77 Festival de Cannes - Competencia Oficial

Crítica de "Marcello Mio": Chiara Mastroianni se sumerge en el papel de su padre

"Marcello Mio" (2024), dirigida por Christophe Honoré (Canciones de amor, Habitación 212, Invierno en París), sigue a Chiara, una joven actriz de renombre que busca convertirse en su padre, un tal Marcello.

Crítica de "Marcello Mio": Chiara Mastroianni se sumerge en el papel de su padre

La película trata sobre Chiara, una joven actriz muy conocida (su apellido es Mastroianni), ¡sí! como el gran actor italiano, pues es su padre. Chiara interpreta a un personaje femenino que sube a la famosa Fontana di Trevi, en Roma. Mientras cae agua sobre su cabeza, la directora no para de gritarle: “¡Gira la cabeza! ¡Por la derecha! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Tienes que usar la escalera para ir a la parte alta. ¡Mira a la cámara!”

La directora tiránica se calla una vez que la escena está filmada, transformándose en una ayudante cariñosa. Le da besos y grita de felicidad. Sin embargo, Chiara se siente manipulada y sale muy triste. Al regresar a casa, algo muy extraño le sucede: se mira en el espejo y ve su cara mezclada con la de su padre, como si usara una de esas máquinas que transforman una cara en otra. En su propio rostro aparece el de su padre, en el blanco y negro de los recuerdos antiguos. Chiara extraña mucho a su padre y siente profundamente su ausencia. Decide ser Marcello, su padre, no disfrazarse de él, sino descubrir el ser profundo de este padre que la llamaba en italiano “la polpeta” (albóndiga mía).

El resultado es impresionante; Chiara se compone una cara muy semejante a la de su padre. Con el cabello, la chaqueta negra y la camisa blanca, “sólo le falta un bigote fino,” según sus amigos. ¡Y decide tener bigote! Anda por la ciudad, más fantasma que cuerpo con alma, mirando todo con otros ojos y atrayendo a los perros callejeros, como su papá. Conoce a un hombre que quiere lanzarse desde un puente al río Sena. Se hacen amigos, pero él prefiere a Marcello antes que a Chiara.

El personaje de Marcello se instala, pero la pregunta fuerte proviene de su madre, la estrella del cine francés Catherine Deneuve. Todo esto le parece una locura, pero una locura sana, algo como una búsqueda cariñosa.

Toda la primera parte de la película es muy poderosa y presenta bien a un grupo de amigos que son caras muy conocidas del cine y la música en Francia. Sin embargo, el tema se pierde un poco con el tiempo, como si los personajes alrededor de Chiara la buscaran en un antiguo estudio de cine, desde el centro de Roma hasta un pueblito en la costa. Un balneario al estilo popular, como en varias películas de los años cincuenta.

Al final, aquel viaje imposible da lugar a una película imposible. Excepto por el mundo cerrado de la locura. El hecho de que todos los amigos vengan desde París a buscar a Chiara para decirle que la quieren mucho, dibuja un final feliz como en un musical o un cuento de hadas. Ahí están los límites de este film.

Con Chiara Mastroianni y Catherine Deneuve, el reparto es fabuloso y de gran interés para quienes conocen el cine europeo: Fabrice Luchini, Nicole Garcia, Benjamin Biolay, Melvil Poupaud, Hugh Skinner, con la participación de Stefania Sandrelli.

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