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Crítica de "Super Mario Bros", una experiencia simpática, divertida e inofensiva

Más parque temático que película, apuesta a una montaña rusa de juegos y niveles que sin duda los mandamases de Nintendo encargaron a Illumination, el estudio de animación detrás de la película, sin preocuparse demasiado por cómo hilvanarlos.

viernes 01 de diciembre de 2023

El tono es despreocupado pero el ritmo es aceleradísimo: hay mucho por cubrir y cuánto más rápido suceda, más fácil disimular cuan insignificante es todo.

Mario regresa al cine a 30 años del infame live-action de 1993 con una adaptación que, para bien y para mal, captura fielmente el espíritu de los juegos de Nintendo. La película es naif, colorida, efervescente y promete una atracción distinta a cada minuto. Pero esa misma estética y sensibilidad de parque temático también va de la mano con la frivolidad de la franquicia: Mario es más logo que personaje, el Reino Champiñón es pura escenografía y sus aventuras, por más exhilarantes que sean mientras duran, son rutinas sin importancia.

Hay un vacío de emoción y personalidad en el corazón de Super Mario Bros. que delata la cultura corporativa que lo engendró. Los escenarios son pintorescos, los gags visuales son ingeniosos y hay una cantidad incatalogable de referencias a la propiedad intelectual de Nintendo. La iconografía de la marca está cuidadísima, tan bien realizada como cualquier juego. Pero en sus 92 minutos la película no pierde un segundo en caracterizar personajes, desarrollar ideas o explorar mundos. Está demasiado ocupada tachando la lista de atracciones.

La falta de personalidad alcanza la banda sonora, que decide mezclar los icónicos leitmotiv del compositor Koji Kondo con temas musicales embotellados para emergencias creativas. “I Need a Hero” acompaña un montaje de Mario entrenando. “Take On Me” acompaña a Mario ingresando a un nuevo mundo de fantasía. AC/DC toca mientras los héroes calientan los motores de sus autos de carrera. De todas sus decisiones creativas, la banda sonora es la menos inspirada.

La trama no tiene nada de especial; es decir es la misma con la que cuenta el promedio de los juegos de Mario: el plomero debe defender el Reino Champiñón de Bowser y rescatar a alguien de sus garras. El giro es que esta vez su hermano Luigi es el prisionero en cuestión, mientras que la Princesa Peach comparte la aventura con Mario en modo heroína de acción. En el camino se les unen Toad y Donkey Kong, cuya rivalidad con Mario es más entretenida que la que (apenas) tiene con Bowser, o su tenue romance con Peach, o su culposa devoción hacia Luigi.

Super Mario Bros (2023) probablemente va a encontrar su mejor audiencia entre los más chicos. La trama es básica pero servicial, los paisajes cubistas y surrealistas son un decorado llamativo y los personajes ocupan roles amenos y cómodamente encasillados. Todo personaje que no es Mario o Peach esencialmente es parte del relevo cómico y probablemente el favorito de alguien. En sus momentos más creativos la película experimenta con las bizarras reglas de los videojuegos en busca de humor, pero estos momentos son rápidamente descartados como por déficit de atención. ¿Por qué tanto apuro? No es un speedrun.

7.0
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