Debut en el documental del director de "55 pastillas"

Sebastián Muro revisa su historia familiar en "Rafa, su papá y yo"

“Es una película que los protagonistas son varones, pero todo el tiempo esta cuestionando el lugar que tuvieron como padres, como parejas y ahí puede haber una reivindicación de las figuras de mi madre y de mi abuela”, cuenta a EscribiendoCine.

Sebastián Muro revisa su historia familiar en "Rafa, su papá y yo"
Sebastián Muro
Sebastián Muro
miércoles 07 de abril de 2021

El productor y realizador bucea en su propia historia para descubrir detalles de la vida de su padre y su familia que desconocía, en una semblanza íntima y potente.

¿Cómo pasaste del ejercicio de la facultad al largo?
Fue algo progresivo, que se fue dando y que tuvo un par de momentos claves. Primero, tuvo mucho que ver cómo fue recibido el material en la clase por parte de mis compañeros y de los tutores del proyecto Rodrigo Moreno y Juan Villegas. Ellos fueron los primeros en decir “acá hay un personaje, acá hay una posible historia, una posible película”. Por suerte esto paso de entrada, con el primer material que filmé, que es el primer material que aparece en la película. Después de esto continúe filmando, mucho, por varios años. Más que nada lo filmaba a Rafa en su ámbito laboral, pero no sentía que tuviera una película, no sentía que la película estuviera ahí. Creo que el último paso fue detectar que yo también iba a ser un personaje y que la historia que quería contar no era la de mi padre y su vida laboral, sino la mía propia, mi vínculo con él y de toda mí familia.

¿Qué cosas no sabías de tu padre antes de la película y que descubriste haciéndola?
No sé si hay algún dato particular que me haya enterado mientras filmaba. Si entendí muchas cosas, nuestro vínculo cambió mucho. Filmar la película fue conectarnos de otra manera, más profunda. Si lo vi, a lo largo del proceso, atravesar muchos momentos de incomodidad, de desconcierto. Algo no muy común en él. Hay una escena en la película en la que estamos en el aeropuerto yendo a Perú a conocer a un montón de primos y tíos que nunca habíamos visto. Entonces Rafa me dice que no entiende si los quiere ver, o por qué los tiene que ver. Hubo algo de miedo, de esa duda, que existía en esa confesión que nunca lo había visto en él.

¿Cómo fue el plan de rodaje con él?
Al principio hubo un alto grado de improvisación con respecto a eso. Como dije antes las primeras filmaciones estaban centradas en su trabajo como organizador de eventos. Entonces filmé muchas reuniones, eventos, negociaciones. Después empecé a filmar reuniones familiares. Iba con la cámara a cada cena, almuerzo y encuentro con mi padre y con toda mi familia. A medida que iba entendiendo qué es lo que quería filmar, mí ojo se iba afilando y apuntaba a que se trataran ciertos temas. Así es que empecé las entrevistas, a mi mamá, mi abuela, mi hermana. Hasta que en un momento surgió la idea del viaje a Perú y ahí todo cobró fuerza. Previo al viaje empecé a editar, para entender que había que buscar en el viaje. A partir de lo que editamos se empezó a armar la estructura de la película. Incluso después del viaje se siguió filmando. El rodaje siguió hasta las últimas semanas de edición. Fue un proceso muy dinámico que se dio gracias a la escala de la película.

En la propuesta, se desliza un mensaje anti machista, a partir de comentarios de tu padre, y la construcción de las figuras de mujeres fuertes como tu madre, tu abuela, tus hermanas, ¿cómo fue descubrir ese costado del relato, que además en el título no anuncia nada de esto?
Me interesa mucho esta lectura que hacés porque fue algo que en la sala de edición se debatió mucho con las dos montajistas de la película. La pregunta era cuantos de esos comentarios dejar, cuanto mostrar esa faceta de mi padre. La idea era no juzgar esas actitudes o comentarios de Rafa de manera directa, pero si dejarlos como una construcción de un personaje en toda su complejidad. No había pensado lo de las figuras femeninas en la película. Es una película que los protagonistas son varones pero todo el tiempo esta cuestionando el lugar que tuvieron como padres, como parejas y ahí puede haber una reivindicación de las figuras de mi madre y de mi abuela.

