Reflexión en escena

“Matáte, amor”, un visceral unipersonal sobre la familia y la maternidad protagonizado por Érica Rivas y dirigido por Marilú Marini

Se trata de la adaptación teatral de la novela escrita por Ariana Harwicz. Funciones los jueves y viernes a las 20 en Dumont 4040.

“Matáte, amor”, un visceral unipersonal sobre la familia y la maternidad protagonizado por Érica Rivas y dirigido por Marilú Marini
viernes 12 de abril de 2024

Cada jueves y viernes por la noche, cuando los espectadores ingresan en la intimidad de la sala Dumont 4040 (Santos Dumont 4.040, Capital Federal), se sientan en sus butacas y apagan o silencian sus respectivos celulares, son invitados a ingresar a un misterioso bosque montado en el escenario. Minutos después, entre el silencio y los sonidos característicos del espacio arbolado, aparece una enigmática mujer, interpretada de manera magistral por Érica Rivas, que lleva a los presentes a ser partícipes de un viaje físico e introspectivo titulado Matáte, amor.

La mujer que habita la casa del bosque es la protagonista de un unipersonal hipnótico y movilizante, dirigido por Marilú Marini y basado en la elogiada novela escrita por Ariana Harwicz. La puesta escénica, valiéndose de recursos como la escenografía, la iluminación y la banda sonora, logra una enriquecedora trasposición del texto literario.

En el transcurso del relato, que se extiende durante casi 90 minutos, la protagonista plantea múltiples interrogantes en torno al amor, el deseo, la maternidad, la femeneidad, la concepción de la familia, los mandatos sociales, el encierro y la libertad, y busca encontrar respuestas en escena, mientras el público reflexiona desde la platea. 

“Querer sodomizar al marido o abandonar al hijo, ¿qué es para una mujer–cazador que intenta salvarse de no ser nada, que intenta dar con su verdadera lengua?”. Esta es una de las preguntas que aborda el personaje principal del relato escénico y que, a través de sus diferentes estados de ánimo, sentimientos y pensamientos, intenta contestar. Asimismo, con su ácida crítica e ironía, y con su sensibilidad, logra interpelar a la audiencia, que seguramente no abandona la sala del mismo modo en el que ingresó.

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