Crítica de “Dogman”, Luc Besson y el hombre de la manada de perros

El 2023 fue un gran año para el cine, de los mejores que llevamos en el corriente siglo. Tuvimos grandes películas y series, tanto dentro del cine pochoclero como en el cine menos convencional. En ninguna de las dos categorías termina entrando Dogman (2023), esta cinta que nos presenta un antihéroe con una historia familiar muy dura y marcada por la tragedia.

Protagonizada por Caleb Landry Jones (Douglas), quien da vida a un personaje sumamente profundo y complejo de una manera increíble. El resto del cast casi no existe, los verdaderos protagonistas son los perros, una especie de jauría que adoptan a Douglas como uno de ellos.

Dogman empieza bien, con una idea clara y original. Entrando al segundo acto decae, un poco por el lado narrativo y otro poco porque su originalidad comienza a irse por las ramas de lo cómico. Cuando los perros ya empiezan a comportarse como criminales profesionales, uno dibuja su límite y pasa de esperar algo “coherente” a simplemente disfrutar de lo que la película ofrece.

Funciona muy bien el personaje de Douglas y todos sus vaivenes, no tanto las escenas de “acción” ni los perros. En muchos momentos su locura recuerda a Joaquin Phoenix en Joker (2028), dado que Douglas también suele usar maquillaje frecuentemente.

No es necesariamente una película que destaque sobre el resto pero es entretenida y plantea algo no tan trillado. De todas maneras, es preferible un film que falle por arriesgarse que otros que simplemente repiten una estructura sin aportar absolutamente nada nuevo al género.