El actor chileno estrena película mientras filma con Pablo Fendrik

Alfredo Castro vuelve al cine argentino con "Karnawal" de Juan Pablo Félix

“No hubo que identificarse con nada especial, más que con el juego y con la dureza de una sociedad con gente que no pudo elegir su realidad, impuesta por el neoliberalismo”, reflexiona con EscribiendoCine.

Alfredo Castro vuelve al cine argentino con "Karnawal" de Juan Pablo Félix
Alfredo Castro
Alfredo Castro
miércoles 22 de septiembre de 2021

Uno de los más talentosos actores de la región regresa al cine local con un relato conmovedor sobre padres e hijos, identidad y sueños, en donde comparte elenco con Mónica Lairana, Diego Cremonesi y el novato Martin López Lacci.

El año pasado el panorama era otro, y ahora no parás de trabajar ¿cómo vivís estos roles que te llegan tan intensos, productivos?
Me encanta, me da un poco de temor de pronto de ser encasillado, pero lo disfruto muchísimo, son películas que tienen que ver con el estado político de nuestra región completa y me gusta que el cine tenga que ver con lo que está ocurriendo en nuestros territorios, es lo primero que le exijo a un guion que me fascina, que tenga que ver con un sentimiento o posición política que tenga que ver con nuestra vida.

¿Cómo seleccionás, más allá de esto, los roles, que por suerte llega no solo por el cine, sino por las plataformas?
Esto me tiene feliz, vengo de filmar una serie mexicana, en Chile, dirigida por Pablo Fendrik, con actores mexicanos, ahora estoy en Bolivia filmando con un director chileno y una actriz mexicana, a mí esto me fascina, ver cómo nuestro talento le hace peso un poco a la mirada norteamericana y europea demostrando que el sur también existe, y por suerte todo se reactivó de un día para otro. Yo estuve un año cesante y justamente ahora se reactivan las funciones presenciales en el teatro que tengo, con aforo reducido, pero todo reactivado y hay que trabajar y no hay posibilidad de decir que no. Yo elijo, en general, por mis emociones, por la historia, no importa la cantidad de escenas que sean, me importa la calidad de la película en total, el proyecto completo y las personas, que para mí es lo más importante.

El director quería que vos seas el protagonista y a él no le importaba nada del acento, sólo que lo encares con fuerza, ¿cómo lo trabaste?
Mi primera experiencia fue con Benjamín Naishtat en Rojo, él fue a Chile y tuvimos dos ensayos y me pidió que leyera en “porteño”, lo hice, muerto de vergüenza, y me dijo, por ningún motivo lo harás así. En el set con Darío Grandinetti me dijo que bajara el chileno, que lo neutralizara, y con Juan Pablo Félix fue lo mismo, y recordé lo que hizo Gael García Bernal en Chile, o Mercedes Morán, y creo que todos estamos buscando el hablar en español neutro para evitar privarnos de trabajar juntos por la estupidez de decir esto y no lo otro, porque lo importante es encontrarnos.

Las producciones de plataformas comienzan a adiestrar el oído para entendernos mejor…
Sí, yo veo series argentinas donde hay amigos y colegas míos y me las banco perfectamente, es una decisión política, también, y aquellas que tengan mucho slang o lenguaje de la calle, pueden subtitularse.

¿Fue difícil encarnar al personaje?
Fue hermoso porque me jugué mucho en el paralelo con el karnawal, cuando el dios sale de la tierra, la gente sale a celebrar sus terrores, temores, pecados, pasiones, y entendí que el personaje tenía que ser como ese Dios,  omnipresente, omnipotente, bueno y malo. Por indicación de Juan Pablo Félix, además, sumé que sea encantador, una adolescencia eterna, un tipo sin hogar, que se apasione y ame a su hijo, mujer, a su manera, y la construcción fue con Mónica Lairana, con Diego Cremonesi, jugando en el humor, soltamos la tensión, riéndonos, de estos boludos, que hacen todo mal, fracasados, arruinados, y les resta el humor. No hubo que identificarse con nada especial, más que con el juego y con la dureza de una sociedad con gente que no pudo elegir su realidad, impuesta por el neoliberalismo. Ahora estoy rodando en Bolivia, y ha sido para mí un impacto enorme porque es un mundo que desconocía, y Karnawal se rodó en el norte de Argentina, también, conociendo un mundo en donde las mismas mujeres que están aquí abajo trafican, y los hombres brillan por su ausencia, porque no ves hombres, a mí me dio una lección de vida. Chile es un país muy aislado, la puta Cordillera nos tiene metidos ahí, ustedes están abiertos a otro lado, a arriba, con una realidad política que trasciende las individualidades. La película rescata esos mundos en desaparición, un mundo desconocido, el malambo y su lenguaje, que de chico lo conocía, porque me gustaba, en ese programa tremendo de Don Francisco él hacia competencias, y cuando lo ví a Martin me emocioné hasta las lágrimas, porque Karnawal habla de un mundo que está desapareciendo, el mundo rural, el mundo de las fronteras, que son tan importantes.

¿Cómo sigue el año de trabajo?
Está por salir la serie Refugio, una ficción que fue muy grata rodarla, sobre mundos, fuera de este mundo, es para una plataforma nueva que llega a Sudamérica, tengo Piedra Noche, de Iván Fund, que se estrenó en Venecia, y fue muy bien recibida por la crítica, el mundo está volviendo de alguna manera a otra normalidad, a otra forma de normalidad.

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