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Crítica de "Atlas": Jennifer López contra la (des)inteligencia artificial

La película dirigida por Brad Peyton y escrita por Leo Sardarian y Aron Eli Coleite, no sólo toma prestado de todas las películas sobre inteligencia artificial existentes, sino que lo hace de manera burda, acompañada de efectos visuales espantosos.

sábado 25 de mayo de 2024

Atlas (2024) es una cartografía de todas las producciones sobre IA, con James Cameron como principal influencia.

Jennifer López interpreta una versión femenina de John Connor en esta producción futurista de trazo grueso. Ella es una analista de datos que no confía en la IA a quien se le encarga la misión de capturar a un robot renegado de aspecto chino (Simu Liu) que manipula las inteligencias artificiales para exterminar a la humanidad.

Sin mucho preámbulo, Atlas Shepherd (J Lo) deja su colorida ciudad que recuerda a El quinto elemento (Le Cinquième Élément, 1997) y se embarca hacia el planeta donde se esconde el villano androide asiático con quien comparte un pasado. Para enfrentarlo toma otro robot como armadura, una mezcla entre la coraza utilizada por Sigourney Weaver en Aliens: El regreso (Aliens, 1986) y el robot villano de Robocop (1987). La pantalla de diálogo con el androide es similar a la de HAL en 2001: Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968). A su vez, el líder de las inteligencias artificiales se regenera como el T-1000 de Terminator 2: El juicio final (T2 - Terminator 2: Judgment Day, 1991). Y las referencias/hurtos continúan en un interminable listado.

Es cierto que ya todo fue inventado en materia audiovisual y solo queda hacer guiños conscientes a un espectador avezado. Sin embargo, en Atlas no hay ninguna intención de rendir homenaje a las películas citadas. Todo se presenta con poco ingenio y una constante reiteración de tópicos vacíos de sustento argumental.

Este tipo de relatos suelen invitar a reflexionar sobre la condición humana, como en 2001: Odisea del espacio o Terminator. Nada de eso sucede aquí, donde cada imagen e idea no tiene otro propósito que la primitiva lucha del bien contra el mal, realizada con oportunismo de época y sin el más mínimo cuidado para que al menos se vea bien en pantalla. Los efectos visuales son lamentables para una película fea, no solo estéticamente, sino también conceptualmente.

En esta legendaria lucha entre seres humanos y máquinas, las inteligencias artificiales están lejos de serlo. Tal vez sería más adecuado, en este caso, hablar de estupidez artificial.

3.0
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