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Crítica de “El hombre invisible”, giro al clásico con Elisabeth Moss

Era lógico que después de relanzar la “saga de monstruos” que la Universal inmortalizó en los años 30 se piense un cambio de fórmula.

Crítica de “El hombre invisible”, giro al clásico con Elisabeth Moss
jueves 15 de septiembre de 2022

Porque la primera idea, que tenía intenciones de hacer una superproducción con una estrella de protagonista (así se hizo La Momia con Tom Cruise) fue un estrepitoso fracaso de crítica y de taquilla. Por eso los ejecutivos del estudio decidieron continuar con la famosa saga pero en versión tradicional en cuanto al género implica: bajo presupuesto y recursos fílmicos en primera plana.

Así llega esta nueva versión de El hombre invisible (The invisible man, 2020), que en los años dichosos protagonizó Claude Rains, bajo la dirección de James Whale que venía de dirigir la icónica Frankenstein con Boris Karloff. La producción de esta nueva versión quedó a cargo de Blumhouse, la productora responsable de los últimos grandes éxitos del cine de terror contemporáneo que supo hacer del bajo presupuesto una marca de estilo.

La fórmula no podía fallar y además la película cuenta con dos grandes decisiones que la potenciaron: el protagónico de Elisabeth Moss, la sufrida protagonista de la serie El cuento de la criada, que hace creíble su padecer bajo el acoso de su ex, y la problemática de género, tan necesaria como recurrente en las producciones actuales. La protagonista es la mujer que sufre el acoso del hombre invisible y no la damisela que clama por su villano novio como en la versión original.

Con estos condimentos la película se desplaza y logra buenos y tenebrosos momentos, siempre a base del buen manejo del sonido y la sugerencia elaborada por un terror inminente, gracias a las características intangibles del acosador. Las sombras y el fuera de campo están a la orden del día para explotar un recurso puesto en marcha en el cine clásico, primero por Whale y después por el productor Val Lewton.

Quizás haya cierto abuso de situaciones que pueden compararse con Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007), confundiendo al hombre invisible con cualquier fantasma de la historia del cine de terror. Pero cómo le sucede a cuanta nueva versión han querido hacer de Frankenstein (1932), el film choca siempre con la genialidad de la antecesora. De todos los directores de la saga de monstruos de la década del 30 aquel que entendió, impulso y convirtió en clásicos sus obras fue James Whale, imposible de igualar.

Ahora si uno puede desprenderse de aquel emblemático recuerdo y ver la cinta de Leigh Whannell (co-creador de la serie El juego del miedo, director de La noche del demonio: Capítulo 3) como una readaptación más preocupada por tomar temas en boga en la sociedad contemporánea, la película cumple su cometido. Posiblemente no se convierta en un clásico ni quede en la memoria colectiva pero logra su meta de atravesar “visiblemente” ese océano de productos de terror que circula por la cartelera.

6.0
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