Crítica de "The Dead Don't Hurt", Viggo Mortensen y un western con altibajos

En The Dead Don't Hurt  seguimos a Olsen, interpretado por el propio Mortensen, un valiente carpintero/vaquero que se enamora de Vivienne, encarnada por la habitualmente excepcional Vicky Krieps. Aunque se le ha etiquetado como un "western feminista" no le hace justicia, ya que más bien se trata de un western que evita los estereotipos machistas.

La película presenta una narrativa no lineal que inicialmente resulta intrigante y refrescante. Sin embargo, con el tiempo, esta aproximación parece entorpecer la trama, forzando situaciones que podrían haberse desarrollado de manera más natural y privando a los personajes de la profundidad que merecen. Algunos de los personajes se convierten en arquetipos unidimensionales, a veces emocionantes y a veces carentes de autenticidad. El villano principal, en particular, se convierte en una caricatura que interrumpe de manera desafortunada la relación romántica entre Mortensen y Krieps.

La verdadera fortaleza de la película reside en la química innegable entre ambos actores. The Dead Don't Hurt explora temas románticos sin caer en el melodrama, y sus diálogos y las acciones de los protagonistas logran conmover al público. La película destaca por su capacidad de alternar entre diferentes idiomas, tanto en la producción, que involucra a un equipo y elenco de diversas nacionalidades, como en el diálogo de los personajes, que son migrantes, soldados y forajidos. Esta diversidad lingüística agrega un elemento histórico y representativo a la trama, lo que enriquece la experiencia.

En términos de su aspecto de western, la película cumple con las expectativas. La violencia es intensa desde el emocionante inicio, manteniendo al espectador en vilo. Sin embargo, en cuanto a la narrativa, ya sea desde una perspectiva feminista o dramática, la película muestra ciertos altibajos. El desenlace parece ser una versión preliminar que necesita más pulido, pero lamentablemente no lo obtiene.