44 TIFF: Gastón Solnicki habla de su corto "Circumplector"

¿Cómo nace Circumplector? ¿Se trata de una búsqueda o un hallazgo?De acuerdo con la hipótesis policial, el reciente incendio de Notre Dame fue causado por un cortocircuito de la grúa que bajaba las estatuas que –según la creencia mística– cuidaban a la catedral. Dos días antes, pasé oportunamente por allí y, al igual que todos los turistas, quedé hipnotizado por las imágenes de los apóstoles de cobre oxidado centenarios, que flotaban sin cabeza. Filmé eso con el celular y después estuve varios meses intentando apropiarme de esa imagen tan universal y resignificada por el fuego. Es muy humano que en el intento por volver algo ignífugo se lo haga cenizas.¿Ese proceso es el mismo que has experimentado con tus largometrajes?La relación entre búsqueda, acceso y hallazgo es el nombre del juego. Nunca empiezo por una idea, siempre son los materiales los que disparan el largo proceso de reorganización del cual surgen mis películas.¿Cómo pensás la deriva y la narrativa de un cortometraje?Sufrí mucho la frustración de los cortos que hacía cuando estudiaba. Creo que los cortos narrativos de 15 minutos son una trampa difícil y obsoleta. En cambio, me gusta mucho la libertad con la que se puede construir una película de 1, 2 ó 3 minutos. Existe toda una tradición en la miniatura. Paradójicamente, la producción de este tipo de películas se acerca más a la economía ideal.Música, escultura, arquitectura, literatura, pareciera que hay determinados temas que atraviesan toda tu obra: ¿se trata de una decisión o interés temático o de una pulsión vital?No encontré aún otra alternativa. El colegio y las neurociencias de los años 90’ dañaron mi capacidad de leer y escribir de la manera que me enseñaron. Hay algo natural en mi sinapsis que no pudimos domesticar y que da frutos.¿Cómo te encontraste con esas imágenes increíbles? ¿Cómo accediste a determinados lugares a los que parece difícil acceder?Después del incendio, intentamos acercar esa imagen. Apropiárnosla y ponerla en relación con otra cosa. Esa ambigüedad entre el exterior de la catedral, dondenació la polifonía, y la ex biblioteca nacional nos llevó a reflexionar sobre lo que queda y lo que permanece. El verdadero punto de partida fue un mensaje de voz que me mandó mi amigo Federico Landaburu, que cada noche –cuando logra dormir a sus hijos– se encierra en el baño a grabar canciones susurrando para no despertarlos, y luego las comparte con generosidad. Uno de los gestos domésticos más musicales de la ciudad.