Amazon Prime Video

Crítica de "El hijo", Hugh Jackman en un melodrama sobre la salud mental para el olvido

En 2020 Florian Zeller dirigió "El padre" (The Father), adaptando su propia obra de teatro al cine. En 2022 hizo lo mismo con "El hijo" (The Son). La primera película le valió el Oscar como guionista. Deberían quitárselo por la segunda. La experiencia es uniformemente miserable.

miércoles 10 de mayo de 2023

El padre se enfoca en un hombre que padece demencia (Anthony Hopkins en un rol dignamente “oscarizado”) y la película se construye desde su perspectiva, reflejada en las elipses narrativas de su estructura y el uso de actores con identidad cambiante. El hijo en cambio trata sobre un adolescente deprimido y si bien él acapara el foco de la historia, la perspectiva se ancla firmemente (y frustrantemente) en su padre. El resultado es una mirada obtusa de una temática que necesita más introspección de la que Zeller es capaz.

Hugh Jackman interpreta al padre, Peter, recientemente divorciado de Kate (Laura Dern) y casado con la más joven Beth (Vanessa Kirby), con quien acaba de tener un hijo. Está a punto de reiniciar una vida cómoda y despreocupada cuando su ex esposa le hace saber que su hijo Nicholas (Zen McGrath) viene faltando a la escuela. “Me da miedo,” dice. Acto seguido Peter acepta acomodar a Nicholas en su nueva vida, inconsciente del trauma al cual sometió a su primogénito al canjear una familia por otra y en negación de sus más que evidentes ideaciones suicidas.

Peter ha sido traumado a la vez por su propio cruel padre (Hopkins), a quien enfrenta en su única y mejor escena de la película. Podría amputarse del resto y ser su propio cortometraje. Pero los pecados del padre no recaen sobre el hijo así como la Biblia prescribe. Irónicamente, Peter está más preocupado por cuidar su imagen de padre que por atender las necesidades emocionales de su hijo. Esto redunda en un conflicto prolongado y estanco: el hijo no puede comunicar sus problemas y el padre elige ignorarlos o pormenorizarlos, a pesar de su obviedad.

El jaque entre los dos se vuelve tedioso. Los personajes huyen a cualquier intento de empatía. No se entienden a sí mismos ni entre sí mismos. Nicholas no sabe qué le ocurre y Peter insiste en que no le ocurre nada, algo que se extiende más allá del punto de la credulidad. Nicholas falta a la escuela. Miente y roba sin subterfugio alguno. Vivir le pesa, lo atormenta. Su madre teme por su vida. Su madrastra teme por la de su hermanito. Se autolesiona con el cuchillo que esconde bajo la almohada. Descubre cariñosamente un rifle de Chejov. Es increíble que ninguna de estas conductas alarme a Peter, Kate y/o Beth al punto de internarlo en un instituto psiquiátrico.

La decisión de indagar en la salud mental de una persona desde la perspectiva de otra que no solo no la comprende sino que reniega de ella es tan antitética a la labor previa del director, tan cuidadosamente poética y empática, que El hijo parece una parodia melodramática de su obra. Una historia llena de gritos y lágrimas, bien actuada pero ineptamente escrita, en la que a nadie se le ocurre acudir a ayuda profesional hasta que es demasiado tarde y aún entonces la opinión profesional es desestimada a favor de decisiones tan estúpidas que matan el atisbo de la tragedia.

3.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS