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Crítica de "Los adioses", Natalia Beristáin y la resonancia de una voz feminista

Natalia Beristáin regresa a la dirección después de su sensible película "No quiero dormir sola" (2012) y lo hace de manera magistral, una vez más centrada en el universo femenino. En esta ocasión, la directora se acerca a la vida de Rosario Castellanos, una de las figuras más importantes de la literatura mexicana, enfrentando los desafíos que implica realizar un largometraje basado en la vida de un personaje histórico.

jueves 15 de junio de 2023

Con un guion escrito por María Renée Prudencio y Javier Peñalosa, Los adioses (2017) evita hábilmente repasar los eventos más conocidos de la vida de su protagonista. Con una visión elegante y comprometida que se mantiene a lo largo de toda la película, Beristáin decide acertadamente delimitar la historia de su personaje y crear, en lugar de un documento informativo, una cautivadora historia de amor. Es la historia de una mujer apasionada y fascinante.

La película se centra en la relación de Castellanos con Ricardo Guerra y la directora desarrolla dos momentos esenciales en la vida de la autora: su juventud en la universidad, interpretada por Tessa Ia, y su etapa adulta, encarnada por Karina Gidi. Ambas actrices realizan un trabajo notable. Aunque el tiempo dedicado a la etapa juvenil es menor, Tessa Ia logra reflejar el encanto y vigor del personaje, así como la forma en que se fue construyendo el carácter apasionado de la mujer que conoceremos más tarde a través de la valiosa actuación de Gidi.

En cuanto a los personajes masculinos, la calidad no disminuye. Guerra, el profesor de filosofía que será pareja de Castellanos en varios episodios de su vida, está interpretado por Pedro de Tavira y, en su etapa adulta, por Daniel Giménez Cacho. Es entre Gidi y Giménez Cacho que Beristáin logra algunas de sus mejores secuencias. La pasión y el ardor retratados entre ellos son notables; la aproximación a las relaciones amorosas a través de la vida de la autora y los altibajos en su historia en pareja logran dotar a los personajes de una humanidad y cercanía poco comunes en este tipo de películas.

La película se desarrolla con naturalidad y destaca el trabajo de edición de Miguel Schverdfinger, quien presenta en paralelo la etapa juvenil y adulta de la escritora. La estructura propuesta aporta nuevos matices a la historia, mostrando cómo momentos en la vida de la joven Rosario tendrán un eco fundamental en su etapa adulta. El personaje evoluciona de manera satisfactoria y Beristáin nunca teme mostrar a Castellanos como una mujer apasionada pero llena de temores y dudas; una mujer que rechaza el papel impuesto por la sociedad pero que al mismo tiempo va construyendo su voz, cimentando sus ideales en un entorno que insiste en excluirla. El equilibrio entre la vida personal y la obra de la autora es siempre apropiado, y se vuelve imposible separar uno del otro. Llega un momento en que no podemos entender a Castellanos sin Guerra ni a Guerra sin Castellanos, por más complicada que se vuelva su relación.

Con una dirección firme y sutil, Beristáin logra reflejar su amor por el personaje y al mismo tiempo ofrece una historia cautivadora, extraordinariamente interpretada, que invita a descubrir y redescubrir la obra de la artista. La película muestra que detrás de la figura respetada siempre existió la mujer que desafió lo que toda una sociedad consideraba un destino inevitable, logrando una voz fundamental en el feminismo que aún sigue resonando. Los adioses es una película que muestra a Beristáin como una de las voces más interesantes dentro del panorama cinematográfico nacional.

8.0
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