Gaumont

Crítica de "Quiero volverme tiempo", un documento vital de un trovador cabal

Sensible, directo y por momentos muy conmovedor resulta este viaje por la vida y obra de este cantor y compositor popular llamado Víctor Heredia. Una recorrida que no ignora las alegrías, los dramas, las necesidades y las búsquedas de los artistas y de la gente de una América Latina que todavía sueña.

lunes 09 de octubre de 2023

Hay obras, hay películas, hay canciones, hay artistas que a cierto nivel, en cierto momento histórico, sin duda están más allá de alabanzas, de críticas, de razonamientos, de análisis. Es evidente e incuestionable que esto ocurre con un cantor popular como lo es Víctor Heredia. Por sobre los premios, los éxitos, los multitudinarios recitales, la venta de sus discos; la vital y trascendental marca que ha dejado –y sigue dejando- este porteño que vivió muchos años en Paso del Rey, en la música, las canciones, en nuestra cultura es innegable por su calidad poética, por su visión de las necesidades, carencias, y sentimientos de la gente en diversos y contrastables momentos vividos en la geografía política y social de la Argentina. Y por extensión y sentir  también de Latinoamérica. Por ese motivo el muy emotivo, certero y entrañable documental que lo tiene como protagonista se titula Quiero volverme tiempo y se subtitula Víctor Heredia y Latinoamérica. Como lo dejó bien en claro su director Maximiliano González en entrevista para Escribiendo Cine, su deseo con este film fue“Lo que yo tenía claro era que quería esta relación entre los hechos políticos de Latinoamérica en su obra y él en Latinoamérica”.

Una relación inseparable entre autor, obra y visión (lugar) en el mundo. Ese sentir que lo pone bien en claro cuando pone a los jóvenes (presente y futuro) con su territorio de pertenencia: “Un chico cuando sale de Argentina, lo primero que hace es tomarse un trencito y se va a Bolivia, de ahí pasa por el Cusco y se va a Machu Picchu. ¿Y qué van a ver?: se van a ver ellos mismos. Lo que pasa es que no lo saben. Cuando los chicos se reencuentren en su continente y se sientan reflejados ahí, seguramente esa memoria ancestral va a significar una fuerza extraordinaria para que salgamos adelante, para que la esperanza sea cierta”.

Este film es un viaje acompañando a Heredia por sus orígenes, sus búsquedas, sus relaciones con diversas artes. No solo canciones, también están la literatura plasmada en sus libros, la pintura en sus cuadros. Pero lo más puntual es también su relación con sus iguales, cantoras y cantantes, autores e intérpretes. Con quienes compartió grabaciones, presentaciones en recitales y hasta composiciones. Como el caso de un tema de Ariel Petrocelli, al cual Víctor le puso música a pedido del autor. Fue la Canción del picapedrero, que a su vez se convirtió en la primera canción que Mercedes Sosa le grabó a Heredia, en 1970. Y ahí comenzó una cercana, amistosa y potente relación. La Negra a quien VH consideró como su madrina y quien continuó grabando e interpretando sus temas,  algunos bien clásicos como Razón de vivir, Todavía cantamos, Sube subesube y la muy hermosa Dulce madera cantora dedicada a la guitarra. (Un aparte de quien esto escribe: en el film se ve cuando VH firma autógrafos en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires. Recuerdo que muchos años antes en este mismo evento, revisando anaqueles había uno que vendía CDs de música.- Y allí con una suerte azarosa y cuasi milagrosa, encontré el disco que reunía una selección de temas cantados por la Negra titulado Mercedes Sosa canta Víctor Heredia. Una edición muy especial que llegó a saliren 2002 soloen los kioscos con un fascículo. La idea original de producir este disco fue del cantor rosquinense León Giecocon una compilación y textos del colega Víctor Pintos para la Editorial Planeta DeAgostini).