¿Cómo fue navegar por el archivo personal y desde allí reconstruir el pasado?
Las fotos que aparecen en la película siempre fueron parte de mi vida. En la casa de mi abuela había una caja de fotos que siempre me encantaba mirar y ahí aparecía mi padre en todas sus facetas, en todo su glamour noventoso. Fue muy lindo poder usar ese material. Con respecto a los videos es todo mérito de Rafa, que unos años antes a que yo empiece a filmar la película digitalizó muchos VHS y Súper 8. Esto permitió contar con un muy buen material de archivo que fui descubriendo mientras hacia la película.

¿Qué recuerdos tienen de su abuelo? ¿cómo es que  llegó a trascender tanto profesionalmente y no así en sus vínculos y relaciones?
De grande lo vi dos veces, en sus últimas dos visitas a la Argentina. Fueron también las dos últimas veces que mi viejo lo vio. La construcción que yo tengo de él proviene de las historias que me contaron mi papá, mi abuela y mis tíos. Con todo esto se fue creando en mi cabeza una especie de mito. La película en parte intenta contestar esa pregunta, que se la hace Rafa en una de las entrevistas, ¿Por qué no pudo ser un buen padre? Creo que había algo de su historia personal, de su crianza, de su forma de vivir que iba en contra de las figuras femeninas fuertes, por eso nunca pudo recuperarse de que mi abuela se quiera separar, era algo impensado para él que venía de una familia muy tradicional del norte de Perú. La teoría, que hablamos con mi papá en la película, es que el odio que él tenía con mi abuela fue una de las causas del alejamiento de sus hijos. También en Perú me contaron muchas historias de otros padres de la familia y era muy común el abandonar a sus hijos, el dejarlos con las mujeres o con algún otro pariente. Hay un medio hermano de mi papá, que no aparece en la película, que fue criado por su tío y esto era totalmente aceptado por todos sin cuestionamiento alguno. Para nada intento justificar a mi abuelo, pero hacer la película me hizo comprender mucho más su historia personal y que lo llevo a tomar ciertas decisiones.

¿Con qué te gustaría que se conecte la gente en el relato?
Creo que la película puede funcionar como un espejo para que todos miremos hacia adentro nuestro y de nuestras familias. De las estructuras invisibles que no se cuestionan pero que si influyen muchísimo en nuestra vida. Yo logré, a través del cine, que se hable en mi familia de cosas que estaban silenciadas, de cosas que nunca se habían cuestionado y eso trajo un alivio muy grande. Espero que la gente que vea la película puede mirar al interior de sus familias y pensar en esos vínculos que siempre cargan con algo.

¿Estás con algun nuevo proyecto propio o ajeno, produciendo?
Como director estoy desarrollando mi primer largometraje de ficción, que continúa la exploración del mundo de la música electrónica porteña, en línea con mi cortometraje 55 pastillas (2015), estrenado en el Festival de Venecia. Espero poder contar más al respecto de esto pronto. Después con mi productora, Nevada Cine, estrenamos este año, también en Puentes de cine, La cima del mundo, segundo largometraje de Jazmín Carballo. Y la semana pasada recibimos la noticia de que ganamos un premio de postproducción en Cine en construcción de Toulouse para poder terminar La Barbarie dirigida por mi socio Andrew Sala. Proyecto que por suerte pudimos filmar a finales de 2019 antes de la pandemia.

¿Sensaciones de estrenar online?
La verdad que con positivas. A pesar de no poder estrenar en salas, las plataformas online ofrecen una gran oportunidad para que las películas se vean en este contexto tan hostil para el cine. Ojala que pronto puede también complementarse con alguna proyección.

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