Crítica de “Malqueridas”, memoria colectiva de la maternidad carcelaria

En los últimos tiempos, los documentales latinoamericanos funcionan como un espacio para denunciar, movilizar y visibilizar temáticas que son necesarias y que, por lejanía o ignorancia, desconocemos. Malqueridas (2023), a primera vista, podría parecer un simple documental carcelario. Sin embargo, su potente resolución no permite encasillarla.

Compuesta íntegramente de videos grabados con celulares por las propias protagonistas dentro de la cárcel, la película narra diversas historias atravesadas por la maternidad y el amor. Una obra que funciona como una memoria colectiva de una comunidad de mujeres que sufrieron (y sufren) el abandono y la vida tras las rejas.

Tana Gilbert hilvana un relato de imágenes verticales para mantener la naturalidad de esos registros y la visión de las prisioneras (las ventanas de las cárceles chilenas también son verticales). Junto a varias voces femeninas que acompañan lo visual, y una potente utilización del sonido para iniciar y finalizar, Malqueridas protege las herramientas típicas de la pieza documental a través de la coherencia y lo emocional.

Si bien peca de repetitiva y extensa pese a su duración de 74 minutos, habrá momentos que te dejarán sin aliento. Estremecer al espectador con algo que en la previa podría desconocer es el gran acierto del largometraje.