A lo largo del film escuchamos pues la voz y comentarios de muchos colegas ya fueran sobre Víctor y sus canciones o sobre la representatividad cotidiana que tienen los cantores y trovadores en la vida y la cultura de América Latina. Como Teresa Parodi, Marian Farías Gómez, Abel Pintos (“Víctor no es uno. Víctor son millones”), Peteco Carabajal, Ricardo Flecha (Paraguayo, que canta Coraje en guaraní), Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Illapu, Carolina Peleritti, Lito Vitale, Pedro Aznar(“La diferencia entre un buen autor y un autor extraordinario, es la cantidad de himnos que ha escrito.... Y si un autor tiene himnos más que los dedos de una mano, ya está hecho para la historia... Ahora escribir más de cinco…bueno Víctor tiene más de cinco”).

En el recorrido en auto por la calles de Paso del Rey, nos muestra su casa con un largo jardín donde jugaba o juntaba mandarinas. Así se llama la canción que el escribió para su hermana María Cristiana, secuestrada y desaparecida por los militares. Ella siempre ha sido un emblema para él. Mandarinasla incluyó en su primer disco grabado totalmente en el regreso de la Democracia, Solo quiero la vida en 1984. La cuestión de los Derechos Humanos tiene una presencia transversal y constante. Su apoyo y ayuda a la lucha de las organizaciones como la Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo y especialmente a la búsqueda de niños junto a la Abuelas. Su recorrida por el Parque de la Memoria con el largo Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado.Hay algo que es muy significativo en relación a los jóvenes de hoy que tomen las letras y los himnos de Víctor Heredia. Como el caso del cantante de freestyleWos quien en un momento dice “Vamos a cantar mucho más fuerte todavía/ Vamos a llenar las almas y las cacerolas vacías/ Vamos a seguir luchando y cantando / y recordando que hay más de 30.000 razones pa’ seguir cantando…”.

Precisamente la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayoconvocó a un conciertoel 23 de marzo de 2001, al cumplirse 25 años de la última interrupción de la Democracia. Un recordado e histórico recital en el estadio de Ferro en Caballito, con el campo, platea y populares totalmente repletosdonde en orden de presentación estuvieron el uruguayo Jaime Roos, Víctor Heredia, el catalán Joan Manuel Serrat y el cubano Pablo Milanés.

Aunque la narración de hechos y recuerdos en la vida de Víctor relatados por el mismo son todos destacables, hay momentos que se elevan por sobre el resto. Por ejemplo todo los relacionado con Chile. Por un lado sus viajes y presentaciones –algunas frustradas- y recitales. Con un material de archivo exclusivo nos relata que tuvo problemas para tocar en el primer Festival de Música de Viña del Mar bajo un gobierno socialista. No lo dejaron cantar porque era un “cantor de protesta”. Y también fue prohibido por el gobierno de Augusto Pinochet. O cuando le propuso grabar poemas a Pablo Neruda, encontrándose con él en su residencia La Chascona en Santiago de Chile. Y dos años despuéseditó finalmente Víctor Heredia Canta a Pablo Neruda. Hay palabras elogiosas de Isabel Parra (la cantante hija de Violeta), el recuerdo a una elogiosa carta que le entregó a él el Presidente Salvador Allende y varias apariciones del charanguista, compositor y voz líder de la banda Illapu, Roberto Márquez, quien afirma –no sin sonrisas- que un tema como Sobreviviendo, el cual su grupo interpreta en sus presentaciones, debería habérselo ocurrido a ellos!!! Y es muy contundente al referirse a la Patria Grande: “América Latina sigue siendo un continente en plena ebullición, y en eso yo siento que los cantores, los trovadores, tenemos tanto que hacer. No digo que vayamos a dictar normas ni nada, pero siento que la canción es una herramienta tan importante en América Latina sobre todo para despertar conciencias, para cuestionar. Y siento que el rol que seguiremos teniendo seguirá siendo ese. Y tan urgente”.

