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Crítica de "Jolt", con Kate Beckinsale, pocas chispas

Decir que "Jolt" es una inversión femenina de "Crank, veneno en la sangre" suena más divertido de lo que la película resulta.

martes 27 de julio de 2021

En Crank (Crank, 2006), el héroe debe generar adrenalina constantemente para no sucumbir al “veneno en la sangre”. En Jolt (2021), la heroína se administra electroshocks para sedar las ráfagas de esteroides que su cuerpo produce ante la menor provocación, desatando una violencia asesina. Uno potencia sus habilidades. El otro las reprime.

A la premisa le falta conflicto. No porque a Lindy (Kate Beckinsale) le falten hombres para matar a patadas en su búsqueda de venganza, sino porque no hay tensión entre las peculiares restricciones del personaje y lo que quiere. La furia asesina que la condiciona no es la causa de ninguno de sus problemas pero la solución a todos. Lo excitante sería verla lidiar con una situación que dependa de mantener calma, como desarmar bombas o tramitar la devolución de impuestos.

Sin conflicto no hay tensión ni hay oportunidades humorísticas, perjudicial para una película de acción con pretensiones cómicas. La comparación apta es Mentiroso Mentiroso (Liar Liar, 1997) con ¡Sí Señor! (Yes Man, 2008). Un abogado que quiere mentir pero está forzado a decir la verdad resulta gracioso. Si un prestamista bancario quiere decirle sí a todo y así lo hace, ¿dónde está el conflicto? Jolt es al género de acción lo que el Jim Carrey crepuscular es a la comedia.

La acción es efímera y mediocre. Consta de coreografías en las que el centro de atención es la espalda y la peluca de la doble de Kate Beckinsale (o bien han sido filmadas con la vergüenza de semejante artimaña). Por lo demás, la actriz aporta toda la gracia y el carisma que el escueto guión le permite. Aparenta como pocas el glamoroso perfil de una estrella de acción. Como Milla Jovovich, ha armado su fama a base de buenos vehículos pero rara vez buenas películas.

La trama es irrelevante, capaz de ser totalmente predecible sin tener ningún tipo de sentido. Aún dentro del verosímil absurdo que presenta el film nada de lo que ocurre en él resulta creíble. Hasta los sets son transparentemente falsos. Y resumida la vida de la protagonista en los primeros minutos del film, blanqueando todos sus misterios y ahorrándonos el placer de descubrir nada por cuenta propia, parecería que nos toca la sección menos entretenida y relevante de su vida.

De vez en cuando se vislumbran viñetas - ya sean flashbacks o fantasías de violencia catártica - en las que Lindy desata su furia sobre los especímenes más irritantes de la cotidianidad citadina. ¿Cuánto más interesante parece esa película que asoma entre escenas? ¿No sería divertido ver su desarrollo y, para variar, las consecuencias? Es imposible no fantasear entonces con una versión de la historia que haría buen uso de su ardid central y permitiría realizar el potencial salvaje y excitante de su electrizante heroína.

3.0
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