Entre dos sexos

The Assignment

Ni a Ed Wood se le hubiera ocurrido hacer un abordaje tan particular de un cambio de identidad sexual. Resulta que The Assignment (2016) propone el cambio de sexo involuntario de un asesino a sueldo. Michelle Rodriguez es Frank Kitchen y esto es sólo el comienzo.

The Assignment
miércoles 19 de abril de 2017
El veterano realizador Walter Hill (48 horas, Entre dos fuegos) se caracteriza por el trabajo desde el género. Acción, western, policiales, son su especialidad. Tanto conoce sus estructuras, fórmulas y personajes que se anima a transgredir sus bases, modificando de manera experimental la forma cinematográfica de sus relatos.Tal es así que toma a Michelle Rodriguez y Sigourney Weaver, dos actrices claramente identificadas con el género de acción –podemos decir que es por sus rasgos masculinos- para protagonizar la película y despachar a unos cuantos hombres mediante balas (Rodríguez) o su inteligencia (Weaver). Claro, si pensamos la película desde las reglas del género se excede en delirio, sobrepasa expectativas y deja al espectador buscando coherencia en la incoherencia. Pero vayamos al argumento: una doctora (Weaver), cirujana plástica, experimenta con los cuerpos. Cuando su hermano es asesinado por Frank Kitchen (Rodríguez) lo atrapa y le realiza un cambio de sexo contra su voluntad. Frank se despierta con el cuerpo desnudo de la siempre atractiva Michelle Rodriguez, quién comienza a reflexionar en sus voz narradora grave (propia del cine negro) sobre su identidad mientras busca venganza.La forma del relato también sufre saltos y modificaciones. Comienza con la estructura de Los sospechosos de siempre (The Usual Suspects, 1995), con la doctora siendo interrogada por los motivos de su detención psiquiátrica, dando pistas y nombres que no sabemos sin son verídicos o no para el flashback que recuenta los hechos. Estos flashbacks son protagonizados por el personaje transgénero de Rodríguez, y dividido en capítulos separados por una imagen que adopta la forma gráfica de un animé. No será tan evidente como en La ciudad del pecado (Sin City, 2005) pero la fantasía se hace presente mediante dicho recurso.Ed Wood hizo Glen or Glenda (1953), un extraño melodrama sobre un travesti en plena década del cincuenta. Película rara, experimental y condenada a la clase B más marginal. El cine de Walter Hill va por ese carril, el de la marginalidad. Experimentando con el género de la misma forma que la doctora que interpreta Weaver lo hace con los cuerpos. “Falté a la ley pero algún día reconocerán mi genio” dice la doctora. De Hill se puede decir lo mismo.
6.0
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