Otro paradigma tiene que ver con los pueblos originarios donde el hito mayor es la concepción de una obra llevada al disco que sigue siendo un jalón importantísimo no solo en su discografía sino en la cultura latina en general. Allí está su extraordinario álbumTakiOngoy (1986)y todo lo que allí cuenta que no es otra cosa que la historia de América Latina, que han escondido, escamoteado, tergiversado en relación a la conquista y la colonización. Que como él cuenta, a la Iglesia no le gustaba y estaba enojada con él porque había puesto el dedo en la llaga. Y Heredia afirma: “Es tremendo que un pueblo pierda la concepción de lo que es. Esta curricula educativa eurocéntrica nos hizo perder el sentido de pertenencia”. Y otro colega suyo, el músico, cantor, sikuri y compositor maimareñoTukuta Gordillo, comenta sobre TakiOngoy: “Alguna vez habrá alguien, no sé de dónde, que quiera reproducir esta obra para que se escuche en los colegios, para que se estudie en las Universidades, para que la pongan en la plaza de los pueblos, para la gente. Para saber quiénes somos y para tener claridad adónde vamos”. Dicho en el marco delas pircas del Pucará de Tilcara. Con el viento de la Quebrada.

Quizás la escena más festiva sea esa en la que charla y canta a dúo con su colega y amigo del alma (“Los amigos, son esos hermanos que uno elige”). Con León Gieco interpretan el tema La guitarra, que integró el disco Yo tengo tantos hermanos Homenaje a Yupanqui. Una placa realizada por Víctor Heredia quien recibió directamente de Atahualpa Yupanqui una serie de poemas que él repartió entre sus colegas amigos y cada quien le puso música. Con León además de sus muchos encuentros indistintos de recitales de cada uno de ellos, tuvieron espectáculos producidos en conjunto que derivaron en discos como Heredia-Gieco. En vivo (2000) grabado en los conciertos en el teatro Opera en noviembre y diciembre de 1999. Y los dos junto a Mercedes Sosa en Serenata para la tierra de uno (2002) y Argentina quiere cantar (2003).

Dentro del material histórico hay gemas como imágenes de archivo en blanco y negro de Cosquín en el Festival Nacional del Folklore en 1967. Allí lo llevó por primera vez la recordada poeta y compositora tucumana Alma García. Y el cantó el tema Para cobrar altura, el cual comienza justamente con la frase Quiero volverme tiempo. Una escena absolutamente inédita es aquella en la que la Negra Sosa vocaliza a dúo con Víctor el clásico Razón de vivir cantado en su estudio, especialmente construido en el subsuelo de su hermosa casa que tenía sobre la calle Anasagasti en Palermo.

Renglón aparte las varias referencias a Boca Juniors, club del cual Víctor es hincha desde niño. Hay unos cuantos planos aéreosde La Boca, de pizzerías, de la Bombonera, pibes con camisetas xeneizes. A él le regalaron su primera remera a los 3 años. Hay que sumar a esta lista al director de la película Maximiliano González, al muy fana el santiagueño Peteco Carabajal y sin olvidar al virtuoso compaginador, encargado de forma notable de editar este film, el concordiense Alberto Ponce.

Para reafirmar la identidad de esta película y de cuál es su columna vertebral nada mejor que estas palabras de Heredia: “Es una deuda Latinoamérica. Una deuda de unidad, una deuda de cumplir el deseo de la esperanza que tantos pueblos han tenido durante tanto tiempo. La América que necesita de esa conciencia colectiva todavía está esperando su nacimiento. Seguramente el amor de esos pueblos, la militancia de esos pueblos va a construir alguna vez en el futuro no tengo ninguna duda esa América que tanto soñamos”.

Es indiscutible la transformación expresiva que Víctor Heredia arranca con armas sanas en los corazones y el alma de la gente. Haciendo vibrar y emocionar como muy pocos lo consiguen. La América Nueva, la América India, todavía espera, todavía sueña.

8.0
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