya hubo un momento en el que dijimos: "Es que tiene que ser Javier". Y es que al final, lo que ha hecho Javier es único, ha sido un trabajo enorme, de acento, de emoción, de encarnar al personaje, ser aceptado por la familia, que eso es muy difícil. Ir a ver una película y decir, "este es mi padre, mi abuelo..." Bueno, pues hasta eso ha conseguido. Ha hecho un trabajo de una gran belleza, de mucha humanidad y emoción, que es lo que hace falta.

La familia es también una parte complicada, ¿hay mucha responsabilidad?
Claro, yo nunca había estado rodando personajes de una película que fuesen reales, y, que además viven, que puedes estar rodando el personaje con un actor o una actriz, y por la noche irte a cenar con el real o con la real. Eso me ha pasado en esta película, es bastante asombroso, es una experiencia bastante única. Hubo un día en que la cosa llegó al extremo, en el que nos organizó un fin de semana la cena una de las hijas, una de las hermanas; estaba toda la familia, y muchos de la película. En un momento determinado vi que estaban sentadas en un sofá las hermanas de la realidad y las hermanas de la ficción, todas juntas, no faltaba ninguna. Las contaba y decía "esto que estoy viendo, no es un espejismo, está ocurriendo ¿no?". Me pareció increíble, y le dije alguien, "por favor, haced una foto". Era algo que no había ocurrido nunca, algo que yo supiera.

¿Cómo ha vivido por dentro la pandemia, ha habido algún a nivel intimo momento físico, de desesperación o en el que se haya sentido apocalíptico?
No, no. A mí me encanta estar en casa, y tengo una casa en la que se está muy a gusto, tengo mis libros, mi música, mis películas… Hay gente que vive en condiciones menos amables, menos confortables y es mucho más duro. Yo lo he podido aguantar muy bien, yo soy un privilegiado en ese sentido. Solo que hay momentos que te puede agobiar el estar con alguien y no poderle abrazar, besar, quitarte la mascarilla… Eso me da una cierta tristeza. Esas cosas sí, pero nada apocalíptico. Tenemos que pensar que a otros les ha tocado una guerra civil, a otros la guerra mundial. A nosotros nos toca estar en casa por esta enfermedad, imagínate a los que les toca la misma enfermedad en una guerra como en Siria, en un campo de refugiados… Ahí si es que es el colmo, es como llover sobre mojado. Nosotros dentro de lo que cabe, vivimos bastante bien en España.

¿Qué proyectos tiene pendientes de rodar?
Tengo un par de proyectos que no sé cuándo se harán, ni cómo, no sé siquiera si se harán al 100 %, espero que sí. Estoy trabajando en una de animación con Mariscal, y estamos ya bastante avanzados. Es un proyecto muy bonito.

¿Y alguna película de momento a la vista?
Esta que te he comentado. Hicimos Chico y Rita, y la verdad es que fue una experiencia buenísima, y estamos haciendo la segunda juntos. Es una película que tiene que ver con El olvido que seremos, también trata del choque entre la belleza y la violencia, en esa especie de choque al que asistimos en la vida todo el rato. El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, es capaz de pintar "Las Meninas", escribir "El Quijote", y de matar a quien vive contigo. Es capaz de todo, somos una especie desconcertante, los animales nos deberían mirar con más desconfianza.

¿Le quedan muchas cosas por hacer a nivel artístico que tenga pendiente?
No, quiero decir, cuando tú te dedicas a esto, nada es por obligación, es una especie de necesidad de expresar cosas y de contar cosas, de contar historias, de darles forma. A mí me gustaría poder hacerlo siempre, no me gustaría jubilarme, me gustaría seguir haciendo siempre películas. No me planteo "me queda por hacer esto". No tengo un diseño de mi vida o un plan. No sé cuánto tiempo voy a vivir, ni lo que voy a poder hacer o no, pues lo que sea bien. Siempre tengo muchas historias, si ahora me dices, que películas me gustaría hacer, saco la mano y te saco una lista de veinte.

Recibió muchas críticas en San Sebastián cuando le entregaron el Premio Nacional de Cinematografía ¿cómo se sintió después de sufrir esa campaña de desprestigio?
Me sentí muy triste, muy triste porque me hizo bastante daño todo eso. A la conclusión a la que llegas, es que cuando alguien quiere atacarte, da igual lo que tú digas, es decir, que, si tú has dicho: "me gusta la carne poco hecha", te van a atacar igual. Vivimos en una época absurda. Mi discurso, que era bastante humorístico, creo yo, fue usado para atacarme. Allá ellos. Fíjate que yo en mi ingenuidad o en mi estupidez, cuando hice el discurso pensé: "No voy a hablar nada polémico, no me apetece estar siempre peleando; te están dando un premio, di cosas graciosas y que la gente se ría y ya está". Esa era, en mi ingenuidad, la intención.

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