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Crítica de "Nuestra venganza es ser felices", Malena Villarino retrata las huellas de vida de Sonia Sánchez

El documental aborda el dolor y las distintas formas de sobrevivir de la protagonista junto a su historia personal, a través de los acontecimientos que marcaron su forma de vida.

Nuestra venganza es ser felices (2023) es un relato emotivo sobre la construcción de la identidad, destacando las dificultades que enfrentó la protagonista y narradora durante su migración entre ciudades, eventos que dejaron huella en su vida.

La película sigue la vida de Sonia Sánchez, quien emigró siendo adolescente desde el Norte de Chaco a la ciudad de Buenos Aires. Al llegar, se vio obligada a trabajar como empleada doméstica, pero eventualmente se involucró en la prostitución, una forma de vida de la que no pudo escapar durante mucho tiempo, causándole un gran sufrimiento. Aunque intentó cambiar al mudarse a Río Gallegos para trabajar en un bar, las circunstancias no mejoraron. Después de un evento violento que la dejó gravemente herida, decide transformar su vida y buscar su propia identidad. Encuentra refugio en la escritura y se convierte en activista de los derechos humanos, utilizando esta vía para contar su historia a partir de sus experiencias pasadas.

Malena Villarino emplea una técnica interesante al mostrar el testimonio a través de recreaciones visuales del presente que representan hechos del pasado, logrando un estilo visual que conecta las imágenes de la ciudad con el relato del protagonista. También se utilizan las sombras, los colores y las figuras para explorar diversas historias relacionadas con el sufrimiento y la forma de superarlo. Se recurre a imágenes de la televisión y de la misma ciudad para representar el pasado desde distintas perspectivas. A medida que avanza la narrativa, se aprecia el cambio en el estilo visual para reflejar la nueva vida de Sonia Sánchez y su entorno actual.

Resulta atractivo cómo el relato mezcla el cuerpo y la ciudad, dos elementos que construyen la estética característica del documental y enriquecen la experiencia del recuerdo a varios niveles. La ciudad emerge a través de las luces y las formas urbanas, incorporando elementos de ficción basados en el relato de la protagonista y mezclándolos con el enfoque del retrato documental. Este enfoque retrata diferentes historias dentro del testimonio y muestra la evolución de Sonia Sánchez y su nueva forma de vida.

Nuestra venganza es ser felices presenta imágenes que recrean el pasado y retratan el camino recorrido por su protagonista. Además de ser un retrato personal, también es una historia que refleja aspectos de la ciudad y los eventos que afectan a otros personajes dentro de ese entorno.

6.0
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