Crítica de "Chien de la casse", la ópera prima de Jean-Baptiste Durand premiada en el My French Film Festival

En un apacible pueblo del sur de Francia, Dog y Mirales, dos amigos de la infancia, pasan sus días sin mayor objetivo que disfrutar de la calma rural. Sin embargo, la monotonía de su existencia se ve interrumpida con la llegada de Elsa, una joven que irrumpe en sus vidas como un rayo de luz en un día nublado. Con su presencia, se despiertan emociones dormidas y se encienden pasiones latentes.

Dog, cautivado por la frescura y el encanto de Elsa, se sumerge en un romance que lo lleva a descubrir nuevas facetas de sí mismo y a experimentar un amor que lo transforma. Sin embargo, para Mirales, la llegada de Elsa representa un desafío, una amenaza que pone a prueba la solidez de su amistad con Dog y los sentimientos que realmente alberga hacia él. Los celos, la represión sexual y la inseguridad comienzan a corroer su relación, tejiendo una red de tensiones y resentimientos que amenaza con romper el vínculo que los une.

En medio de este torbellino de emociones, Dog y Mirales se ven enfrentados a sus propias limitaciones y a las complejidades del amor y la amistad. A medida que el tiempo avanza, la dinámica entre los tres se transforma, llevándolos a explorar los límites de sus deseos y aspiraciones. En esta travesía hacia la madurez, se desentrañan secretos, se enfrentan miedos y se forjan nuevas alianzas, en un proceso de autodescubrimiento que los marcará para siempre.

La película destaca por su capacidad para capturar la esencia de la vida en la campiña francesa, utilizando una paleta visual rica en detalles y una atmósfera envolvente que sumerge al espectador en el mundo de sus personajes. La actuación del elenco, liderado por Anthony Bajon, Raphaël Quenard y Galatéa Bellugi, es loable en su profundidad y sutileza, brindando vida a personajes complejos y multidimensionales.

Uno de los aspectos más intrigantes de Chien de la casse es su exploración de la dificultad de la comunicación, especialmente entre hombres. Durand nos muestra cómo el silencio y la falta de expresión pueden ser tan elocuentes como las palabras, y cómo la verdadera comunicación requiere no solo hablar, sino también escuchar y comprender.

Chien de la casse no solo narra un amor ambiguo, celos posesivos y represiones sexuales, sino que también ofrece un profundo retrato de la complejidad inherente a las relaciones humanas y del arduo camino hacia la aceptación y el perdón.