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Crítica de "Candomberos de dos orillas", de Ernesto Gut

El candombe es una expresión musical de origen africano que llegó al sur del continente de la mano de los esclavos que fueron traídos a estas tierras. Símbolo de festividad y de religiosidad, el candombe también se convirtió en un grito de rebeldía contra la opresión. La película de Ernesto Gut, nos cuenta su historia, su surgimiento y su popularidad en los conventillos pobres del Uruguay y su posterior desembarco en nuestro país.

Crítica de "Candomberos de dos orillas", de Ernesto Gut
miércoles 27 de marzo de 2019

La reconstrucción del nacimiento del candombe en esta zona del continente, se va armando a través del relato de algunos de sus protagonistas. Pero ese relato es anárquico, lo que dificulta su comprensión. Al documental le falta una estructura narrativa, un armado de la historia o de una cronología que le otorgue un contexto o una sistematización a lo que nos están contando.

A esta falta de organización del relato, se le suma un llamativo descuido de los rubros técnicos: numerosas escenas están fuera de foco, la cámara en mano por momentos marea al espectador, la edición de sonido es deficiente y el montaje resulta aleatorio y caprichoso. Puede parecer una ironía que precisamente un documental que cuenta la historia del candombe, de lo que más adolezca es de falta de ritmo. El ritmo le hubiera aportado a la película, la organización del hilo discursivo, contribuyendo a hacer perceptible y entendible la estructura del relato.

Sin perjuicio de ello, el descubrimiento de diversas historias desconocidas sobre el candombe, como la persecución política que sufrieron sus músicos, el éxodo de muchos candomberos uruguayos a la Argentina, y la reflexión sobre los negros como los “primeros desaparecidos” de nuestra historia, prevalecen por sobre las deficiencias técnicas de la película.

Tal vez involuntariamente, el realizador a través de este mosaico de relatos, logra dar un panorama multifacético del pasado y de la actualidad del candombe. Porque esas voces, esas historias, son las que mantienen vivo el espíritu de aquellos esclavos africanos. Como cantaba Zitarrosa en “Candombe del olvido”: “... el candombe no olvida, y renace en cada herida de palo del tambor, con alma y vida...”.

4.0
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