Crítica de "Los impactados": Lucía Puenzo bajo el resplandor de un rayo

Los impactados, que ha sido una destacada presencia en múltiples festivales internacionales, incluyendo el prestigioso San Sebastián, el Göteborg Film Festival, el Festival de Río de Janeiro, el Biarritz Amerique Latine Festival y el Festival Ibero Latinoamericano de Trieste, aborda la fascinante y a menudo desconcertante experiencia de sobrevivir a un impacto de rayo, explorando las profundidades de las repercusiones físicas y emocionales que esto conlleva.

La narrativa se centra en Ada, una joven veterinaria cuya vida se ve trastornada tras ser alcanzada por un rayo mientras asistía a una vaca y su cría. Este suceso marca el comienzo de una travesía introspectiva y colectiva, donde Ada y otros sobrevivientes, liderados por Juan, quien ha resistido múltiples impactos de rayo, se enfrentan a interrogantes sobre la naturaleza de la vida, la suerte y el propósito humano.

La película ofrece una mirada profundamente femenina, utilizando la fuerza indomable del rayo como metáfora para explorar temas de creación, poder y la compleja interacción entre la fortaleza interna y las circunstancias externas. A medida que Ada se sumerge en un mundo de dolor, confusión y búsqueda de respuestas, se ve envuelta en un viaje de autodescubrimiento y conexión con otros sobrevivientes, cada uno lidiando con las secuelas del impacto de manera única.

A través de su ingeniosa trama y personajes intrigantes, la película invita a reflexionar sobre la naturaleza del destino, la aleatoriedad de la vida y la resiliencia del espíritu humano. Además, la cinematografía cautivadora captura con maestría la esencia del rayo, transmitiendo tanto su poder destructivo como su fascinación primordial, añadiendo una capa adicional de profundidad a la experiencia visual y emocional.

Los impactados plantea preguntas provocativas sobre la esencia misma de la existencia humana, invitando al espectador a contemplar la intersección entre la energía vital y la fuerza primordial de la naturaleza, en un discurso que resuena con la eterna fascinación por lo desconocido y lo trascendental.