Crítica de "El mundo después de nosotros" y el tragicómico retrato de una juventud asolada por la precariedad

Labidi (Aurélien Gabrielli) es un joven cercano a los 30, hijo de una inmigrante tunecina (Saadia Bentaïeb) y un francés (Jacques Nolot), que vive en Paris y es premiado en un concurso de cuentos. Elegido por una editorial, cuenta con seis meses para entregar el manuscrito de la que será su primera novela. Pero también debe ganar lo suficiente para vivir, y sobre todo cuando inicia una relación sentimental con Élisa (Louise Chevillotte), una estudiante lionesa con la que desea convivir.

El conflicto aparece cuando Labidi comienza la búsqueda de un departamento más grande para ambos y sus sueños chocan frente al desolador panorama de una realidad que lo expulsa del sistema con alquileres imposibles de pagar o trabajos precarios como repartidor o vendedor. A Labidi le resulta difícil conjugar el idealismo con el amor, el dinero y la realidad sin tomar atajos tramposos que debilitan los deseos y aspiraciones futuras.

Louda Ben Salah-Cazanas construye, con enorme delicadeza, evitando los excesos melodramáticos, y una sensibilidad poco frecuente para capturar la cotidianidad a través de una paleta de tonos grises que transforma los sueños dorados en oscuras pesadillas, una tragicómica crónica donde la crueldad de la realidad social se cruza con la más sentimental de las fantasías ficcionales.