Festival de Morelia

"Todos somos extraños", Andrew Haigh y las sombras del pasado

"Todos somos extraños" (All of Us Strangers, 2023) es la última obra de Andrew Haigh que fue presentada en el Festival de Morelia.

La película se centra en Adam (Andrew Scott), un guionista que comparte un edificio en Londres con Harry (Paul Mescal), otro residente solitario, cuyo oficio se mantiene en la oscuridad, pero se intuye que lucha contra el alcoholismo. En este contexto de soledad, sus caminos se cruzan y se desarrolla una intensa relación amorosa, que podría haber sido hermosa y eterna si no fuera por la inestabilidad emocional de Adam, causada por la muerte de sus padres cuando era niño.

La trama se desencadena cuando Adam decide regresar a su hogar de la infancia en busca de material para su guión, lo que lo lleva a reencontrarse con sus padres, quienes aparecen más jóvenes de lo que deberían, recordándolo de la edad en que fallecieron. La película juega con la mente del espectador, aunque, lamentablemente, no deja mucho espacio para la interpretación personal, lo que hace que su aspecto onírico se pierda a medida que se acerca al final. Esta es posiblemente la principal debilidad de la película, ya que lo simbólico se convierte en una revelación narrativa que puede restar profundidad a las emociones transmitidas.

A pesar de este inconveniente, Todos somos extraños es impactante y trágica, con personajes que te llegan al alma. Explora temas profundos como el duelo, la frontera entre la ficción y la realidad, la homosexualidad, la proyección de figuras parentales ausentes en nuestras relaciones amorosas, la soledad y cómo dos personas solitarias pueden ayudarse mutuamente. Sin embargo, el final de la película desafía muchas de las concepciones esperanzadoras que el espectador podría haber imaginado.

Las actuaciones son sobresalientes, especialmente la de Paul Mescal, cuya representación de Harry como un joven con una expresión triste es impresionante. Mescal demuestra ser uno de los mejores actores de su generación, especialmente en la interpretación de personajes perdidos y atormentados. Por otro lado, Andrew Scott encarna a Adam de una manera excepcional, transmitiendo de manera contagiosa su paranoia y sus manierismos de niño, lo que agrega un elemento teatral fabuloso a la película.

Todos somos extraños es una película que nos conecta con la idea de la ausencia y la presencia de los seres queridos fallecidos. Nos hace reflexionar sobre nuestras expectativas y cómo estas afectan nuestra búsqueda de identidad y nuestras relaciones humanas. Aunque la película tiene sus desafíos interpretativos y un final que puede ser descorazonador, la calidad de las actuaciones y la dirección de Haigh hacen que valga la pena verla. Esta película deja una impresión duradera y plantea preguntas profundas sobre la condición humana.

Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS