Crítica de "Mil uno" (A Thousand and One): La película revelación del año que ganó en Sundance

El relato, que se desarrolla entre 1994 y mediados de la década de 2000 con  Rudy Giuliani  y Michael Bloomberg como alcaldes, se centra en la evolución de la relación central entre Terry e Inez frente a la asfixiante expansión y transformación urbanística de Nueva York, resaltando la autenticidad y la intensidad emocional propia de los mejores melodramas.

Rockwell utiliza una serie de recursos expresivos cinematográficos para transformar una pequeña historia de dificultades y decisiones apresuradas en un retrato admirable de supervivencia, determinación e ingenio. La narrativa se sumerge en una profunda exploración de los elementos que definen los vínculos familiares y la resistencia inherente de las comunidades marginadas en el contexto de una de las urbes más desafiantes de Estados Unidos. Mil uno se convierte así en un profundo testimonio del amor maternal y familiar, donde la actuación excepcional de Teyana Taylor confirma su estatus como auténtica estrella de cine.

Mil uno se destaca por su sofisticada dirección y una imaginativa representación visual que captura la belleza y vitalidad de la ciudad, así como las luchas económicas específicas de los afroamericanos de clase media-baja. A pesar de algunos roces con el ritmo de los personajes, la visión de Rockwell resulta encomiable, ofreciendo una crítica sutil del Sueño Americano y mostrando cómo para algunas familias este sueño puede resultar inalcanzable.

Rockwell no solo demuestra su destreza al eludir los clichés inherentes a narrativas similares, construyendo una obra honesta, sino que también se erige como un debut excepcional. Mil uno resuena con la vibrante energía característica de la ciudad de Nueva York en la década de los 90, capturando de manera evocadora la complejidad y la dinámica única de esa época, más allá de la dureza que implica la tragedia retratada.