Crítica de “Nyad”, la inspiradora historia de una hazaña con Annette Bening y Jodie Foster

Nyad (2023) es una clásica historia de superación personal, de esas que buscan emocionarte sobre el final. Lo maravilloso de este tipo de relatos es que uno reconoce sus trucos para tocar la fibra sensible que provoca las lágrimas y, si está bien hecho como en este caso, termina entregándose a la conmovedora historia de la mano de sus protagonistas.

Cuando la nadadora Diana Nyad (Annette Bening) decide ser la primera persona en cruzar nadando desde Cuba hasta Florida, se preguntan en la televisión ¿por qué una mujer a su edad está dispuesta a someterse a tremendo padecimiento? Una pregunta que será la clave de la historia, los motivos de la protagonista.

Diana Nyad intentó hacer la hazaña a sus 28 años (en 1978) y no lo logró. Ya retirada de la disciplina y sin encontrar otro motivo que demostrar y demostrarse que puede hacerlo, decide a los 60 realizar el reto. Serán fundamentales su entrenadora y amiga personal (Jodie Foster), el conductor de la embarcación que estudia las mejores rutas marítimas para la ocasión (Rhys Ifans) y el resto del equipo. Pero no será sencillo, medusas, tiburones, sudestadas, serán algunos de los obstáculos en su camino.

En cuanto al desafío deportivo, la película dirigida por Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin hace foco en la determinación de la protagonista, al reiterar una y otra vez que el cuerpo tiene que responder pero para eso será fundamental el poder de la mente. Esa idea del “si se quiere, se puede” llevada a un extremo absoluto. Pero también el film es la historia de dos mujeres y una fuerte amistad, representada de manera solvente por Bening y Foster. La química de ambas actrices para componer mujeres con caracteres fuertes, aguerridas y dispuestas a todo es sensacional. Hacen que sus arrugas sean verdaderas cicatrices de guerra que en vez de su edad expresan su coraje.

Nyad construye con este vínculo la fuerza del poder femenino, con su unión, su tenacidad y garra ejercida contra viento y marea (nunca mejor dicho). Mujeres solitarias, entrando en la tercera edad y que sufrieron abuso en su juventud, para justificar que la adversidad en vez de doblegar sus cuerpos y mentes las han  fortalecido aún más.

Estamos ante la clásica historia de superación personal, pero una que hace todo bien, sabiendo cuándo tocar la partitura correcta (el músico es Alexandre Desplat, responsable de las encantadoras melodías de Wes Anderson), cuando recurrir a efectos visuales para transmitir sensaciones debajo del mar y cuando intercalar imágenes de apoyo y afecto entre los personajes. Esos entrañables sujetos con los que uno estaría dispuesto a compartir varias hazañas más.