Sleeping beauty: La bella durmiente

Lucy (Emily Browning) es una joven estudiante que necesita dinero para pagar sus cuentas. La vemos utilizando su bello y angelical cuerpo en cuanta práctica física se le presente: pruebas médicas, prostitución y un extraño servicio de una casa de citas vip para señores ricachones, en donde se presta durmiendo, drogada e inconsciente a los placeres ocultos de los clientes. Por tal, el título del film La bella durmiente.La primera aclaración que hay que hacer es que la película se vende como un film erótico y no lo es. Nada más alejado del erotismo que las prácticas sexuales filmadas a distancia y con una cámara fija que hace testigo frontal al espectador de los hechos. Amén de que las escenas son cortadas  cuando el acto está por concretarse. Se escamotea información para inducir controversia. Aquello que no se dice, aquello que no se muestra, es el núcleo de la tensión en el film.La conducta errante de la protagonista nos conmueve pues su pequeño y angelical rostro, se contrapone con las inhumanas prácticas a las que supuestamente se somete. En este contraste está la perversión corporal que Sleeping beauty: La bella durmiente plantea: una dulce chica al parecer indefensa, entregada físicamente a los abusivos tratos que permite el poder.La dominación recibida sobre su cuerpo la lleva a perder el control sobre sí misma. No sabe que le sucede mientras duerme en la casa de citas. La información que se le escamotea al espectador tampoco la recibe la protagonista, dejando un sabor perturbador.No hay mensaje ni moraleja en la película, pero promueve una sensación de impotencia latente. Y con eso alcanza para no dormirse hasta el final.