Julián Troksberg busca desesperadamente a Isabel Perón en "Una casa sin cortinas"

¿Te sentís un poco un pionero al ser uno de los pocos que habla de María Estela Martínez de Perón en el cine?
Tardé alrededor de cinco años en hacerlo y pasó algo en el proceso que cuando empecé sentí que araba en el desierto, presenté a productoras el proyecto y me ignoraban. Hay muy poco material, una biografía que la reeditaron con otro nombre de María Sáenz Quesada, y las obras de Marcia Schvartz, con una mirada crítica y que sufrió que no le quisieran colgar los cuadros. Siento que en cualquier lugar del mundo a esta historia le hubieran prestado atención, es una bailarina que llegó a ser presidenta. Cuando estaba por terminarla se estrenó  la obra Happyland, y siento que es el momento para hablar del personaje y ciertas cosas.

La película muestra otra parte de ella, más allá de aquello que reflejaban los medios y su asociación a la “magia negra” …
Había un discurso del cliché, “la cabaretera”, “magia negra”, su vínculo con López Rega, pero yo quería abrirme de eso, históricamente se la asocia a él, lógicamente a Perón, pero de hecho su gobierno tuvo casi un año sin López Rega, es decir que hay parte de Isabel, ni sé si fue tan manejada y hubo algo nefasto de López Rega. Intenté en los testimonios, cuando me hablaban de algo que corrieran la mirada para ver qué hacía Isabel en ese momento. Busqué testimonios disimiles entre sí para buscar otras cosas. No encontré a nadie que haya atravesado toda su historia, amigos de siempre, está la familia, pero estuvo alejada, y por eso me concentré en algunos que estuvieron con ella, como por ejemplo gente que la recibió algunas noches en su vida, el apoderado, o el asistente legal que es muy cercano a ella. La búsqueda era encontrar en España, acá, en diferentes épocas, y la época de la presidencia, de la que tengo una opinión formada, fue complicado, por eso me interesé también en otras cosas como cuando estuvo presa y los testimonios de la modista y la asistente en San Vicente, que para mí son un hallazgo.

Hay una pesquisa sobre Isabel, pero en la película hay una idea romántica sobre el periodista investigador que busca lo imposible…
No me siento para nada periodista, quiero hacer documentales, sí he sido guionista de no ficción y no sigo las reglas del periodismo. Aunque hay una construcción de ir buscando, algo de la pesquisa de tratarse de ir buscando. No me quiero comparar, pero en El Ciudadano hay algo de las voces para irse acercando. Hay dos películas que marcaron mi trabajo, The Autobiography of Nicolae Ceausescu, que se vio en un BAFICI, sólo de archivo, que mi idea era hacer algo así y la otra El abogado del terror, película de entrevistas, y yo confiaba mucho en eso, donde se podía conseguir un ritmo, y de hecho esta película me metió en la historia desde las entrevistas, de conocer la biografía de alguien. Con respecto a las entrevistas, por ejemplo, la que hice a Haydée Padilla terminó de cerrarme todo, porque si bien tenía que haber políticos, entiendo que los personajes circundantes eran los que ofrecían datos más interesantes. El político está siempre con un discurso armado. Padilla, que me terminó de cerrar aún más cuando me enteré que bailó con Isabel, o el vecino, que eran los menos encorsetados.