Sala Lugones y Malba
Crítica de “Partió de mí un barco llevándome”: Diario de rodaje de Cecilia Kang
La directora de “Mi último fracaso” hace un documental de ensayo sobre la crisis de identidad de su protagonista.
Melanie Chong es hija de inmigrantes coreanos en Argentina y tiene una relación distante con la cultura de sus padres. Sin embargo, el testimonio de mujeres coreanas esclavizadas sexualmente por el ejército japonés durante la segunda guerra mundial, la interpela y pone en crisis su mirada.
Partió de mí un barco llevándome (2023) es la historia de un viaje introspectivo por la cultura coreana, vista desde el otro lado del mundo por alguien que trata de conectar a la distancia. Preguntar, preguntarse e investigar llevan a la protagonista a contraponer imaginarios sociales con la memoria colectiva. El sufrimiento y la humillación sufrida por las mujeres esclavizadas modifican el punto de vista de esta joven estudiante de actuación.
Cecilia Kang hace un documental de ensayo, filma la preproducción de la película que está armando y se encuentra con otra película en ese proceso. Un film que en su segunda mitad adquiere el formato de “Coming of age” con tiernos momentos que parecen sacados de Perdidos en Tokio (Lost in traslation, 2003) pero con la particularidad de tratarse de una descendiente de coreanos en Corea.
Un trabajo reflexivo sobre la identidad pero con el encanto de una road movie. Un viaje de descubrimiento y aprendizaje, emotivo y sensorial de la actriz protagonista, y con ella, de todas las mujeres coreanas.