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Crítica de “Smile”, terror psicológico con la perturbadora sonrisa de la culpa

Una de las películas de terror de mayor éxito en el 2022 llega a la plataforma Paramount con la historia de una maldición que recuerda a un clásico del cine mudo.

lunes 20 de marzo de 2023

Sonríe (Smile, 2022) es una película de terror psicológico con todas las convenciones del género que, sin embargo, se las ingenia para hacer de la sonrisa, una experiencia terrorífica.

La doctora Rose Cotter (interpretada por Sosie Bacon, hija de Kevin Bacon) presencia el suicidio de una paciente en el psiquiátrico donde trabaja, lo que desencadena una maldición que se apodera de ella. "Veo gente sonriendo" podría ser el eslogan del film, en alusión a Sexto sentido (The Sixth Sense, 1999), ya que el problema que atormenta a la protagonista es ver gente sonriendo de forma siniestra en la oscuridad, lo que la acosa y pone en peligro su cordura y sus relaciones personales. El quid de la cuestión será descubrir los motivos detrás de estas apariciones fantasmales, relacionados con problemas de su pasado.

El tema de la sonrisa como un mal perturbador evoca El hombre que ríe (The Man Who Laughs, 1928), película de Paul Leni basada en la novela de Víctor Hugo, donde el protagonista lleva una mueca de felicidad en el rostro. Aunque aquí la trama se desarrolla en otra dirección, la fuente del gesto es la misma: la culpa oculta detrás de una felicidad forzada y artificial, que oculta un trauma del pasado.

Sonríe recurre a varios lugares comunes del cine de terror, que los fanáticos agradecerán. Sustos, efectos visuales y sonoros impactantes cumplirán las expectativas, pero el final revelador es lo mejor de la película. Un desenlace que eleva el nivel de una propuesta predecible en algunos momentos.

El director y guionista Parker Finn genera extrañeza con los planos que muestran la realidad distorsionada de la doctora Rose en su descenso a la locura (se ve el póster italiano de El descenso de la muerte, de 1969, en el fondo de una escena), utilizando planos cenitales, horizontes aberrantes y movimientos de cámara de 360 grados que dejan la escena patas arriba. Estos recursos formales transforman una película llena de clichés en una historia que, sin destacar demasiado, logra impactar en los momentos adecuados.

6.0
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